sábado, 8 de agosto de 2009

Sífilis y sida reinan entre los travestis



La promotora de salud Valeria Ramírez (izquierda) coordina el centro de atención de FBSA en Constitución
Foto: LA NACION / Fabián Marelli

Estudio en la Capital
Sífilis y sida reinan entre los travestis
La expectativa de vida es de apenas 40 años

Noticias de Ciencia/Salud: Viernes 7 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa
Fabiola Czubaj
LA NACION

El primer estudio local sobre el estado de salud de la población con una identidad de género distinta del sexo biológico, travestis, transexuales y transgéneros, revela una prevalencia de hasta el 40% de las infecciones de transmisión sexual (ITS) como el VIH/sida y la sífilis, en la Capital.
Pero un programa modelo en América latina, aplicado el año pasado en un hospital público, logró en 12 meses multiplicar por diez las consultas y el tratamiento en esa población con graves problemas de acceso a la salud y una expectativa de vida promedio de apenas 40 años.
"Es una estrategia que demostró que en poco tiempo es posible tender un puente entre el sistema de salud y esas personas, a pesar de los prejuicios, la moral o la forma de ver el sexo. Además, que es necesario establecer formas de acceso al sistema porque sus indicadores de salud son dramáticos. Estamos hablando de casi un 30% de prevalencia de la infección por VIH y de un 40% de sífilis en la ciudad. Sin duda, son números que demandan acciones sanitarias urgentes", sostuvo el doctor Marcelo Losso, jefe del Servicio de Inmunocomprometidos del hospital Ramos Mejía, donde se aplicó el programa, y coautor del estudio publicado en la revista Medicina .
Junto con dos organizaciones de la sociedad civil, la Fundación Buenos Aires Sida (FBAS) y la Asociación Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina (Attta), un equipo de médicos y enfermeros de ese servicio hospitalario relevó los comportamientos de riesgo y la prevalencia de las ITS entre las 4118 pacientes que consultaron durante 4 años.
Entre ellas, 105 eran personas transgéneros; el 100% de ellas eran travestis y brindaban servicios sexuales. Los análisis revelaron que la prevalencia de la infección por VIH tipo 1, de la sífilis y de otras ITS (hepatitis B, herpes genital, úlceras genitales y verrugas causadas por el virus del papiloma humano) superaba enormemente las cifras en el resto de los pacientes, entre los que el 2,3% realizaba trabajo sexual.
En los travestis, la infección por el virus del sida alcanzó el 27,5%, a diferencia del 6,2% en el grupo no transgénero. En la Argentina, la prevalencia de esta infección entre las mujeres trabajadoras sexuales no supera el 4,5 por ciento.
Y mientras el 42% de los travestis tenía sífilis, la prevalencia de esa enfermedad curable no superó el 18% en el resto de los pacientes atendidos. Algo interesante fue que ninguno de los pacientes estudiados consumía drogas inyectables, lo que confirma que la vía de infección fue la sexual. Aun así, la proporción de uso correcto del preservativo fue igualmente baja tanto en los travestis (13,5%) como en los pacientes no transgénero (18%).
"Estos datos demuestran que hay una falta de educación y de acceso a la información, pero también son fundamentalmente un indicador más de la marginalidad en la que está ese sector de la población, por lo que no es raro que no logre adoptar medidas para cuidar su salud. Estamos ante un problema sanitario muy grave: se puede mirar para otro lado y hacer de cuenta que no existe o hacer algo para resolverlo. Evidentemente, las personas «trans» son el grupo de la población con más probabilidades de transmisión de las ITS", dijo Losso.
Con todos éstos, el servicio del Ramos Mejía, la FBAS y la Attta pusieron en práctica durante 2008 el Programa de Prevención y Diagnóstico Precoz de VIH y ETS en la Población Trans de la Ciudad de Buenos Aires, que fue financiado por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis.
Coordinado por el doctor Javier Toibaro, del hospital Ramos Mejía, el programa incluyó cursos voluntarios para el personal de todos los servicios del hospital para lograr un trato "amigable" con esa población, incluido, por ejemplo, por qué nombre debían llamar a los travestis. Además, promotoras de salud de ambas ONG actuaron como intermediarias entre el hospital y la población "trans".
Diez veces más
En 12 meses, el programa logró que se multiplicaran las consultas y los testeos de las personas transgéneros crecieran de manera extraordinaria. Tanto en el hospital como en los lugares donde vive o trabaja esta población se controló a 800 personas, según confirmó Valeria Ramírez, coordinadora del centro de FBSA en Constitución. Allí también trabajaron con las extracciones fuera del hospital y asesoramiento los enfermeros del programa Juan Ebensrtejin, Patricia Burgoa y Angel Parlante.
"Fue altamente exitoso: multiplicó por diez la cantidad de consultas y de testeos. Lamentablemente, en ese año, las cifras que habíamos obtenido en el estudio se mantuvieron. Es decir que no sólo confirmamos la prevalencia previa, sino que encontramos diez veces más personas con diagnóstico positivo o con ITS. Cuando se suspendió el programa, por falta de fondos y personal, las consultas cayeron al nivel inicial", precisó Losso.
Es que esa población no se acerca espontáneamente al sistema de salud. "En la mayoría de los hospitales hay «transfobia», ya sea por desconocimiento, falta de información o discriminación -afirmó Marcela Romero, coordinadora general de la Attta-. Me parece que un médico o una enfermera están para brindar un servicio y no para discriminar. Tampoco saben cómo tratarnos y con el programa logramos sensibilizar al personal de salud del Ramos Mejía."
Para Alejandro Freyre, coordinador de la FBAS, el Servicio de Inmunocomprometidos del hospital "es un equipo modelo del que la ciudad debería enorgullecerse, porque supo dar respuesta a un problema de salud pública que existe en toda América latina: la sociedad mira a la prostitución como un problema, que lo es, porque los Estados no ofrecen una alternativa para trabajar y estudiar, pero no se ocupa de un porcentaje de personas «trans» con VIH que es escandaloso".
Todos coincidieron en que el programa resultó un modelo exitoso de salud pública con un papel activo de las ONG. En la población transgénero, afirmó Freyre, "las políticas públicas no llegan si no es de la mano de la sociedad civil".

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La expectativa de vida es de apenas 40 años

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