sábado, 14 de noviembre de 2009

sociedades que se debaten entre el alcohol y la disgregación


España: La peligrosa relación entre el alcohol y los jóvenes
La mujer se ha incorporado también a estos hábitos de consumo abusivo de alcohol
LA NACIÓN


Gabriel Rubio, especialista en Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre y Joaquín Santo-Domingo, Jefe de Psiquiatría del Hospital La Paz, ambos de Madrid, han coordinado la Guía Práctica de intervención en el alcoholismo para confluir datos y reflexiones sobre este problema en España . Uno de los principales fenómenos que recogen es el descenso de la edad de inicio de consumo.

Como describe el doctor Gabriel Rubio, 'hay un grupo de jóvenes que cada vez son más abstemios, y el grupo que queda son jóvenes que cada vez bebe más temprano, ya llegamos a los doce años'. En España viven más de tres millones de personas alcohólicas. El doce por ciento de los ciudadanos confiesan que se embriagan al menos una vez al año.

El cuatro por ciento una o más veces por semana. 291.000 personas lo hacen a diario. Los estudios afirman que en los años noventa el consumo se ha estabilizado en casi diez litros por habitante cada año. Pero esta cifra puede confundirnos, como aclara el doctor Gabriel Rubio, 'es engañosa, porque cada vez hay más gente que bebe menos y los que beben, beben más; cantidades muy importantes'. Y esto tiene una repercusión en forma de 637.000 millones de gastos sanitarios y, lo más trágico e importante, 13.000 vidas sesgadas cada año.

Cada vez más jóvenes

El perfil de este colectivo lo conforman jóvenes de catorce a dieciséis, 'con un consumo de alcohol muy abusivo, sobretodo los fines de semana y además de alta gradación, alternando ginebra, combinaciones de vino, y cerveza, durante un periodo de tiempo corto que suele ser viernes y sábado, lo que tiene unas consecuencias físicas y psicológicas muy importantes', describe Rubio. El problema de erradicar el consumo entre estos jóvenes, explica este especialista, es que ellos 'consideran que su ocio está en conexión con el alcohol y no entienden actividades de ocio el fin de semana sin estar el alcohol por medio', por lo que no sólo se trata de cambiar su consumo, sino conseguir 'que cambien sus actividades de ocio, sus parámetros para divertirse'.

Pero los jóvenes no son el único colectivo que ha irrumpido en los grupos de riesgo del alcoholismo. La mujer se ha incorporado también a estos hábitos de consumo abusivo de alcohol. Su perfil, según el trabajo de ambos especialistas, es el de una mujer de menos de treinta años, con unos patrones de consumo similares a los del varón. 'Se está equilibrando el porcentaje de mujeres y hombres' afirma el doctor Rubio, 'por lo menos en las ciudades aunque a nivel rural el varón sigue siendo el consumidor predominante".

La ira y la agresividad primas hermanas del alcohol

'Sabemos que la relación entre alcohol y agresividad es muy estrecha' afirma el doctor Rubio, quien opina que de las diferentes hipótesis que explican la relación, la más consensuada es la que sostiene que 'hay una serie de factores culturales, culturas que son muy permisivas con el consumo de alcohol y con la aparición de culturas de violencia tras la ingesta. Y en estas culturas son más frecuentes estás conductas agresivas'. Pero también matiza que esta agresividad tras ingerir alcohol a veces es paralela a diferentes trastornos de la personalidad, incidiendo en personas que 'cada vez que beben tienen este tipo de comportamientos agresivos'.

El doctor Rubio cita las patologías del tipo de los 'trastornos límites de la personalidad' o 'trastornos antisociales de la personalidad'. Siendo personas que sobrias no suelen mostrar determinadas conductas, 'pero que bajo los efectos del alcohol son capaces de mantener conductas agresivas e incluso llegar al homicidio o al suicidio'. Como ejemplo, el caso de los malos tratos, en opinión del doctor Rubio, 'es muy frecuente que en esta violencia contra las mujeres, los maridos suelan ser personas con un problema de alcohol y un problema de personalidad que hacen que cuando beban cometan ese tipo de horribles actos'. Sin vueltas: el alcohol en exceso mata.

Pero, ¿existe un umbral de seguridad en el consumo de alcohol? El doctor Rubio opina que se atrevería a afirmar que no y matiza: 'cuando hablamos de un umbral tenemos que decir para qué nos sirve, ¿para que los reflejos no disminuyan? ¿para que el humor no aumente? Depende de qué conducta estemos midiendo. Sobre esa conducta tendríamos que establecer ese umbral. Rubio afirma de forma contundente que 'podemos pensar que una persona que después de tomar una caña (vaso de cerveza) se ponga al volante no puede afectarle mucho. Pero sabemos que sí'.

En su opinión, una persona 'no tiene la misma capacidad con veinte que con treinta años, cuando está con gripe o sano y, de igual forma, no tiene la misma capacidad cuando ingiere alcohol'. El efecto que provoca en la persona la ingesta de alcohol depende de muchos estados orgánicos, 'el dormir poco, el soportar situaciones de estrés, todo ello hace que a veces pequeñas cantidades de alcohol que en situaciones normales nos hacen reaccionar de una determinada manera en otras circunstancias nos mermen la capacidad', aclara el doctor Rubio.

En opinión del doctor Gabriel Rubio, este ambigüo concepto de ‘umbral de seguridad’ debería ajustarse a la tarea que va a desempeñar cada persona, y en el límite de la conducción dice tenerlo claro: 'debe ser cero'. Como también debería ser cero en el caso de las mujeres embarazadas. Las mujeres que ingieren alcohol durante su gestación pueden sufrir, en palabras de este psiquiatra, 'un cuadro de síndrome alcohólico-fetal, naciendo los niños con una serie de malformaciones que arrastrarán durante un período de tiempo importante'. Y cita diversos estudios 'que han demostrado que consumos de alcohol durante el embarazo estaban directamente relacionados con deficiencias mentales entre los nacimientos de una población normal'.

La sociedad, en opinión de este psiquiatra, ve con cierta benevolencia el consumo de alcohol en reuniones, en fiestas, pero empieza a ver con malos ojos a 'ese joven que bebe los fines de semana tal cantidad de alcohol que le deja fuera de sitio'. En su opinión, que esto logre cambiar constituye 'una carrera de fondo' que puede conseguirse ganar con 'educación en los colegios y el apoyo adecuado a través de los medios de comunicación'. Todo para acabar con 'una cultura vinícola y desmitificar las creencias de que el alcohol da energía o salud'.

¿Quién le pone el freno a la publicidad?

Según Amando Vega Fuente, desde la Universidad del País Vasco, entre los factores que contribuyen a mantener estos estereotipos, destaca, en la sociedad actual, la publicidad con todos sus mecanismos de difusión de las bebidas alcohólicas y de manipulación de las personas para conseguir el consumo de estas sustancias. Esta publicidad maneja con habilidad esas creencias tan arraigadas en nuestra cultura, hasta el punto que resulta difícil diferenciar el estereotipo del conocimiento científico. El campo del consumo y del individuo consumidor ocupan el primer lugar en la legitimación de la concepción neoliberal de la sociedad (Mattelar, 1995).

Estamos en el reino de la pseudoindividualidad, donde también el individuo es un producto en serie dentro de un mercado libre. La publicidad sirve de instrumento para manipular la demanda. La constante presión de tácticas publicitarias, visibles unas, invisibles, otros, que provoca la indefensión de la población más joven ante el alcohol. Y, como recuerda la comisión citada, aunque muchos jóvenes tienen hoy muchas más oportunidades y más dinero disponible, sin embargo, son también más vulnerables a las técnicas de venta y marketing que se han hecho más agresivas en la venta de productos potencialmente dañinos como el alcohol. No extraña que los jóvenes consuman y abusen del alcohol en los fines de semana y que consideren normal la borrachera como medio de encuentro y de diversión.

La publicidad, por otra parte, influye en el imaginario y modos de vida de la población lo que determina nuevos valores y estilos de vida. Desde el punto ideológico, la publicidad reproduce los principios e ideología propios del sistema de producción que necesita que se consuma todo aquello que pueda producirse, sin olvidar la dimensión psicopatológica de la publicidad en torno a procesos de identificación de toda clase (Villafañe, 1995).

¿Y dónde están los padres?

Alfonso Andrade de La Voz de Galicia, realizo una excelente nota a la psicóloga Manuela del Palacio, jefa de orientación en el IES de Redondela, donde la profesional afirma: “ Los padres no tienen que ser los colegas de sus hijos, solo sus padres “ agrega,- La soledad de los adolescentes en casa y una permisividad excesiva de los progenitores se ocultan tras el comportamiento de los jóvenes, - según esta experta. o Los jóvenes están solos en casa, sin normas, sin las referencias de sus padres, pero con las llaves para entrar y salir cuando quieran.

Esa soledad y una permisividad excesiva de los progenitores están detrás de los conflictos de personalidad de los adolescentes. Así lo afirma la psicóloga Manuela del Palacio, jefa de orientación en el IES de Redondela, donde su contacto con los menores le permite asegurar: “ Creo en ellos. La mayoría sí que tienen valores”. El principal problema de los adolescentes tiene que ver con las familias. Muchos están solos en casa la mayor parte del día porque sus padres trabajan.

Disponen de llave, entran y salen cuando quieren y apenas tienen normas. El choque se produce porque en los centros de enseñanza las tenemos para todos y hay quien no entra por el aro. De esa colisión surgen conductas desadaptadas y, en algunos casos, violentas. Pero tengo que decir que son una minoría. Yo creo en los jóvenes. La mayoría sí que tienen valores y son muy creativos. Los padres de hoy lo tienen difícil, porque no disponen de tiempo libre, y además, buscan su propio ocio. La vida familiar ha cambiado. Antes siempre había gente en casa; el padre, la madre, la abuela.

Hoy los niños están solos, y eso implica que no hay normas, ni siquiera las elementales. Hay niños que llegan al colegio sin desayunar y a mediodía se nos caen redondos. Y a lo mejor es porque sus padres salieron de casa a las siete de la mañana. La permisividad también es excesiva. Los padres no tienen que ser los colegas de sus hijos, solo sus padres. Los propios jóvenes lo piden. La firmeza y la autoridad son necesarias, y eso no tiene nada que ver con ser más o menos liberal o moderno, un error habitual.

Cuando nos vemos obligados a expulsar a un joven con conductas disruptivas, los padres no lo asumen. Incluso nos responsabilizan, porque hay una desvalorización social del profesorado. Y eso está en contradicción con la exigencia social: la sociedad reclama a los colegios que eduquen a los jóvenes, los prevengan de las drogas, les den valores. La escuela no puede asumir todo eso sin la familia. Y tampoco sin la ayuda de los servicios sociales de los concellos (Consejos), a los que hay que reclamar alternativas de ocio a horas específicas. Por ejemplo, en Vigo hay actividades de 9 a 12 de la noche. Pero no basta con decir que estamos mal. Necesitamos soluciones concretas.

Lo que paso en Pozuelo

Lo primero que hay que preguntarse, sobre todo los padres, es por qué hay niños de 13 años en la calle a las cuatro de la madrugada. Apenas hay límites y el adolescente tiene cada vez más poder. Los padres deben ser firmes y rigurosos en sus decisiones, y eso no significa ser autoritario. Pero prefieren decir eso de que su hijo no va a ser menos que los demás. Si otros salen de noche, el nuestro también. Es deber de los padres explicarle a un chico de 13 años que no puede andar por ahí a las cuatro de la mañana. Nos sentimos culpables de castigar a los hijos o marcarles límites y olvidamos que somos padres, no amigos. Asumir esa función es un compromiso y algo que agradecerán el día de mañana.
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InternacionalEspaña: La peligrosa relación entre el alcohol y los jóvenes

La mujer se ha incorporado también a estos hábitos de consumo abusivo de alcohol

Soy Corresponsal | Internacional | 11.11.09


nota del blog: este fenómeno social que vincula a los jóvenes y el alcohol no es patrimonio de España. Antes bien es un mal social mundial propio de una generación que nació sin opciones y no ha desarrollado aptitudes ni talentos para modificar la realidad en ciernes que ocupará todo el ámbito de su vida. No es un tema menor. Por el contrario, si el mundo estuviera en sus cabales se preocuparía por modificar rápidamente esta realidad, sin embargo así como los jóvenes no tienen capacidad para promover otro escenario dónde funcionalizar sus vidas, sus propios padres tampoco han desarrollado capacidades para transitar un modelo que huya de este industrialismo perverso y de esta economía de mercado mentida que sólo fabrica excluidos y marginados. Tal como venimos, esta descripción se multiplicará hasta alcanzar dramas sociales de una magnitud inmanejable propia de circunstancias descriptas en películas de una ciencia ficción que está dejando de ser tal para instalarse como "criterio" de los modelos colectivos. Mientras tanto las políticas públicas, sean del color que sean, pertenezcan al mundo político que se quiera, siguen ausentes. Noviembre 14, 2009.-

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