martes, 3 de noviembre de 2009

Tecnología y experiencia al servicio de la I+D


Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia

Diariomedico.com
ESPAÑA
Tecnología y experiencia al servicio de la I+D

El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), de Valencia, representa como muy pocos lo que significa una apuesta decidida por la investigación biomédica y su traslación a la clínica, en un ambiente de trabajo cooperativo y multidisciplinar. El modo de operar de sus tres áreas principales -Medicina Regenerativa, Descubrimiento de Nuevos Fármacos y Biomedicina- es un claro ejemplo de la filosofía del centro. A su vez, los datos de proyectos desarrollados y profesionales formados son una muestra de la dimensión que el CIPF ha alcanzado.


Enrique Mezquita. Valencia - Martes, 3 de Noviembre de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. "Lo que otorga un especial significado al centro es la multidisciplinariedad, ya que permite hallar abordajes mucho más fáciles y originales"
2. "La bioinformática es el entorno natural donde se unen los datos de las diferentes fuentes y el sustrato ideal para promover la colaboración"
3. "La futura aplicación clínica de los avances de la investigación en líneas celulares es uno de los grandes desafíos de la biomedicina de nuestra época"



Aunque nació en el marco del Programa Operativo Integrado de la Comunidad Valenciana 2000-2006, el germen del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) se remonta más allá, concretamente al Instituto de Investigaciones Citológicas de Valencia, fundado a principios de los sesenta y gestionado por la Fundación Valenciana de Investigaciones Biomédicas.

Gracias a un convenio de colaboración con la Administración valenciana, esta entidad privada sin ánimo de lucro -actualmente denominada Fundación de la Comunidad Valenciana Centro de Investigación Príncipe Felipe- asumió la construcción y el equipamiento del centro, su organización y el diseño de su estrategia. Las obras, sufragadas con partidas del Fondo de Desarrollo Regional de la Unión Europea y la Consejería de Sanidad valenciana, se iniciaron en 2002, y el centro lo inauguraron oficialmente los Príncipes de Asturias el 17 de marzo de 2005. En mayo de 2031 la gestión del centro revertirá a la Generalitat Valenciana.

El objetivo principal del CIPF es el avance científico en la investigación biomédica, con el fin último de trasladarlo a la práctica clínica. Para eso vertebra su programa de investigación en tres grandes áreas. El programa de Medicina Regenerativa engloba diez laboratorios de obtención y estudio de células madre para el tratamiento de enfermedades.

El área de Descubrimiento de Nuevos Fármacos aglutina nueve laboratorios que buscan dianas terapéuticas a las que dirigir los fármacos y estudian las propiedades que deben tener los futuros compuestos. Una de las líneas de investigación de especial interés se basa en el diseño de polímeros terapéuticos, unos nanofármacos que tratan de aumentar la eficacia y reducir los efectos secundarios de los tratamientos con aplicación en la regeneración de tejidos, neuropatías o el tratamiento de tumores hormonodependientes.

Otros diez laboratorios conforman el área de Biomedicina y se centran en el estudio de las bases de enfermedades autoinmunes, alcoholismo y síndrome alcohólico fetal, hiperamonemia y encefalopatía hepática, cáncer, enfermedades mitocondriales, degeneración neuronal o esclerosis múltiple.

300 profesionales
Para afrontar esta actividad, el centro cuenta con alrededor de 300 profesionales entre investigadores de diversas disciplinas, técnicos y personal investigador en formación, de más de 25 nacionalidades. Según Rubén Moreno, director general del CIPF, esa multidisciplinariedad es la que otorga un especial significado al centro: "Permite hallar abordajes mucho más fáciles y originales". Una buena muestra de ello es que en 47 de los 201 proyectos desarrollados por el CIPF en 2008 participaron varias áreas.

Y si algo ejemplifica la multidisciplinariedad y la apuesta por la innovación y las nuevas tecnologías es el Departamento de Bioinformática y Genómica. Según su responsable, Joaquín Dopazo, "la bioinformática es el entorno natural donde se unen los datos de las diferentes fuentes y, por tanto, es el sustrato ideal para promover la colaboración".

En este sentido, ha remarcado la revolución que ha supuesto este enfoque en el ámbito científico: "La investigación ha pasado del cuaderno al ordenador, de experimentos complejos sobre un gen a otros similares en complejidad..., pero de todo el genoma". Además, ha apuntado una nueva tendencia a la que se ha sumado el CIPF: "La bioinformática no sólo sirve para analizar datos de los demás, sino que empieza a plantear experimentos al margen de la investigación más metodológica sobre el propio campo. Se trata de un paso lógico, ya que los bioinformáticos somos quienes vemos los temas con mayor perspectiva".

Otra de las áreas con mayores perspectivas es la de Medicina Regenerativa, en especial por su enorme potencial terapéutico. Como señala Carlos Simón, responsable del Banco de Líneas Celulares: Nodo de la Comunidad Valenciana del CIPF, "la futura aplicación clínica de los avances de la investigación en este campo es uno de los grandes desafíos de la biomedicina de nuestra época y, por tanto, también del centro". Todos estos avances se fundamentan en el manejo terapéutico de las células madre: "Queda mucho para manejarlas, pero su estudio contribuye al conocimiento de la biología del desarrollo y a su futura aplicación clínica".

En este camino, el Banco de Líneas Celulares del CIPF trabaja en la derivación, mantenimiento, caracterización y preservación de células madre embrionarias y germinales, con la vista puesta en su potencial aplicación para la regeneración de tejidos u órganos. "El pasado mes de abril obtuvimos la primera línea de células madre embrionarias en Europa desde una célula -blastómera- de las siete del embrión humano de tres días sin destruir el embrión.

Investigación y formación
Otro elemento diferenciador del CIPF es su constante evolución en los diversos indicadores de producción, potencial y calidad científica: ha pasado de participar en 140 proyectos de investigación en 2005 a 201 en 2008. Además, el año pasado alcanzó las 200 publicaciones en revistas científicas, uno de los principales indicadores de la actividad de un centro. Entre otros indicadores de producción, el CIPF solicitó en 2008 tres patentes y realizó dos solicitudes provisionales de patente en Estados Unidos. Asimismo se firmó un acuerdo de transferencia de derechos y de colaboración con la industria farmacéutica, por el cual se transferían las patentes con título Composición farmacéutica para inhibir la apoptosis.

El CIPF también mima su labor docente y formativa: el año pasado, 65 licenciados realizaron su tesis doctoral en el centro y otros 63 estudiantes forman parte del Programa de Prácticas de Laboratorio. Además, impulsa el intercambio de conocimiento científico, con la celebración de cursos y reuniones científicas -la mayoría internacionales-, seminarios científicos semanales y foros de encuentro entre especialistas. En esta línea, la cooperación entre instituciones dedicadas al desarrollo de la actividad científica es uno de los puntos principales del CIPF: en 2008 firmó más de 150 convenios y acuerdos de colaboración nacional e internacional.

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