martes, 16 de marzo de 2010

Una inyección de seguridad en el SNS


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ESPAÑA
5.379 pinchazos accidentales AL AÑO EN ESPAÑA
Una inyección de seguridad en el SNS
El riesgo al que se exponen los profesionales sanitarios en su quehacer diario se ha convertido en un problema de salud pública: cada vez son más frecuentes los pinchazos accidentales con material sanitario susceptible de estar contaminado por alguna enfermedad de transmisión sérica -hepatitis C, sida y hepatitis B, por este orden-.


Loreto Mármol - Martes, 16 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

Los profesionales sanitarios se exponen diariamente a contraer una enfermedad de transmisión sanguínea a causa de pinchazos accidentales con dispositivos punzantes de uso clínico que emplean con los pacientes. El presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, es uno de los miles de profesionales sanitarios que se han contagiado de hepatitis por un pinchazo accidental mientras manipulaba una jeringuilla cargada con sangre de uno de sus pacientes.

La implantación de los mecanismos de bioseguridad en todo el SNS supondría un ahorro para el sistema sanitario de un 73 por ciento
De ahí que lleve más de 30 años luchando por que en España se implanten dispositivos de bioseguridad: "Por aquel entonces no existían esos dispositivos que evitaran el riesgo, por lo que debíamos asumir el pinchazo como una circunstancia más implícita en el trabajo; sin embargo, hoy existen mecanismos que reducen casi a cero la posibilidad de pinchazo, por lo que sería incompresible que los sistemas sanitarios no apostasen por ellos, y por tanto por la seguridad del paciente y del profesional".

Es sólo un rostro entre tantos. En nuestro país, según datos del estudio sobre las características de las exposiciones a riesgo biológico hemático de los profesionales sanitarios Epinetac -realizado por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene y los consejos generales de médicos y enfermeros-, se declaran una media anual de 3.362 accidentes percutáneos que conllevan riesgo de transmisión de infecciones vía hemática.

Y lo que es peor, esto es sólo la punta del iceberg, porque el miedo a la estigmatización y la marginación -"si lo dices te cuelgan el cartelito", comenta González Jurado- lleva a un elevado número de profesionales a no declarar sus accidentes: se estima que hay una infradeclaración de estas exposiciones en un 60 por ciento, por lo que los accidentes reales ascenderían a 5.379 casos. En Europa el número de pinchazos accidentales con dispositivos punzantes es de 1.200.000 al año.

Estos dispositivos reducen en casi un 85 por ciento el riesgo de pinchazo accidental; las infecciones más frecuentes son la hepatitis C y B y el VIH
Precisamente para acabar con esta situación, el Consejo Europeo de ministros de Empleo y Asuntos Sociales ha aprobado una directiva que obliga a los países del entorno comunitario a implantar en un plazo de dos años medidas de seguridad entre las que se contempla la obligatoriedad del uso de dispositivos de bioseguridad. Se trata de incorporar al material punzante como lancetas, jeringuillas, vías intravenosas, bisturís, equipos de sutura... un mecanismo que anula la aguja inmediatamente después de su uso. Estos dispositivos reducen en casi un 85 por ciento el riesgo de pinchazo accidental.

El texto también destaca una parte formativa, que debe correr a cargo de los propios centros de salud y hospitales, para que sus trabajadores aprendan el manejo de los dispositivos, ya que sin entrenamiento del profesional la eficacia es sólo de un 60 por ciento.

Tampoco hay justificación económica para no apostar por una implantación en todo el SNS, ya que proporcionaría un ahorro para el sistema de un 73 por ciento. La retirada de los dispositivos y la implantación de los nuevos supondría un coste de unos 11,2 millones de euros al año, frente a los costes directos e indirectos de los pinchazos accidentales, que ascienden a casi 42 millones de euros (ver cuadro superior).

En Madrid, Castilla-La Mancha, Baleares, Galicia y Navarra ya es obligatorio, mientras que otras seis autonomías están estudiando la medida
Al parecer, el impulso de la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, para que la norma viese la luz durante la presidencia española de la UE ha sido constante. Además, Madrid acogerá el 1 y 2 de junio la I Cumbre Europea de Bioseguridad, que contará con la presencia de expertos, representantes de los gobiernos, profesionales sanitarios y afectados.

Un precedente
El Consejo Interterritorial de septiembre de 2004 acordó distribuir entre las comunidades autónomas, con cargo a los presupuestos del ministerio, 3,59 millones de euros con el fin de llevar a cabo la implantación de programas de bioseguridad en un centro sanitario piloto de cada autonomía. En 2005 la cifra se incrementó hasta los 6 millones de euros.

España fue pionera en Europa al implantar la obligatoriedad de material sanitario de bioseguridad en cinco autonomías -Madrid, Castilla-La Mancha, Baleares, Galicia y Navarra, por orden cronológico-, mientras que Canarias, Extremadura, La Rioja, Cantabria, Cataluña y Murcia están estudiando su implantación. Por ejemplo, la Consejería de Sanidad de Madrid aprobó hace cinco años la orden por la que se implantaron en la región los procedimientos y productos de seguridad y el sistema de vigilancia y registro frente al accidente con riesgo biológico, tanto en primaria como en especializada.

A partir de este momento todas las comunidades autónomas deberán ajustar sus mecanismos en un plazo de dos años. González Jurado recuerda que "hay responsabilidad penal si se demuestra que hay evidencia científica para evitar el riesgo y no se toman medidas". Por el momento, el Consejo General de Enfermería ya ha iniciado reuniones con el Ministerio de Sanidad para la elaboración de un real decreto de transposición de la directiva.

La implantación efectiva de mecanismos de bioseguridad precisa el compromiso de todo el sistema sanitario, lo que supone la implicación total del Ministerio de Sanidad y de todas y cada una de las consejerías autonómicas de Salud, así como del Ministerio de Trabajo e Inmigración, puesto que estas medidas han de contemplarse en el marco de la prevención de riesgos laborales de todo el personal sanitario.



UNA AMENAZA LABORAL

De cada 100 exposiciones accidentales declaradas por los profesionales sanitarios:

1 de cada 10 se expone al contagio con el virus de la hepatitis C.

1 de cada 20 se expone al contagio con el VIH.

1 de cada 50 se expone al contagio con el virus de la hepatits B.

El índice de infección de hepatitis B en el personal sanitario es de un 26 por ciento; es decir, casi tres veces más que en la población en general, cuya afección es del 10 por ciento.

Según el estudio Epinetac, los lugares donde más frecuentemente se producen los pinchazos accidentales son principalmente la habitación del paciente (34,7 por ciento), quirófanos y salas de partos (22,9) y urgencias (11).

Por número de casos, los médicos representan la tercera profesión más afectada, con 2.588 casos, por detrás de enfermeros (10.856) y auxiliares de enfermería (3.456). El número de casos entre los facultativos (ver cuadro inferior) es de 4.417 -contando a médicos (2.588), MIR y becarios (1.752) y estudiantes (77).

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