jueves, 15 de abril de 2010

Seguridad más allá de la clínica - DiarioMedico.com


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ESPAÑA
RIESGOS HOSPITALARIOS
Seguridad más allá de la clínica
Más de 35.000 personas circulan cada día por el Centro Médico Monte Sinaí, en pleno corazón de Manhattan, lo que viene a ser como si todos los espectadores de un estadio de fútbol decidieran recorrer los edificios que componen el hospital y el campus universitario adyacente. El responsable de la seguridad de todas esas personas y de las instalaciones, Timothy Burgunder, reconoce que su trabajo "puede ser una pesadilla", pero la tarea se supera con la implicación de los profesionales y directivos del centro.


Rosalía Sierra - Viernes, 16 de Abril de 2010 - Actualizado a las 00:00h.

Timothy Burgunder, director de Seguridad del Centro Médico Monte Sinaí, en Nueva York, ha descrito en el II Seminario sobre Seguridad Hospitalaria, organizado por el Hospital Infanta Leonor, de Madrid, cómo se puede convertir en un lugar seguro "un hospital que tiene todas las bazas para ganar una carrera de riesgos si juntamos factores como Nueva York, judíos y libre circulación de personas". Porque, eso sí, el Monte Sinaí no está dispuesto a perder su condición de hospital de puertas abiertas, ni siquiera tras conocer que era uno de los objetivos de Al Qaeda antes del 11-S, cuando planeaban atentar contra cuatro hospitales neoyorkinos para generar un caos aún mayor al no tener dónde llevar a los heridos.

"Hay un antes y un después del 11-S", reconoce Burgunder. "Todo cambió entonces, y puede que cambie aún más", dice en referencia al nivel de control. Por el momento, es obligatorio contar con una tarjeta de identificación con foto tanto para los trabajadores como para pacientes y visitantes. "Hay unos 350 lectores de tarjetas por todo el hospital para controlar el acceso a los diferentes tipos de personas a las zonas restringidas, así como 400 cámaras de seguridad que controlan las áreas más delicadas".

Las identificaciones, provistas de emisores de radiofrecuencia, no sólo permiten o no la entrada a determinadas zonas, sino que activan alertas (por ejemplo, luces rojas) si una persona accede a algún lugar al que no está autorizado, como una habitación. "Hemos sufrido casos de individuos que deambulan por el hospital con bata blanca y fonendoscopio jugando a los médicos, y pueden llegar a hacer daño a un paciente". Las personas ingresadas pueden activar una alerta si una persona desconocida o no autorizada entra en su habitación.

Y es que los principales riesgos que registra el Monte Sinaí están causados por las personas, y no sólo las que llegan de fuera: "La mayor parte de los hurtos los comete el personal". No obstante, Burgunder no quiere convertir el hospital en un Estado policial. Según explica, "en otros centros recurren a las fuerzas de la ley; nosotros preferimos prevenir las incidencias y los actos delictivos". De ahí los controles de acceso, las cámaras y muchas otras medidas. "Detectamos que había mucha seguridad en la entrada principal, pero poca en el resto, por lo que desde enero hemos reducido los supervisores en puestos fijos y hemos creado patrullas que circulan por el hospital y acompañan a los profesionales fuera si es necesario, ya que los que salen tarde y tienen que caminar hasta el aparcamiento o la estación pueden correr peligro".

Entre las funciones de las patrullas se encuentra asimismo el control de los pacientes problemáticos, en el que se ha buscado implicar al personal auxiliar y de enfermería; los reportes de seguridad, tomando notas de cualquier incidencia que pueda suponer un riesgo, como una puerta bloqueada o un suelo mojado; las notas de seguridad, que se dejan para avisar de que se ha cometido un descuido o negligencia -"se tarda 7 segundos en entrar a un despacho que se ha dejado abierto, robar una cartera y salir, mucho menos del tiempo que se emplea en ir al baño"- y controlar e identificar a los visitantes.

Radiofrecuencia
Otras medidas de seguridad que se han puesto en marcha en el hospital están relacionadas con los delitos más frecuentes y graves que se cometen en él.

Así, para evitar el robo de bebés "se les colocan pulseras con radiofrecuencia que bloquean puertas y ascensores al acercarse a ellos y permiten saber en cada momento dónde están". Del mismo modo, los equipos informáticos están dotados de localizadores GPS conectados con la policía, y los endoscopios, "que tienen un alto precio en el mercado negro sudamericano", se almacenan bloqueados por candados automáticos en una sala "tan segura como un banco".

Pero lo fundamental para mantener la seguridad es implicar a profesionales y directivos. Según relata Burgunder, "cuando me incorporé al hospital sabían muy poco de riesgos. Ahora hacemos un resumen semanal con las incidencias que se envía a los directivos, que les abrió los ojos y que nos sirve para justificar las medidas que tomamos; los números cantan".



POSIBLEMENTE, LOS EDIFICIOS CON MÁS RIESGOS DEL MUNDO

Ahora que por fin se ha logrado poner la seguridad del paciente en el punto de mira, es el momento de empezar a dar más relevancia a otros aspectos "de los que no se habla tanto y en los que aún se trabaja poco, como la seguridad de los edificios y del personal, la custodia de documentos, la arquitectura hospitalaria y la biovigilancia", se lamenta Fernando Bocanegra, jefe de Seguridad del Hospital Infanta Leonor y coordinador del seminario. El primer paso ya está dado: dos ediciones de unas jornadas sobre el tema. Y el segundo también, ya que de la primera edición del seminario se ha creado un manual de seguridad hospitalaria que Bocanegra confía en que "se ampliará con las sucesivas ediciones de las jornadas".

Porque toda precaución es poca. Se suele comparar a los hospitales con los aeropuertos en materia de seguridad al registrar alto tráfico de personas de todo tipo y funcionar 24 horas al día, 7 días a la semana. Sin embargo, Bocanegra considera que "los aeropuertos son más sencillos de controlar porque, una vez que los pasajeros pasan los controles de seguridad, ya no suelen suponer un riesgo", algo que no ocurre en los centros sanitarios. Además, ante un incidente como un incendio, un hospital es difícil de evacuar por la situación de las personas que en él se encuentran, por lo que "es preferible prevenir y que la estructura y la arquitectura permitan aislar alguna zona mientras en el resto se sigue desarrollando la actividad".

Para hacer frente a otro tipo de incidentes, como robos y agresiones, está el personal de seguridad, que "debería tener formación específica; no es lo mismo vigilar un supermercado que un lugar con aparataje médico y riesgo biológico, por ejemplo". Por ello, el Infanta Leonor está poniendo en marcha el que será el primer máster en seguridad hospitalaria de España y que espera que cubra un vacío que aún tienen muchos hospitales: la presencia de un responsable específico de estas cuestiones, que en los centros madrileños, sin ir más lejos, pueden contarse con los dedos de la mano.


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