lunes, 7 de junio de 2010

Un estudio pone de manifiesto que los pacientes trasplantados de riñón en España viven más del doble que los estadounidenses


EL MÉDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
Un estudio pone de manifiesto que los pacientes trasplantados de riñón en España viven más del doble que los estadounidenses

Redacción

“Las diferencias entre los dos sistemas nacionales de salud cobra relevancia en este sentido, una vez comprobado que la calidad de los trasplantes es muy similar. Sin embargo, la diferencia asistencial posterior y el seguimiento de los pacientes trasplantados son diferentes en los dos casos”, ha señalado el Dr. Miguel González Molina, secretario de la SET



Sevilla (8-6-10). - Las diferencias en el comportamiento asistencial, entendidas como el seguimiento y evaluación posterior de un trasplantado renal, parecen determinar en una importante medida la supervivencia de los injertos renales y receptores de los mismos. Así se desprende del estudio presentado por los doctores Akinlolu Ojo, Miguel González Molina y José María Morales, en el marco del I Congreso Nacional de Trasplante de la Sociedad Española de Trasplante (SET), celebrado en Sevilla.

“Los resultados del estudio concluyen que los pacientes trasplantados de riñón en España viven más de el doble que los estadounidenses, porque la supervivencia del injerto es superior a largo plazo”, explica el Dr. Akinlolu Ojo, profesor de Medicina Interna en la Universidad de Michigan.

Según las conclusiones de dicho estudio, la supervivencia de los receptores con injerto funcionante a los 10 años de trasplante renal es casi un 19 por ciento mayor en pacientes españoles que norteamericanos, y la supervivencia del injerto, un 18 por ciento mayor también en el caso español, mientras la supervivencia del injerto censurado por muerte muestra un porcentaje casi igual en los dos países, cercano al 76 por ciento.

En los receptores con diabetes, las tasas ajustadas de muerte con injerto funcional fueron del 23,9 y 53,8 por mil personas anuales, para pacientes españoles y estadounidenses, respectivamente. En los receptores cuyo trasplante se realizó por causas diferentes a la diabetes, la tasas de muerte fueron del 11 por 1.000 personas/año en el caso español y del 25,4 por 1.000 personas/año en el caso americano.

El trabajo, presentado por los propios expertos como una de las seis comunicaciones orales destacadas en el marco del I Congreso de la Sociedad Española de Trasplante, da cuenta del menor índice de mortalidad en España en trasplantados renales, y deja entrever una serie de causas para tal descompensación entre países.

“Las diferencias entre los dos sistemas nacionales de salud cobra relevancia en este sentido, una vez comprobado que la calidad de los trasplantes es muy similar. Sin embargo, la diferencia asistencial posterior y el seguimiento de los pacientes trasplantados son diferentes en los dos casos; mientras que en España, una vez finalizado el trasplante renal, es el propio nefrólogo quién hace el seguimiento del paciente y efectúa revisiones periódicas cada poco tiempo, en EE.UU., una vez finalizado el trasplante, el cirujano deja de tener relación con el paciente y pasa a la consulta de otros especialistas del campo de la Atención Primaria”, ha señalado el Dr. Miguel González Molina, secretario de la SET.

Además, “los trasplantados renales estadounidenses tienen que pagar muchas veces el 15-20 por ciento del coste de su tratamiento postrasplante (en los mejores casos, donde disponen de un buen seguro médico privado), y en algunos casos, los porcentajes son mucho mayores, llegando a pagar hasta 7.000 dólares al año (cuando el tratamiento cuesta unos 10.000 dólares), lo que provoca en muchos casos el abandono de la medicación”, añade el Dr. Ojo.

Las conclusiones del estudio avanzan, por tanto, que las diferencias de mortalidad de injertos y receptores tienen que ver con problemas de tiempo, accesibilidad y cumplimiento en el seguimiento, siendo España en este caso un país con mejor calidad asistencial en el ámbito del trasplante renal.

Por tanto, y según el Dr. José María Morales, presidente de la Sociedad Madrileña de Trasplante, “es necesaria la labor de seguimiento del nefrólogo en el paciente trasplantado, para que el liderazgo español en donación y trasplante renal siga manteniéndose. En este sentido, hay que reforzar las consultas de los departamentos de trasplante de los hospitales, para mantener la supervivencia del paciente trasplantado y ahorrar dinero al Estado. Cuanto más veamos a los enfermos, más controlados están”.

Trasplante hepático
Las principales novedades en el trasplante hepático y las connotaciones éticas que proporciona esta modalidad con paciente en vivo han sido los dos grandes asuntos en la sesión plenaria en la que ha participado el Dr. Juan del Rio, cirujano general del Departamento de Trasplante en el Hospital Monte Sinai de Nueva York, en el marco de este Congreso.

El Dr. del Río destaca que el rechazo del órgano ha dejado de ser una preocupación para ellos, “al menos en el trasplante hepático. El rechazo de los trasplantes es prácticamente inestimable en la actualidad en estos casos, siempre que se cumplan los procedimientos anteriores y posteriores a la intervención; y sólo se produce si hablamos de un tratamiento pobre o de un paciente que no toma la medicación”.

Aun así, el experto señala que la aspiración de esta modalidad es llegar a la tolerancia plena, al punto en que el paciente no necesite un tratamiento tras el trasplante. Desde el punto de vista quirúrgico, ese objetivo se materializa en la mejora de la calidad de los órganos utilizados en el trasplante, que cada vez es peor (recordemos que la mayor parte de los órganos procedía antes de personas jóvenes y sanas, y ahora viene de personas mayores con accidentes cardiovasculares), logrando el funcionamiento de algunos órganos que en teoría no iban a funcionar.

“El especialista no puede modificar el número de donantes, pero sí modificar la técnica quirúrgica y hacer que el hígado sufra menos en el trance de la operación, donde pueden ocurrir los daños a largo plazo”, afirma el Dr. del Río.

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