jueves, 15 de julio de 2010

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La industria farmacéutica propone la creación de un paternariado público-privado que permita avanzar en I+D

Silvia C.Carpallo

El informe Moya-Angeler, respaldado por un amplio grupo de asesores, analiza las eficiencias y las barreras de la industria farmacéutica, como motor de desarrollo económico y social, y propone la creación de un paternariado que aúne los intereses de empresas y administración



Madrid (16-7-10) Un grupo de asesores con componentes como los exministros de Julián García Vargas, Manuel Pimentels Siles o Ana Pastor, entre otros expertos, la coordinación del grupo PricewaterhouseCoopers, la colaboración de Farmaindustria y la autoría de un personaje de relevancia empresarial, pero ajeno a la industria farmacéutica, como es Joaquín Moya-Angeler, son los ingredientes del Informe Moya-Angeler, presentado en Madrid, y que ya puede encontrase en la web de sus patrocinadores.

Se trata de un documento de análisis que realiza recorrido por las principales características de la Industria Farmecútica como agente de especial relevancia en el ámbito de la investigación y de la innovación, y cuya la principal conclusión es la necesidad de la creación de un partenariado público-privado. El objetivo del mismo se resume en la posibilidad de diálogo entre todos los agentes implicados que pueda dar lugar a un marco de actuación para el sector, y que permita la consecución de una serie de subobjetivos básicos. Estos serían, según expuso Ignacio Riesgo, director de la consultoría de Sanidad y Farmacia de PricewaterhouseCoopers, la disponibilidad de los medicamentos más innovadores y su adecuada utilización, el fomento de una actividad investigadora fuerte, la sostenibilidad del sistema sanitario y el fomento de una industria biofarmacéutica dinámica, capaz de responder ágilmente a los retos del mercado.

Con dichas conclusiones se hallaba de acuerdo Jesús Acebillo, presidente de Farmaindustria, y pese a que dicho documento se elaboró en octubre de 2008, Acebillo recalcaba que con la actual situación económica de la industria, “este informe es hoy más vigente que nunca”. De tal manera, exponía la necesidad de “una asociación estratégica de la Administración y de la industria farmacéutica que establezca un horizonte de desarrollo previsible y elimine incertidumbres, al tiempo que se preocupe por la sostenibilidad general del sistema, en un clima de diálogo donde se reconozcan los interesentes de todos los agentes del sistema”, en una referencia clara, no sólo a la propuesta del partenariado, sino a su insistente petición de un Plan Sectorial para el sector farmacéutico.

Barreras y eficiencias del sistema
Tal como define el propio autor del informe, Joaquín Moya-Angeler, presidente de la Corporación Tecnológica de Andalucía, “en las dos últimas décadas el crecimiento del gasto farmacéutico ha sido de forma quebrada, con el resultado de que Industria y Gobierno han tenido que trabajar en un entorno de tensión cuando no de enfrentamiento”. Dicha afirmación da una idea de cuales son los puntos clave sobre los que se sustenta este informe. Estos se resumen en la necesidad de que el desarrollo económico se sustente en la investigación, en la afirmación de que el sector farmacéutico está bien situado para realizar ese esfuerzo, y en que esta contribución a la innovación debe hacerse dentro de un marco mutuo de entendimiento del concepto de sostenibilidad del sistema sanitario. Por ello, Ignacio Riesgo, matizaba que “la sostenibilidad no es sólo contención de costes, sino equilibrio entre la accesibilidad, calidad, costes e incorporación y generación de la innovación.

El experto presentaba igualmente cuales eran los obstáculos para el desarrollo en I+D de la Industria Farmacéutica. Obstáculos como la creciente competencia de otros países, la globalización del sector que descentraliza las decisiones, y la regulación que afecta a la I+D tanto en España como en Europa. Pero estas características se ven en contraposición a otros elementos facilitadotes como son la gran apuesta de la UE por la I+D, el planteamiento político español de un Pacto de Estado por la Ciencia o un SNS de calidad en conjunto con un fuerte tejido industrial.

Asistía al acto de presentación el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, que pese a agradecer el esfuerzo realizado en este informe, no se mostraba ni a favor ni en contra de la creación de un partenariado. Sí añadía, sin embargo, que, en los datos que se manejan en este tipo de documentos, el problema es que “no se puede predecir por donde va a ir la innovación, es difícil predecir horizontes estables de costes”. Igualmente afirmaba que “estamos en un tiempo de oportunidad y donde es necesario cambiar y adaptarse para ganar desafíos”, en referencia a la prioridad del Ministerio de Sanidad y Política Social en la creación de un marco estratégico para el desarrollo de la industria farmacéutica, en el que “tienen que participar también Industria, Innovación, Trabajo y las Comunidades Autónomas”. A esta afirmación, Olmos añadía que “podemos ser más eficientes en colectividad”.

Igualmente el secretario general de Sanidad hacia referencia a los avances en el Pacto de Sanidad y a su optimismo respecto a la sostenibilidad del SNS. Justificaba este positivismo con que los grupos políticos ya han conseguido consensuar los pilares básicos de este pacto, en el que el SNS se toma como un modelo d referencia a conservar, y en el que las reformas al respecto van a hacerse mediante el acuerdo.

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