miércoles, 17 de noviembre de 2010

La convivencia del sistema público y el privado - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
Roser Fernández y Xavier Mate
La convivencia del sistema público y el privado

Los autores reflexionan sobre la conveniencia y la importancia de que el sector privado gane peso en el sistema sanitario para garantizar el buen funcionamiento de los centros. Consideran necesaria más integración de la iniciativa privada para garantizar la equidad, la cohesión, la corresponsabilidad colectiva e individual y la sostenibilidad "del principal capital que tiene España: su sistema sanitario".

Roser Fernández, Directora general de la Unión Catalana de Hospitales y Xavier Mate, Vocal presidente del Consejo de Sector de Privadas de La Unión Catalana de Hospitales - Miércoles, 17 de Noviembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.



Realmente estamos sufriendo una crisis global que afecta a todas las estructuras y segmentos de la población. Uno de los sectores que podemos considerar con más repercusión social como es el de la sanidad está luchando para mantener su calidad y su sostenibilidad. Desde este sector pensamos que nos encontramos en el momento de recordar la importante labor y los esfuerzos que está haciendo el ámbito privado como parte del sistema sanitario del que todos disfrutamos. Un sector privado que quiere expresar una vez más su papel social de empresa que ofrece puestos de trabajo, que atrae inversiones y que complementa o descongestiona la sanidad de cobertura pública, dando respuesta a los derechos de la libre elección y de la corresponsabilidad de los ciudadanos.

Nuevos paradigmas

La sanidad privada, igual que la pública, debe afrontar y encontrar respuestas a los nuevos paradigmas económicos, asistenciales y sociales. El número de asegurados en asistencia sanitaria ha dejado de crecer a ritmo de los dos últimos años, ganan importancia los seguros de reembolso de gastos y el seguro individual pierde peso con relación a los seguros colectivos o de empresa.

La crisis económica afecta a la disponibilidad de pagar de los individuos por unos servicios que están cubiertos y que son gratuitos para todos, sobre todo cuando no se reconoce ninguna desgravación fiscal por la contribución libre de los individuos en la atención a su salud. Esta situación tensiona a las aseguradoras y se produce cada vez más un desequilibrio entre la siniestralidad y las primas que se traslada directamente a la necesidad de ajustar costes en la provisión de estos servicios. El ajuste de estos gastos y la guerra de precios entre las aseguradoras pueden afectar a las expectativas de los clientes con limitaciones en los cuadros médicos y obstáculos burocráticos de acceso.

Es en este contexto en el que se centra el debate de la necesaria reconversión del sector, que pasa por reconocer como eje estratégico de sus políticas la competitividad en calidad y costes y la excelencia. Su contribución diferencial con relación a la sanidad pública va mucho más allá del ámbito hotelero. Es necesario destacar aquellos aspectos diferenciales que hacen que miles de ciudadanos optan libremente por ejercer lo que llamamos "doble cobertura", que suponen el 22 por ciento en el Sistema Nacional de Salud: la libre elección del centro y profesional, la relación directa de confianza médico-paciente, la facilidad de acceso y de tiempo de espera y la incorporación inmediata de nuevos procedimientos y tecnologías. En consecuencia, el propio sector debe afrontar los retos empresariales que plantea el nuevo contexto económico, reconvirtiéndolo mediante la ordenación de la oferta y apostando por la competitividad y por la excelencia.

La sanidad pública tiene mucho que perder si la privada disminuye su peso en el mercado. Es evidente que la actividad que asume la sanidad privada descongestiona la sanidad pública y que su trabajo ayuda a dar cumplimiento a los objetivos públicos de reducción de las listas de espera, al tiempo que permite completar las expectativas de los profesionales y fidelizar su contribución al sistema sanitario mientras genera puestos de trabajo y capacidad de atracción económica del país. No obstante, la demagogia sin fundamento de contraposición mostrada desde hace algún tiempo por la sanidad pública con respecto a la sanidad privada no favorece de ninguna manera la creación de este entorno de convivencia que ha sido y seguirá siendo más necesario que nunca.

¿Por qué desde la Administración se intenta monopolizar en la red pública la atención a los accidentes y a las enfermedades profesionales cuando su financiación proviene de las cuotas empresariales y no de los impuestos generales? ¿Por qué se intenta monopolizar la atención derivada del transporte urgente en la red pública a pesar de que el usuario quiera ejercer su derecho a la doble cobertura? ¿Por qué se van ampliando las prestaciones incluidas en la cartera de servicios de cobertura pública con otros complementarios que podrían corresponder a un seguro voluntario? ¿Por qué se van construyendo y duplicando en el territorio nuevos dispositivos financiados con fondos públicos si en algunos casos se podrían optimizar infraestructuras sanitarias ya existentes?

Urgente reducción del déficit

Mientras se van tomando una tras otra estas decisiones, es necesario que se tomen medidas con carácter de urgencia para promover una reducción del déficit público que afecta a las retribuciones de los profesionales sanitarios y que puede perjudicar al nivel y la calidad de la sanidad pública.
La historia y la madurez de nuestro modelo sanitario nos exige a todos generosidad y compromiso para compartir las estrategias, las infraestructuras, los recursos humanos y el conocimiento, apostando por un sistema de rendimiento de cuentas exigente en resultados de competitividad y excelencia, tanto para la sanidad pública como para la privada.

Es necesario integrar la sanidad privada en el sistema sanitario garantizando valores como la equidad y la cohesión social, pero también la corresponsabilidad, colectiva e individual, y la sostenibilidad del principal capital que tiene España: su sistema sanitario.
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