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ESPAÑA
LOS ALUMNOS CRITICAN LA DIFERENTE ADAPTACIÓN
La realidad de Bolonia abre las desigualdades entre facultades
La aplicación del Plan Bolonia ha abierto las desigualdades en las facultades de Medicina de España. Según el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, la adaptación a las nuevas metodologías docentes está siendo muy diferente y aún siguen vivas las clases magistrales.


Álvaro Sánchez León - Miércoles, 9 de Febrero de 2011 - Actualizado a las 00:00h.

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Íñigo Noriega, presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina.


En septiembre empezó en las universidades europeas el año I del Plan Bolonia, una revolución docente plasmada sobre el papel que pretende que todos los centros académicos del viejo continente converjan mirando hacia el futuro. En Medicina, la mayoría de los implicados en este cambio del modelo docente han apostado por el Espacio Europeo de Educación Superior, un nuevo mundo en el que la universidad podía servir, de verdad, para formar adecuadamente a los profesionales del siglo en curso. Bolonia es, en teoría, el triunfo de la práctica, el reino de las habilidades, el deseo de muchos de los expertos en educación médica.

Hay pocos medios, y mucho se podría ahorrar si facultades y departamentos hicieran un esfuerzo extra para exprimir todos sus recursos

Según el presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), Íñigo Noriega, la realidad de la aplicación de Bolonia en estos primeros meses deja mucho que desear. Un plan diseñado para favorecer la convergencia entre las universidades europeas está sirviendo en España, de momento, para abrir las desigualdades entre las facultades de Medicina.

Aunque admite que "es pronto para valorar las repercusiones finales que este proceso tendrá para la enseñanza de la Medicina", Noriega subraya que entre las lagunas de la aplicación de Bolonia destaca "la diferente adaptación entre las facultades a las nuevas metodologías docentes", justo el quid del nuevo modelo académico. El presidente del CEEM constata que está habiendo dificultades en este campo según la facultad, "no ya sólo entre las antiguas y las que se han abierto recientemente". En su opinión, "la apertura a las nuevas metodologías de docencia y evaluación va a requerir un esfuerzo especial para los años clínicos del grado, pilar fundamental de la enseñanza de la Medicina y uno de los puntos que debe ser más replanteado en todo este proceso". Noriega cree que ahora "se aprecia una cierta divergencia, ya que muchas facultades siguen manteniendo la clase magistral como eje docente, dejando la participación del alumno y el autoaprendizaje en un segundo plano".

El representante de los alumnos de Medicina cree que "el enfoque individual que el Espacio Europeo de Educación Superior debe aplicar se a ver enormemente dificultado por la actual crisis económica, a lo que se debe sumar el importante aumento de alumnos que muchas facultades han sufrido en los últimos años". Considera que la escasez de recursos es evidente, y destaca que "se podría ahorrar mucho se desde las facultades y departamentos se hiciese un esfuerzo extra por exprimir los recursos económicos y humanos ya existentes".

Resulta primordial que todo el cuerpo docente, la Universidad y las administraciones sean conscientes de la necesidad de este cambio académico

Sobre la esencia del modelo, insiste en que "queda mucho por avanzar y todavía es pronto, pero resulta primordial que todo el cuerpo docente sea consciente de la necesidad del cambio".

La crisis, la inercia y los agoreros del futuro universitario

El presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina pone de manifiesto lo que muchos adelantaron, al menos en Diario Médico, antes de la implantación de Bolonia: la falta de recursos materiales y humanos y la escasa financiación limitaría, en estos tiempos de crisis, la onda expansiva de esta revolución académica.

Sin embargo, llama la atención que el análisis de Íñigo Noriega sobre la realidad de Bolonia en las facultades de Medicina de España deje en entredicho la voluntad de muchos profesores a cambiar su sistema docente. Algunos, al parecer, no están dispuestos a que el alumno sea el eje del proceso educativo, y lo mantienen como un mero satélite en torno a sus clases magistrales.

Adaptarse a Europa exige cambios profundos a otro ritmo. A la vez, como destaca Noriega, es importante ir introduciendo nuevos paradigmas aprovechando la reforma del grado, como por ejemplo un nuevo concepto de hospital universitario, "para que sea de verdad el centro neurálgico de la actividad del estudiante".

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