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"Se deben ampliar las capacidades de los enfermeros para que puedan desarrollar mejor su trabajo y dar un mejor servicio a los ciudadanos”, según José Martínez Olmos

Mónica de Haro

Competencia, cualificación y sostenibilidad. Estos han sido los temas estrella del debate sanitario organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), que ha contado con la presencia del secretario general de Sanidad y del presidente del Consejo General de Enfermería


Madrid (23-2-11).- Máximo González Jurado se ha subido a la Tribuna de ANIS para analizar el papel que va a jugar la enfermería en el futuro sistema sanitario. Acompañado por el Secretario General de Sanidad del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, José Martínez Olmos, y por el presidente de ANIS, Francisco Cañizares -que actuó como moderador-, el debate se centro en la sostenibilidad del SNS.

A este respecto, gestores y responsables sanitarios coinciden en la necesidad de dotar de más competencias a las 250.000 enfermeros que trabajan en España. Esta es probablemente la única medida en la que el Ministerio de Sanidad, las Consejerías de Salud de las CC.AA. y todos los partidos políticos están absolutamente de acuerdo: la sostenibilidad del sistema pasa porque las enfermeras puedan tomar más decisiones y actuar más allá de sus actuales cuidados.

Una propuesta que va en consonancia con la nueva realidad de esta profesión que ha pasado a ser una licenciatura a una titulación universitaria de Grado con una duración equivalente a las históricas licenciaturas, a disponer de 7 especialidades de formación MIR, así como poder prescribir determinados medicamentos mediante sus propias recetas, solicitar pruebas diagnósticas y gestionar directamente patologías complejas. Un cambio de papeles en la sanidad que no tiene vuelta atrás.

Orgullo de pertenencia

Según afirma Martínez Olmos, “aunque todas las profesiones sanitarias son importantes, la enfermería es la más reconocida por la ciudadanía como altamente cualificada. Así como la más cercana, por los cuidados y atenciones hacia el enfermo”.

Igualmente señala “la necesidad de tomar medidas que hagan posible un mejor desarrollo sanitario. Entre ellas, ampliar las capacidades de los enfermeros y enfermeras para que puedan desarrollar mejor su trabajo y dar un mejor servicio a los ciudadanos”.

Por su parte, el presidente del Consejo General de Enfermería ha centrado su intervención en la protección de los derechos de los pacientes respecto del ejercicio de las profesionales sanitarias afirmando que “queda mucho por hacer” y mostrando su preocupación por uno de los cuatro pilares del estado de bienestar: el sistema de dependencia.

Asimismo insiste en señalar el prestigio y la aceptación social que tienen las profesiones sanitarias, especialmente para los usuarios que aprecian el equipamiento, los recursos tecnológicos y los cuidados de enfermeros y médicos. “El nivel de eficiencia y aceptación por parte de los ciudadanos son realmente extraordinarios pero en el ámbito puramente asistencial debemos hacer un gran esfuerzo y en el ámbito de las pensiones la reforma es absolutamente imprescindible por ser un problema de justicia social y demográfica”.

Por otro lado, realiza un paralelismo entre salud y educación, con resultados poco alentadores. España ocupa la tercera posición en el ranking mundial de sanidad y el número 32 en educación.

En este sentido se muestra orgulloso al reconocer que “ningún país del mundo puede presentar una formación universitaria en enfermería como la nuestra, lo cual genera orgullo de pertenencia” y añade que “el modelo de especialización es una joya, con una formación tan completa que hasta se ha presentado como modelo a la administración Obama”.

En cuanto al modelo de troncalidad afirma que “adaptarnos a este modelo es sencillo porque nacimos de él”. No obstante, señala algunas lagunas en el período de transición. “Por eso, añade, hay que buscar medidas intermedias hasta que se haya consolidado el modelo de especialización, como la capacidad de tomar decisiones sobre los medicamentos”.

Desde el punto de vista cuantitativo, denuncia un desequilibrio importante (45 médicos por 54 enfermeras) e insta a apostar seriamente por la profesión para eliminar las diferencias entre comunidades que rompen los principios de equidad del sistema.

Normas profesionales
Según el presidente del Consejo General de Enfermería, el problema principal es la humanización de los cuidados sanitarios. Precisamente para garantizar la independencia, la imparcialidad y el secreto profesional los expertos consideran que hay que guiarse por unos códigos de conducta comunitarios y unas normas que dejen claramente establecidos los derechos del paciente.

“Tiene que recuperarse la práctica basada en valores para la profesión sanitaria. Debe hacer una comunión absoluta entre los profesionales y el SNS basada en los principios morales y éticos”, explica González Jurado.

Además abogan por un control de calidad de la competencia profesional sujeto a los deberes éticos y deontológicos. “No es aceptable que una enfermera por tener un título hace veinte años siga ejerciendo la profesión. Esto no garantiza la seguridad del paciente”, critica González Jurado.

Colegios profesionales o fuerzas sociales
Desde el CGE se apuesta por la autoregulación profesional y por la transformación hacia organizaciones sindicales o profesionales y sindicales donde más que velar por los intereses de sus asociados se garanticen las buenas prácticas.

Asimismo se insta al Ministerio a defender la especificidad de las profesiones sanitarias puesto que la Sanidad es la primera empresa del país. Por eso los nuevos esfuerzos económicos para mantener su sostenibilidad serán aceptados por la población.

Por último se insiste en la necesidad de garantizar un nivel de formación compatible con la UE que garantice la libre circulación. “Tenemos que formar enfermeras muy muy cualificadas, y en eso somos líderes”, concluye González Jurado.

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