martes, 22 de marzo de 2011

17 Congreso Nacional de Hospitales :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

“Parece que el modelo de gestión integrada de los recursos y la revitalización del potencial de los profesionales se presentan como necesidades ineludibles para hacer frente a los desafíos actuales”, según Miguel Carrasco Asenjo

Silvia C. Carpallo

El vicepresidente del Comité Científico del 17 Congreso Nacional de Hospitales, organizado ppor SEDISA, ha concedido una entrevista a la Revista EL MÉDICO que se publica en el número de marzo



Madrid (23-3-11).- La innovación dentro de la gestión hospitalaria ya no es sólo hablar de nuevas tecnologías y de nuevos fármacos. También es poder aprender sobre experiencias de financiación, de modelos de gestión, del camino de la docencia y de la necesidad de seguir avanzando en los programas de seguridad del paciente. Todos estos temas son los que Miguel Carrasco Asenjo, vicepresidente del Comité Científico del 17 Congreso Nacional de Hospitales, ha tenido que plantearse a la hora de elaborar el programa de este encuentro, que se presenta en un entorno de crisis donde, como afirma, “es cierto que existe un problema de sostenibilidad financiera, y que es urgente la necesidad de ajustar el gasto presupuestado y el gasto real”. Respecto al papel de los gestores, opina que el gobierno de las instituciones sanitarias deberá dotarse de nuevas competencias, capacidades y actitudes que aseguren, con la disponibilidad presupuestaria, mantener la calidad de la asistencia.

¿Cómo se plantea el comité científico los temas a abordar en un congreso de tan grandes dimensiones, y en un momento de crisis?

Es importante situar el 17 Congreso de Hospitales después del 16. Quiero decir con esto que en el congreso anterior se trabajó bajo el lema “Atención Sanitaria Integrada: Curar y Cuidar”, abarcando el conjunto de la atención sanitaria. Se trataba de un enfoque más holístico e integral y se analizaron aspectos clave del Sistema Nacional de Salud, con la finalidad de enriquecer los procedimientos de trabajo y descubrir nuevas estrategias facilitadoras de una actividad técnica de excelencia. En esta edición hemos concretado, el lema elegido es “Innovar en gestión sanitaria”. Queremos presentar la innovación como una actitud, como un valor y como un recurso que se ha de emplear en nuestras instituciones para avanzar en su desarrollo y progreso. Para todo ello, la preparación de los contenidos se ha basado en cuatro aspectos básicos, identificados como necesidades para la gestión de nuestros centros sanitarios, como son: la incorporación de sistemas de gestión que aprovechen al máximo las competencias de sus profesionales; la promoción de estructuras de gobierno menos complejas y más productivas; la implantación de sistemas de información útiles y eficientes para cuantificar el rendimiento e impacto en salud de nuestro trabajo; y por último el desarrollo de modos de gestión, que permitan a los profesionales crear valor a través del desarrollo e implantación de nuevas ideas.

Dentro de estos temas se va a hablar sobre “experiencias de sostenibilidad en organizaciones sanitarias”, ¿qué pueden hacer los gestores por contribuir a la sostenibilidad del sistema?

Es cierto que actualmente existe un problema de sostenibilidad financiera, y que es urgente ajustar el gasto presupuestado y el gasto real. Los acuerdos del Consejo Interterritorial, sin duda, deben seguir y deben establecer las bases de colaboración y confianza institucional, que permitan abordar las soluciones y reformas estructurales necesarias que ayuden en este sentido. Respecto al papel de los gestores, en el gobierno de las instituciones sanitarias, deberá dotarse de nuevas competencias, capacidades y actitudes que aseguren, con la disponibilidad presupuestaria, la asistencia requerida manteniendo la calidad de la misma. Deberán procurar que en su institución se haga un esfuerzo de eficiencia y un uso razonable de los recursos de todo tipo. En este sentido, parece que el modelo de gestión integrada de los recursos y la revitalización del potencial de los profesionales se presentan como necesidades ineludibles para hacer frente a estos desafíos. Los directores hospitalarios van a tener que hacer un esfuerzo muy importante de motivación y de control, de manera que con presupuestos ajustados, consigan prestaciones similares garantizando la calidad de las mismas. Es el momento de la gestión, y es una oportunidad para el desarrollo de la carrera profesional de los gestores.

Enmarcado en todo este contexto, ¿ayudará el congreso a profundizar en la cuestión de la necesaria profesionalización de la gestión sanitaria?

Desde hace tiempo, los vocales de la Junta Directiva de SEDISA vienen reclamando, con otros muchos, la necesidad de promover la carrera profesional de nuevas generaciones de gestores, que necesariamente deberán desarrollar nuevos perfiles y habilidades, menos tecnócratas y más estrategas. Se necesitan gestores de un nuevo tipo, menos preocupados por el corto plazo y por la estructura y más por los procesos, los pacientes y los recursos humanos. Es un buen momento para impulsar la gestión y la carrera profesional de sus profesionales.

¿Y cuál cree que es el sistema más eficaz para la formación de gestores?

En este momento, estamos viviendo un hecho de especial importancia al adecuar nuestros planes de estudios en el proceso de convergencia educativa que fija el Espacio Europeo de Educación Superior. La formación universitaria de postgrado y la oferta de las escuelas de negocios de excelencia que existen en nuestro país presentan una buena oferta docente para la formación, y una gran oportunidad para quienes desean titularse y seguir esta carrera profesional. Todos los programas deben procurar incluir en sus estrategias docentes la realización de periodos de aprendizaje en prácticas tuteladas por directivos de los propios centros. En nuestra opinión, los profesores no sólo deben estar preparados para la transmisión y replica de los conocimientos y técnicas requeridas para la gestión, sino que, por su experiencia y trabajo, deben de ser capaces de renovar e incorporar el producto del mismo y de su propio aprendizaje como formadores. Una vez más, insistimos en la necesidad de promover la carrera profesional para la gestión de los centros e instituciones sanitarias.

Hoy en día, ¿qué nuevos modelos de gestión parecen ser más eficaces? ¿Deben pasar todos ellos por la gestión integrada?

Los modelos de gestión integrada deben ser propiciados e impulsados, a mi me parece que la integración del proceso asistencial requiere sistemas de acceso a la información de los pacientes de manera inmediata y automática, y esto se va consiguiendo, lo que facilitará enormemente la gestión compartida. También es muy importante que se puedan establecer criterios que faciliten, por una parte, la gestión administrativa del paciente y la atención clínica de los mismos, de manera que se aporte información suficiente a los gestores y a los responsables de este proceso para poder tener indicadores de rendimiento y calidad, que permitan seguir el proceso de la gestión integrada. Teniendo en cuenta todo esto, creo que debemos avanzar hacia modelos que impulsen la gestión del conocimiento, el establecimiento de acuerdos y alianzas en el campo de la investigación y la docencia, y la necesidad de encontrar socios estables y honrados para el mejor desarrollo de la labor asistencial. Se necesitan modelos de gestión que obliguen a los gestores a estar atentos a lo que pasa fuera de la institución y a identificar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías para el sector sanitario. Creo que hemos avanzado mucho. Dentro del congreso, en cuanto a los diferentes modelos de gestión, será muy importante la participación de los consejeros de Sanidad en las mesas que se han diseñado para ellos, y que darán la oportunidad a los asistentes de conocer las tendencias y las políticas de cada autonomía.

El futuro de la Sanidad, ¿pasa por una mayor colaboración público privada?

No creo equivocarme mucho al decir que la participación de lo privado, en el gasto sanitario global, está en el entorno del 25 por ciento, y que en los últimos años ha aumentado y se han explorado formas de provisión de servicios que han estimulado esta participación. Existe consenso en la necesidad de mantener como públicos la financiación y el aseguramiento del derecho a la prestación sanitaria, pero la provisión de servicios, y en concreto, la contratación o concertación de servicios sanitarios privados, es la cuestión que está en el centro del debate. Sobre todo, y en particular, en lo que se refiere a costes, regulación contractual, mejoras de calidad, eficiencia y equidad. Es necesario buscar fórmulas que superen el concepto tan burocrático que tienen nuestros hospitales, y que faciliten fórmulas de gestión que proporcionen eficiencia en la prestación del servicio. El deseo de buscar estas fórmulas está presente y se debe animar a seguir haciéndolo a las instituciones, a los sistemas autonómicos y al Sistema Nacional de Salud, con el objeto de encontrar la fórmula que mejor ayude a la sostenibilidad del sistema. También en ese sentido hay que buscar la eficiencia y la alianza con sectores que sean capaces de realizar este servicio con toda honradez, y con la necesaria transparencia.

Y desde su experiencia, ¿cuáles podrían ser estas nuevas fórmulas?

Creo que no se terminaron de explorar, por aspectos de la crisis y situaciones posteriores, aquellas fórmulas que permitían a la provisión pública encontrar formas más eficientes de gestión, y con ello me estoy refiriendo a las fundaciones y a las empresas públicas. Empezaron a desarrollarse, e incluso se aprobó una normativa al respecto que estableció esa posibilidad, y que se ha visto truncada posteriormente por otros temas que han incidido en esta cuestión. La exploración de otros sistemas, como han sido los modelos planteados en Madrid y en Valencia, son alternativas que, desde mi punto de vista, tienen todavía que verse en su mayor expresión y así poder valorar las posibilidades de extensión a otras comunidades autónomas. Pero la cuestión es seguir estudiándolas, buscándolas, en la medida que se hace necesaria una sostenibilidad de la prestación sanitaria. Posiblemente fórmulas de complementarización sean necesarias.

Hablando de complementar, si se llegase a instaurar el copago, ¿sería más beneficioso un copago que ayudase a co-financiar el sistema, o simplemente un copago que estructurase la demanda, por ejemplo, en servicios como el de Urgencias?

En realidad, ninguno de los dos. Todavía quedan fórmulas por probar, sobre todo cambiando las actitudes de los ciudadanos mediante educación sanitaria, que puedan llevar al convencimiento de las limitaciones de los recursos y a la utilización más racional de los mismos. Son bastante conocidos los informes de expertos que explican cómo, desde el punto de vista financiero, el copago ayuda poco debido a que tiene muchos gastos de gestión y recaudación. Si queda claro que los ingresos no aumentarían de forma importante, quedaría por estudiar si el copago podría mostrarse útil para la regulación de la demanda, adecuándola más a las necesidades. Aquí, el problema está en que el copago, seguramente, regularía más la demanda en aquellos que tienen menos recursos económicos y no los regularía tanto en cuanto a la demanda por mayor o menor gravedad del proceso. Con lo cual, tengo la impresión de que en este sentido saldría más dañada la equidad que otra cosa. Donde hay que hacer hincapié en este momento, y dándonos un voto de confianza a los usuarios, es en la educación, en las fórmulas de conocimiento del gasto, como la factura sombra que se está implantando en varias comunidades autónomas. Todo ello podría ayudar a contener una demanda sobrepasada o inapropiada.

El lema de este congreso está claramente relacionado con la innovación, ¿cómo debería ser el futuro de los hospitales y qué gestión sería más adecuada para los mismos?

Para nuestras instituciones, el principal objetivo es poner la investigación y la innovación al servicio de la salud del ciudadano. En este momento debemos estar preparados para aprovechar los avances en el conocimiento de los mecanismos moleculares, bioquímicos y celulares implicados en la etiopatogenia de las enfermedades, así como en el empleo eficiente de las nuevas tecnologías. Todo ello, con el fin de favorecer el diagnóstico y la terapéutica de las enfermedades, teniendo en cuenta la calidad de vida de los pacientes y de su entorno. Y todo ello, por supuesto, debe verse apoyado por la tarea de los gestores. Si me preguntase en qué aspectos de la patología de las enfermedades habría que centrarse, el interés debería fijarse en todo lo relacionado con el envejecimiento y las enfermedades crónicas, y por otra parte, una mayor atención a la nutrición y todas sus consecuencias en la pluripatología.

Respecto al uso de las nuevas tecnologías, ¿es positivo que todos los hospitales cuenten con los avances punteros o es inviable sostener este modelo?, ¿podría pasar la solución por disminuir la compra de nueva tecnología y realizar, en cambio, acuerdos de “alquiler” de esta maquinaria con la Sanidad privada?

Nuestro sistema sanitario tiene la obligación de garantizar el derecho a la utilización de las nuevas tecnologías, pero también la obligación de asegurar que su implantación, y su uso, sea el adecuado en cuanto a efectividad, eficiencia y a las necesidades de la organización. En este sentido, cabe destacar el análisis crítico de los trabajos realizados por los diferentes servicios de salud, desde las “unidades de evaluación de las nuevas tecnologías”. Partiendo de estos principios, entre otros, lo que se plantea de alquiler o compra es una cuestión que dependerá de cada tecnología, ligada a la demanda, accesibilidad, costes, organización, economía, etc. No creo que haya una solución única y generalizable a todo.

¿Cómo ha de plantearse un directivo hospitalario gestionar la investigación dentro de su hospital?

Un hospital debe ser una institución que aprende, investiga y enseña. De forma muy esquemática, podemos decir que la investigación de nuestros centros está principalmente en el campo de la investigación aplicada, realizada en colaboración con diferentes equipos y centros, y orientada a incrementar el conocimiento y a desarrollar tecnologías para el diagnóstico y la terapéutica. Se basa, de esta manera, tanto en el desarrollo experimental, como en la transformación de las ideas en procesos asistenciales nuevos o sustancialmente mejorados. En mi opinión, es clave que la dirección del centro estimule y favorezca esta labor, procurando la dotación necesaria para la captación de fondos, gestión de los proyectos, apoyo metodológico y la dotación tecnológica compartida que los proyectos requieran.

Actualmente, los hospitales son los pioneros en investigación sobre terapias avanzadas, ¿va a poder la Sanidad pública soportar el coste de estos tratamientos?

El gasto en fármacos es una de las principales preocupaciones en relación con el coste global de la Sanidad. En esta cuestión se han centrado varios programas encaminados a reducirlo, con resultados positivos en algunos aspectos. El Sistema Nacional de Salud tendrá que encontrar, entonces, el modo de asumir el coste de los nuevos tratamientos, una vez que estos hayan mostrado su eficacia. Sin duda, el avance científico y tecnológico conlleva en Medicina un incremento presupuestario, y en consecuencia, los ajustes necesarios. A veces la innovación terapéutica podrá sustituir o evitar otro tipo de gastos que faciliten dichos ajustes.

El médico hoy en día ya no sólo se dedica a la asistencia, sino también a la investigación y por supuesto, a la docencia, ¿cuáles son los retos de la gestión del hospital universitario?

Llevando la cuestión al terreno más práctico, opino que el principal reto es procurar un mayor reconocimiento, por parte de la universidad, de la labor docente que desempeñan esta institución y sus profesionales. El nivel jerárquico, la retribución económica, la dotación de profesorado, el impacto en la carrera profesional y en el cumplimiento de objetivos, etc... vienen muy determinados por una normativa que no facilita adecuadamente la necesaria simbiosis que debería haber entre las instituciones. Y con frecuencia vemos al imprescindible hospital docente convertido en un mero acompañante, sin más, de la organización universitaria.

Por último, otro de los temas clave en el 17 Congreso de Hospitales es el de la seguridad del paciente. Según el estudio ENEAS, la mitad de los efectos adversos relacionados con la asistencia sanitaria son evitables, ¿se van a abordar en este foro medidas para ello?, ¿en su opinión cuáles serían?

El tema de la seguridad del paciente es uno de los que más relevancia hemos dado en este congreso, y se ha planteado con la misma importancia con la que el Ministerio de Sanidad ha asumido esta área dentro de sus estrategias. El gestor debe interesarse, no sólo por esta cuestión, sino también por los aspectos de participación en estos temas, la preocupación de la comunidad por su salud. Por la participación que hemos podido observar, estoy seguro de que en el congreso se van a presentar múltiples experiencias que ya se están desarrollando en los hospitales. Las comunicaciones se están centrando en temas clave como son el control en los quirófanos, aspectos de calidad en el seguimiento de los pacientes y sus muestras, seguridad en su identificación, y por supuesto, en la prevención y control de las infecciones hospitalarias. En este aspecto, nuestros hospitales han mejorado mucho y se encuentran en cifras cercanas al mínimo irreductible. Debido en gran parte a la colaboración de Medicina Preventiva, Enfermedades Infecciosas, Microbiología y aquellos servicios hospitalarios especialmente preocupados por la seguridad de sus pacientes. Se están llevando a cabo con éxito importantes programas como el de “bacteriemia cero” y sobre todo, el que se muestra más eficaz en la prevención, el de “lavado de manos”

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