martes, 15 de marzo de 2011

Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

La FADSP evalúa las medidas de mejora de la Primaria adoptadas en las CCAA “ante la falta de liderazgo central” y concluye que la Estrategia AP21 puede “verse superada por los acontecimientos”

Redacción

En su informe, la Federación censura que la Estrategia no ha favorecido la accesibilidad al primer nivel asistencial, ni ha rebajado la presión en los centros de salud, e incide en la necesidad de una mayor cohesión en el SNS y de una apuesta verdadera por la AP



Madrid (16-3-11).- En su informe ‘Fundamentos de la Atención Primaria y evaluación de las medidas de mejora adoptadas por las Comunidades Autónomas’, la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) ha evaluado las medidas de mejora de la Atención Primaria llevadas a cabo “de forma desigual y sin cohesión” por las distintas CCAA “ante la falta de liderazgo central, coordinador (del Ministerio de Sanidad y del Consejo Interterritorial)” en la implementación de la Estrategia AP21. Una Estrategia que, señala el informe, “puede verse superada por los acontecimientos”, y que no ha traído ni una mejor accesibilidad del ciudadano al primer nivel ni una disminución de la presión asistencial para los profesionales.

La FADSP ha recordado que ya en la jornada de debate que organizó sobre el desarrollo de la estrategia AP XXI, el pasado 24 de noviembre de 2010, representantes de la OMC, de las tres grandes Sociedades Médicas de Primaria (SEMFYC, SEMERGEN y SEMG) y de la Asociación de Enfermería Comunitaria coincidieron en calificar como deficiente el desarrollo de la estrategia AP XXI impulsada por el Ministerio de Sanidad, en la falta de uniformidad y de coordinación en las medidas de mejora adoptadas por las comunidades autónomas y en la necesidad de establecer un seguimiento del cumplimiento de esas medidas.

Analizando ahora el grado de implantación de la AP21 y algunas de las medidas puestas en práctica en distintas autonomías, “y discutir sobre sus consecuencias en la accesibilidad, continuidad y calidad de la asistencia”, el informe de la FADSP es muy crítico.

En primer lugar, el informe resalta el fracaso de la Estrategia en el intento de “transformar la AP en agencia de salud de los ciudadanos”, pues “no ha mejorado la accesibilidad, y el contacto con los ciudadanos es individual y clínico. Los horarios asistenciales suelen ser rígidos; el tipo de trabajo funcionarial sujeto a horario fijo; las listas de espera en AP cada vez afectan a más cupos médicos y la libertad de elección está limitada por la sobrecarga de cupos”.

Respecto a otro aspecto, la libranza del día siguiente a la guardia, lo que “puede parecer un logro para los profesionales, para los pacientes significa que hasta en el 33 por ciento de los días cambie su médico y/o su enfermero habituales. También en cuanto a la accesibilidad, se censura que las personas mayores no aprovechan los avances tecnológicos, como la cita electrónica.

Otras críticas: la distribución de las cargas de trabajo se reduce al criterio de los 1.500 usuarios por cupo médico, sin tener en cuenta datos demográficos; el aumento de plantillas en algunas comunidades (hasta el 40 por ciento en Castilla-La Mancha) no se traduce en mejoras en la presión asistencial debido a la demanda creciente de crónicos y a la inadecuada gestión de las consultas,

Avances en el ámbito administrativo

Aunque el informe reconoce avances en las funciones administrativas de los centros de salud y que “la telemática ayuda en las tareas burocráticas”, se censura el derroche realizado en campañas de marketing para mejorar la imagen de la AP que no han contado con la participación ciudadana: “el impulso a la participación ciudadana se reduce a la constitución de consejos de salud en algunos centros”. Y también, que “apenas se ha avanzado en potenciar la autonomía de los ciudadanos y en la promoción de los autocuidados y la prevención de la medicalización. La cartera de servicios se establece sin tener en cuenta a los profesionales y sin reciprocidad con la población”.

La informatización, la telemedicina, “incluso la docencia MIR”, han impulsado la calidad de la atención en el medio rural, pero en cuanto a la capacidad resolutiva de la AP sigue habiendo “demoras diagnósticas importantes, listas elevadas para determinadas exploraciones, exploraciones vetadas a la solicitud directa desde AP, y guías y protocolos inoperantes entre AP y el hospital”. La historia clínica informatizada común va camino de ser una realidad, “pero nunca será una panacea”.

“Los procedimientos administrativos en manos de los profesionales, como la receta electrónica o la expedición de partes de IT, han reducido la carga burocrática de las consultas, aunque, en muchos sentidos, los médicos de AP son el “secretario de oro” de los médicos hospitalarios”, se critica.

Por otra parte, las guías clínicas para mejorar la práctica se impulsan “de manera desordenada, con poca intensidad y esporádicamente”; los programas de uso racional de medicamentos se impulsan “con distinta intensidad según áreas de salud y gerencias; no se evalúan ni se difunde la medición de resultados en salud; y la continuidad asistencial entre AP y hospital “sigue siendo una quimera”.

En la atención a urgencias no hay un plan de “contención” de urgencias dirigida a los ciudadanos, “no se ha hecho nada respecto a la práctica de la Medicina defensiva por los profesionales; los PAC ocasionan la pérdida de la referencia del usuario con sus profesionales habituales; las actividades comunitarias promovidas por la AP son anecdóticas Y apenas ha habido iniciativas para favorecer la formación continuada, la investigación y la actividad docente.

Tampoco ha funcionado bien la carrera profesional, “en la práctica un complemento salarial más sin capacidad incentivadota” y sin conexión entre las comunidades autónomas; los criterios de calidad no están incorporados a la motivación; no se ha promovido un sistema mixto de retribuciones; no hay correspondencia entre cargas de trabajo, indicadores de calidad y sistemas de incentivación.

Resumen crítico

El resumen final del informe de la FADSP es crítico: “En los tiempos actuales no se vislumbra una iniciativa globalizadora que de aires nuevos a una organización que se ha burocratizado en exceso, diluyendo la profesionalidad de sus actores; que está soportando mal la creciente medicalización y banalización de la demanda, así como las consecuencias de una demografía adversa”, dice, y añade que las medidas desarrolladas por varias CCAA “seguramente no serán suficientes para devolver a los profesionales el entusiasmo perdido, por el contrario, algunas de ellas pueden poner en riesgo algunos valores esenciales de la AP, como la continuidad asistencial, por ejemplo, y, en cualquier caso, pueden ocasionar agrios debates en los equipos de Atención Primaria, porque enfrenten competencias entre distintos estamentos profesionales o porque fragmenten y desregulen las estructuras asistenciales”.

“Necesitamos mejorar la cohesión del SNS y su financiación; potenciar la AP y despolitizar la gestión sanitaria, fomentando la participación profesional y ciudadana”, finaliza.


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