sábado, 5 de marzo de 2011

La prestación farmacéutica en la Unión Europea :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

REPORTAJE: La prestación farmacéutica en la Unión Europea

Silvia C. Carpallo

Es evidente que la crisis económica ha golpeado a la gran mayoría de los países de la Unión Europea, y esto les ha obligado a tomar medidas que quizás no se hubieran adoptado en otras circunstancias. Servicios sociales, como la educación o la Sanidad, también se han visto afectados de una manera u otra, y los sistemas nacionales de salud han comenzado a replantearse hasta qué punto pueden llegar sus coberturas. Siendo esto así, la farmacia ha sido una de las parcelas más afectadas. En Europa se han tomado medidas de recorte al respecto. Si la Revista EL MÉDICO hacía en su número de enero un repaso a la situación de la industria farmacéutica en España, ahora toca analizar cómo está esta prestación en la Unión Europea



Madrid (1-3-11).- El futuro del sector farmacéutico parece más prometedor para los países en desarrollo que para los miembros de la Unión. Así, según datos aportados por el estudio “Informe de Previsiones IMS 2010-2014 sobre el sector farmacéutico”, de IMS Health, por primera vez, se espera un crecimiento negativo para 2011 en España, siendo los genéricos el único grupo de medicamentos en continuo ascenso. Según expuso el vicepresidente de IMS, Murria Aitken, en la presentación de dicho documento, “mientras el mercado global parece recuperarse algo en 2011, las restricciones subyacentes al crecimiento en los mercados desarrollados son más fuertes que nunca, incluyendo el impacto de los vencimientos de patentes y los principales mecanismos para limitar el gasto farmacéutico”. De esta manera el informe revelaba datos como que los cinco principales mercados europeos (Alemania, Francia, Italia, España y Reino Unido) en conjunto crecerán a un ritmo del 3,1 por ciento, mientras que para los 17 países farmacéuticos emergentes se pronostica un crecimiento de entre el 15 y el 17 por ciento para el próximo año.

Por otro lado, según el estudio “La Regulación de los productos farmacéuticos en Europa, la lucha por la eficiencia, la equidad y la calidad”, del Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas Sanitarias, “el gasto farmacéutico es predominantemente privado en Bélgica, Dinamarca y recientemente Italia; entre 1980 y 2000 la participación pública en los gastos totales se redujo en 9 de los 14 países miembros, a causa de las fuertes presiones para contener los costos de la atención médica. Esta reducción fue menor en Portugal, Suecia, los Países Bajos y Reino Unido, pero fue importante en países como Italia y Bélgica”. Es por datos como estos que el Observatorio se preocupa de que ahora, en tiempos de crisis, los gobiernos traten de regular el mercado farmacéutico sin tener en cuenta principios como la equidad o la calidad.

Estas cuestiones preocupan también a los farmacéuticos españoles, que en su 17 Congreso Nacional Farmacéutico, celebrado el pasado mes de octubre en Bilbao, dedicaron parte de la temática a hablar sobre la farmacia y Europa, abordando cuestiones como la necesidad del binomio propiedad-titularidad de la oficina de farmacia, como garantía la independencia del farmacéutico. Por supuesto, la cuestión de los recortes farmacéuticos tras la crisis económica preocupa sobre todo a la propia industria farmacéutica, y a los estudiosos de la misma. Así es el caso de Joan Rovira, profesor emérito de economía aplicada en la Universidad de Barcelona, que participaba en una jornada sobre “La prestación farmacéutica frente a la crisis económica en Europa”, en la Universidad Carlos III de Madrid (UCIII), en colaboración con la Fundación Abbott. Rovira declaraba al respecto de los decreto ley sobre los recortes en gasto farmacéutico (consultar la Revista EL MÉDICO del mes de enero) que “no me parece una buena medida la política del sin postre para todos, no incentiva la innovación”.

Las propuestas de los principales mercados europeos
En prácticamente todas las mesas redondas de este evento se habló de crisis, de sostenibilidad y de necesidad de reformas. La mirada, entonces, se va hacia Europa. Algunos países han optado por hacer recortes, otros por poner medidas de contención de gasto y otros por reforzar sus agencias independientes para que sepan gestionar mejor sus funciones respecto a los fármacos.

Esta es una de las grandes apuestas europeas, agencializar. Órganos independientes, privados, asesores o con capacidad de decisión, que mediante comités de expertos deciden qué fármacos entran o no en el mercado, con qué precio, o si entran o no dentro de las clasificaciones de reembolso de la seguridad social. El caso más representativo es el NICE (National Institute for Clinical Excellence) de Reino Unido, una institución centralizadora, generalmente restrictiva, que dedica cuatro de sus comités a valorar los nuevos fármacos, y a exigir la mayor productividad de las empresas farmacéuticas. La apuesta de Reino Unido ha seguido encaminada en este sentido, ya que tal como expresaba el profesor John Hutton, especializado en economía de la Salud y Director del York Health Economics Consortium de la Universidad de York, dentro del mismo marco de las jornadas sobre prestación farmacéutica de la UCIII, “seguimos manteniendo un cierto dilema en cuanto a la política, porque se depende mucho del sector farmacéutico y lo que no queremos en la situación de crisis financiera es dañar a la industria farmacéutica, que contribuye ampliamente a un crecimiento macroeconómico, pero si estamos recortando precios en general, ya que hay que vigilar que aquí también se mejore la productividad”.

Otras de las grandes agencias es el IQWIQ alemán (Instituto para la Calidad y Eficiencia del Cuidado de la Salud), que en colaboración continúa con otros organismos como el GVK- Spitzenverband (es decir, la asociación federal del SHI, su sistema de Sanidad) y el G-BA (un Comité Federal Conjunto), es el responsable de analizar las evidencias científicas y evaluar los fármacos, procesos quirúrgicos o de investigación. La situación alemana, también pasa por reforzar estas estructuras, ya que, en realidad, su gasto farmacéutico en vez de contenerse, ha subido un 5,5 por ciento con respecto al pasado año, dato por el cual, Peter Kolominsky-Rabas, director del Centro Interdisciplinario de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Salud Pública (IZPH) de la Universidad de Erlangen-Nurnberg de Alemania, mostraba su preocupación en esta misma jornada. “Se está hablando de hacer una reforma sanitaria, porque esto no puede sostenerse”.

Países como Francia e Italia, han optado, sin embargo, por las reformas, unas más sutiles que otras. Tal como explica el Dr. Francis Fagnani, director de CEMKA/EVAL, una consultora francesa especializada en Economía de la Salud, Epidemiología e Investigación, “en el último año podríamos considerar que el mercado de medicamentos en Francia se ha controlado”. En palabras de Fagnani, esta reforma ha sido más estructural y organizativa que presupuestaria, ya que “la regulación de los fármacos en Francia ha llevado a una fragmentación de esta situación en diferentes segmentos”. Esto era así, ya que según el experto francés, “las medidas de recorte para no dar acceso a algunos fármacos son imposibles de vender socialmente, que se vaya a quitar el acceso a un fármaco simplemente por recortes presupuestarios no es ni si quiera planteable en Francia”. Francia también ha seguido el ejemplo de sus vecinos, ya que Francis Fagnani hacia mención a la importante función de la HAS (Hauté Autorité de Santé), una autoridad pública independiente y de carácter científico, que asesora mediante comités de transparencia sobre los reembolsos de los medicamentos.

Otra propuesta es la italiana. País acostumbrado a la crisis, al crecimiento del gasto, a los bajos niveles del PIB y a la necesidad de tomar medidas de contención desde más años tiene ya un modelo para la contención de gasto farmacéutico establecido. Este plan se basa en seis puntos, que presentaba en la jornada sobre “la prestación farmacéutica en la crisis económica en Europa”, el Dr. Carmine Ornaghi, de la Universidad de Soutampton. En primer lugar, y el más clave, se basa en poner un techo al porcentaje de gasto. Según esta cifra, si existe un exceso en el gasto en alguna de las regiones, se ha de hacer una devolución de este exceso al Estado, que sufragará por una parte la propia región y por otra la compañía farmacéutica que haya incidido en este gasto. En tercer lugar, como es de prever, si existen restricciones presupuestarias, existen limitaciones en las prestaciones, por lo que se establece un copago regulado por las regiones. A continuación, vendrían medidas más directas como la de realizar guías de prescripción que favorezcan el uso de los genéricos. Igualmente, existiría una distribución de los fármacos directa a los hospitales. En último lugar, estaría una cuestión más compleja, que es la de negociar y debatir los precios entre el Estado y la industria farmacéutica. Para ello existe la “Agencia Italiana del Fármaco (AIFA)” que establece el tipo de fármaco a la hora de realizar las clasificaciones del reembolso, y negocia el precio del mismo. El Dr.Organahi apostaba por seguir avanzado en este aspecto, proponiendo además sus propias medidas, como premiar a los medicamentos más innovadores con un precio superior a productos existentes en el mercado, o favorecer el uso de genéricos a través de su potenciación en la venta en farmacias, para lo que el farmacéutico debería recibir un porcentaje fijo por receta, y no según el precio del medicamento.

La persistencia del copago
Otro punto en común de estos sistemas europeos es la existencia de copago o coseguro privado, medidas que ayudan a cofinanciar el sistema y hacen que se reparta el gasto, según expertos. En Francia por ejemplo, un 20 por ciento del sistema funciona por copago, con la excepción de pacientes con enfermedades graves de larga duración, que tienen una cobertura del cien por cien. Igualmente existe un seguro adicional o complementario privado que usa alrededor de un 85 por ciento de la población.

Este sistema, como bien es sabido, tiene sus pros económicos y sus contras sociales. Este es el caso de Italia, donde la cobertura es universal, pero se trata de una cobertura de mínimos, estando el resto de servicios asociados al copago, que se gestionan en cada una de las regiones. De esta manera existe, según comenta el Dr. Carmine Ornaghi, una importante diferencia entre los servicios de las regiones del norte y las del sur, existiendo por tanto un grave problema de equidad en la cobertura total del país.

De nuevo este es el problema que se planteaba el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas Sanitarias: hasta qué punto la privatización puede afectar a cualidades de los sistemas sanitarios como la equidad, la calidad y la eficiencia.


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