Ansiedad, estrés y depresión, patologías más frecuentes en la mujer trabajadora
Redacción
Según señala presidenta de la Sociedad Española de Estrés Postraumático, “actualmente, las demandas sobre la mujer se han multiplicado, sintiéndose atrapada en sus responsabilidades laborales y no queriendo dejar en segundo plano lo que considera prioridad en la atención a su familia. Esto lleva, sin duda, a un incremento importante de los niveles de ansiedad que, mal afrontados y mantenidos durante tiempo, desembocan en síntomas de cansancio, desmotivación y depresión”
Madrid (8-3-11).- El papel de la mujer en la sociedad ha cambiado con su incorporación al mundo laboral, duplicando en muchos casos su jornada de trabajo y asumiendo una doble responsabilidad, profesional y familiar. Como explica la Dra. Rafi Santos, psiquiatra y presidenta de la Sociedad Española de Estrés Postraumático, “actualmente, las demandas sobre la mujer se han multiplicado, sintiéndose atrapada en sus responsabilidades laborales y no queriendo dejar en segundo plano lo que considera prioridad en la atención a su familia. Esto lleva, sin duda, a un incremento importante de los niveles de ansiedad que, mal afrontados y mantenidos durante tiempo, desembocan en síntomas de cansancio, desmotivación y depresión”.
El perfil femenino que padece depresión y ansiedad en un ambiente urbano se corresponde con el de una mujer de entre 40 y 60 años, ama de casa y trabajadora, con empleo de media o baja cualificación al que dedica un número excesivo de horas laborales o con horarios difíciles de compaginar con la vida familiar.
En palabras del Dr. Vicente Gasull, médico de familia y miembro del grupo de Salud Mental de SEMERGEN, “es una realidad que la incorporación de la mujer al mundo laboral ha ido en aumento y también es cierto que todavía no se ha logrado sustituir el rol de la mujer como “cuidadora de la familia” por el de “corresponsable” en el cuidado de esa familia”. Y ese papel de cuidadora por excelencia se refleja en los datos. En el año 2008, de las 539 excedencias solicitadas para asumir el cuidado de personas dependientes, el 66,05 por ciento correspondieron a mujeres . Las excedencias por cuidado de hijos, vigentes en diciembre de 2009, en total 33.942, recayeron en un 95,90 por ciento de los casos en las madres .
Por otro lado, durante el tercer trimestre de 2010, el 97,23 por ciento de las mujeres inactivas no buscó empleo por cuidar a niños o adultos enfermos, discapacitados o mayores, mientras que el 93,01 por ciento no lo hizo por asumir otras responsabilidades familiares o personales . En ese mismo periodo, la tasa de actividad femenina fue del 52,22 por ciento frente al 68,28 por ciento de la masculina. Las mayores tasas de actividad femenina fueron las de las Islas Baleares (61,79 por ciento), Comunidad de Madrid (58,54 por ciento) y Cataluña (55,67 por ciento) .
El aumento de la sobrecarga emocional y de factores vitales estresantes son factores de riesgo para el desarrollo de trastornos mentales, fundamentalmente, ansiedad y depresión. De hecho, el 45 por ciento de la morbilidad laboral se debe a trastornos afectivos, con altas tasas de depresión y ansiedad, y alteraciones osteomusculares (lumbagos y procesos cervicobraquiales).
A pesar de los avances en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres todavía existen dificultades para que la mujer trabajadora alcance el más alto grado de salud física, psíquica y social que propugna la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero como afirma la Dra. Santos, “la igualdad tiene que asimilarse conceptualmente para ser aplicada en cuanto a criterios, en primer lugar, de no discriminación. La solución pasaría por partir del reconocimiento personal de la mujer y aplicar medidas laborales flexibles en cuanto a horarios, incorporando nuevas tecnologías que sustituyan el presentismo a toda ultranza, por supuesto manteniendo los objetivos a conseguir”.
Según el Dr. Gasull, “para lograr una efectiva igualdad de trato en salud laboral, las medidas de prevención de riesgos laborales deben adoptarse teniendo en cuenta la perspectiva de género pues, en muchas ocasiones, hombres y mujeres se encuentran en condiciones de trabajo distintas, con riesgos diferentes, frente a los que hay que adoptar medidas también diferentes”.
La prevalencia de la depresión en el sexo femenino es entre 1,5-3 veces mayor que en el masculino, con una prevalencia-vida del trastorno depresivo mayor del 9,4 por ciento para los hombres y el 17,1 por ciento para las mujeres, según la Comisión Europea. Según la OMS, el 26 por ciento de las mujeres presentará un episodio depresivo mayor a lo largo de su vida, frente al 12 por ciento de los hombres.
“Las mujeres, en general, y especialmente las de edad fértil, padecen más trastornos ansiosos y depresivos que los hombres. La vulnerabilidad aumenta cuando se combinan varios estresores con momentos críticos del ciclo reproductivo, junto a un escaso apoyo social. Además, las mujeres presentan ciertos rasgos de personalidad que les hacen especialmente vulnerables, como son la tendencia a la implicación emocional, indefensión aprendida y, sobre todo, pensamiento rumiativo de los problemas, lo que aumenta el tiempo de permanencia de los problemas negativos en la conciencia que acaba produciendo fatiga emocional”, explica el Dr. Vicente Gasull.
Sin embargo, los especialistas coinciden al afirmar que la propia personalidad y resiliencia –capacidad para sobreponerse al dolor emocional-, junto al apoyo sociofamiliar son factores clave para asumir situaciones de sobrecarga emocional. “Hoy consideramos el estrés como fracaso de la resiliencia, una cualidad que es innata pero que también puede ser aprendida”, asegura la psiquiatra Rafi Santos.
Por otro lado, el estrés laboral es la causa de entre el 50 y el 60 por ciento de los días de trabajo perdidos cada año en la UE, con un coste equivalente al 4 por ciento del PIB europeo. En España afecta a más del 40 por ciento de las personas asalariadas y en torno al 50 por ciento de los empresarios. Este hecho genera la pérdida de más del 10 por ciento del producto interior bruto, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Sin embargo, sólo el 26 por ciento de las empresas europeas han adoptado medidas para reducir el estrés laboral, según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-Osha).
Muchas veces el estrés en la mujer proviene del clima laboral y puede tener, entre otras, causas las responsabilidades, pero poca capacidad de tomar decisiones; la falta de reconocimiento por un buen rendimiento laboral; una comunicación ineficaz o tóxica; la falta de apoyo de jefes, colegas o subordinados; la inseguridad en el puesto, poca estabilidad de la posición; o los prejuicios en función del sexo o capacidad para el puesto por ser mujer, según los expertos.
Por otro lado, la crisis está aumentando la incertidumbre en el futuro, sobre todo en aquellas situaciones de necesidad, y esta incertidumbre es una fuente de ansiedad y estrés, que son factores de riesgo para desarrollar estas patologías. El grado de afectación es diferente en cada caso, en función de la propia mujer, de su capacidad de afrontamiento de las situaciones adversas, del problema socioeconómico y laboral en sí y de la red de apoyos que tenga (esposo, familia, amigos…).
En opinión del Dr. Gasull, “sí que se está viendo en las consultas de Atención Primaria un aumento de consultas por temas psicosociales, de cuadros ansiosos y depresivos, y destacaría un aumento de síntomas somatomorfos, es decir, múltiples síntomas, sobre todo dolorosos, en múltiples localizaciones de los que, sin embargo, no encontramos ninguna base orgánica a estas quejas”.
Las mujeres que trabajan fuera y dentro del hogar presentan una mayor frecuencia de problemas de salud mental en función de variables como el estado civil, número de hijos y su edad, sobrecarga de responsabilidades, roles tradicionales, doble jornada y falta de redes de apoyo.
:: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::
lunes, 7 de marzo de 2011
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