jueves, 10 de marzo de 2011

un tercio de la población pediátrica tiene trastornos del sueño :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

Los expertos advierten que cerca de un tercio de la población pediátrica tiene trastornos del sueño

Redacción

Estos trastornos la infancia y adolescencia favorecen las complicaciones en el sistema cardiovascular y metabólico, como la obesidad o la diabetes, además de desencadenar un crecimiento más lento, irritabilidad o déficit de atención, según ha confirmado la Sociedad Española del Sueño



Sevilla (11-3-11).- “Ante la existencia de ciertos síntomas como ronquidos y apneas durante el sueño debe iniciarse un tratamiento precoz, ya que sus consecuencias afectan tanto al sistema cardiovascular como al metabólico, además de influir sobre el comportamiento y el rendimiento cognitivo de los más pequeños”, comenta la Dra. Milagros Merino, neurofisióloga y miembro de la Sociedad Española del Sueño. Una recomendación especialmente importante si se tiene en cuenta que, en España, aproximadamente un tercio de la población pediátrica, que incluye niños y adolescentes, tiene algún trastorno del sueño.

Así lo han destacado los expertos reunidos en Sevilla con motivo de la XX Reunión Anual de la Sociedad Española del Sueño (SES), que se celebra hasta el próximo 12 de marzo en la capital andaluza. En este congreso, más de 400 especialistas de gran prestigio en trastornos del sueño están debatiendo temas de gran interés, tanto desde el punto de vista científico como desde el punto de vista social, como el insomnio, Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), apnea del sueño, narcolepsia, depresión, hipersomnias y otros temas relacionados con el sueño como la medicina oral, la relación entre sueño y memoria o los trastornos del movimiento.

En concreto, los somnólogos advierten de que si no se trata de forma eficaz a los niños o adolescentes que duermen mal por presentar ronquidos o apneas de sueño existe un aumento del riesgo cardiovascular, ya que cada apnea finaliza con un ronquido, una reducción de la saturación del oxígeno en la sangre y taquicardia; por la aparición de consecuencias metabólicas, puesto que la falta de sueño favorece la aparición de obesidad, diabetes mellitus y un crecimiento más lento de lo normal; y alteraciones en el comportamiento y rendimiento cognitivo de los pequeños: habitualmente los niños que duermen mal se vuelven muy inquietos, irritables y no prestan atención.

A la hora de evaluar la relación entre el déficit de atención e hiperactividad (TDAH), una enfermedad que afecta al 10 por ciento de la población infantil, y los trastornos del sueño, la Dra. Merino reconoce que se trata de una relación bidireccional. “Cuando un niño duerme mal, durante el día suele estar irritable, hiperactivo y no atiende en clase. Por otra parte, los niños diagnosticados de TDAH duermen peor que los demás, presentan mayor frecuencia de apneas durante el sueño, movimientos periódicos en las piernas, síndrome de piernas inquietas, trastornos circadianos (ciclos de 24 horas) de la fase del sueño y, en algunos casos, parasomnias como sonambulismo, pesadillas o terrores nocturnos”, explica la especialista.

Los especialistas también han abordado los trastornos de movimiento durante el sueño como uno de los problemas que más pueden condicionar la calidad de vida de niños y adolecentes. “Estos trastornos afectan en la medida en que provoquen interrupciones frecuentes del sueño. Los despertares, o microdespertares, secundarios a los movimientos periódicos en las piernas, los movimientos rítmicos relacionados con el sueño o el bruxismo acaban desencadenando una excesiva somnolencia diurna, fatiga y déficit de atención provocados por la excesiva fragmentación del sueño y, consecuentemente, por la privación crónica del sueño”, concreta la Dra. Merino.

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