jueves, 3 de marzo de 2011

XI Congreso de Salud y Medicina de la Mujer :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

La evaluación del riesgo de enfermedad cardiovascular en la mujer, prioridad para los sistemas de salud dado el insuficiente reconocimiento de la magnitud de este problema, según se ha puesto de manifiesto en el SAMEM

Redacción

“Hemos repetido hasta la saciedad que la enfermedad cardiovascular en su conjunto constituye la primera causa de muerte para el conjunto de la población española, pero aun cuando lo hacemos seguimos pensando en ésta como en una patología del género masculino", ha destacado la Dra. Joima Panisello en el marco del XI Congreso de Salud y Medicina de la Mujer



Madrid (4-3-11).- Aunque se considera una patología “del género masculino”, el 40 por ciento del total de fallecidos por enfermedades cardiovasculares son mujeres y el 30 por ciento hombres. La evaluación del riesgo de enfermedad cardiovascular en la mujer española constituye una prioridad para los sistemas de salud, dado el insuficiente reconocimiento que, tanto la población médica como la general, tienen de la magnitud de este problema.

“Hemos repetido hasta la saciedad que la enfermedad cardiovascular en su conjunto constituye la primera causa de muerte para el conjunto de la población española, pero aun cuando lo hacemos seguimos pensando en ésta como en una patología del género masculino, ha destacado la Dra. Joima Panisello en el marco del XI Congreso de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM).

La profesional explica que “se olvida que de que, por ejemplo en 2006, la enfermedad CDV originó un total de 120.760 muertes, 65.327 de las cuales correspondieron a mujeres y sólo 55.433 a hombres”. Esto representa un 40 por ciento de mujeres frente a 30 por ciento de varones.

En 2008 el CEIPC adaptó a la realidad española la Guía Europea de Prevención de las Enfermedades Cardiovasculares (ECV), dejando de lado la tabla de riesgo local.

Según Panisello, el reto es ahora “trasladar las recomendaciones establecidas a la práctica clínica diaria”. “Para ello debemos ser capaces de encontrar una nueva mirada que nos permita identificar, entre la población a la que atendemos, aquellos perfiles tras los cuales puede esconderse un paciente de alto riesgo no detectado; y ello antes de que debute clínicamente con un evento de la enfermedad arteriosclerótica”, explica la doctora, y apunta al de la mujer menopáusica como “uno de los perfiles clave”.

“El hipoestrogenismo de la mujer en esta fase de la vida- que se inicia años antes de que aquella se manifieste- aumenta el riesgo de enfermedad coronaria al afectar negativamente a diversos factores de riesgo cardiovascular”, explica Panisello.

La postmenopausia no sólo se asocia a un cambio en el perfil lipídico por el que la mujer pierde la cardioprotección que le brindaba la función ovárica, sino también a otros factores. Entre ellos se destacan el aumento de los factores de coagulación (fibrinógeno, factor VII, PAI-1) y una tendencia a la redistribución de la masa grasa (tendencia centrípeta) con disminución de la masa muscular, que suelen acompañarse de un estado de insulinresistencia.

“Por todo ello nuestra evaluación del riesgo cardiovascular en una mujer peri o menopáusica deberá ser especialmente cuidadosa, contemplando la presencia tanto de los factores clásicos, como de los emergentes. Una vez que hayamos calculado el riesgo, deberemos fijar los objetivos terapéuticos y alcanzarlos recordando que estos son objetivos mínimos, es decir que deben alcanzarse ampliamente”, considera la especialista.

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