miércoles, 6 de abril de 2011

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REPORTAJE: 7 de abril, Día Mundial de la Salud

Javier Granda Revilla

Los responsables de la Organización Mundial de la Salud (OMS) quieren llamar la atención, en el Día Mundial de la Salud, sobre la amenaza que supone la resistencia a los antimicrobianos a la continuidad de la eficacia de muchos de los fármacos que se utilizan en la actualidad. Además, la jornada, que se celebra el 7 de abril, quiere concienciar a la población sobre este riesgo que puede hacer peligrar los importantes avances que se están logrando contra determinadas infecciones relevantes que son mortales



Madrid (7-4-11).- “Combatamos la resistencia a los antimicrobianos. Si no actuamos hoy, no habrá cura mañana”. El lema del Día Mundial de la Salud 2011 es contundente y pese a que la humanidad están logrando grandes avances médicos, con fármacos muy potentes para tratar patologías mortales hasta hace poco –como el VIH/Sida–, la OMS lanza una campaña global “para proteger estos medicamentos para las futuras generaciones”.

Los antimicrobianos están considerados como uno de los principales avances en la Historia de la Medicina, desde que comenzaron a utilizarse a partir de 1940, entre otros, los primeros antifúngicos, antiparasitarios y antivíricos. La farmacoresistencia a los antimicrobianos se produce cuando los microorganismos sufren cambios (por mutación o por adquisición de genes de resistencia), que causan pérdida de eficacia en los fármacos utilizados para el tratamiento infecciosos. De este modo, las diferentes resistencias a los fármacos los convierte en ultraresistentes un fenómeno considerado preocupante por los responsables de la OMS, ya que las infecciones que causan pueden causar la muerte del paciente, ser transmitidas en la población y causar grandes desembolsos sanitarios.

Uso inadecuado de fármacos

La ciudadanía tiene una importancia capital en este aspecto, ya que la resistencia a los antimicrobianos se fomenta por el uso inadecuado de los fármacos al no finalizar los tratamientos o tomar la dosis adecuada. Otros factores que contribuyen a que aparezca y propague la farmacorresistencia son la utilización de medicamentos de mala calidad o falsificados, las prescripciones erróneas o las deficiencias en prevención y control de infecciones.

Tampoco debe olvidarse la falta de interés de determinados gobiernos, los fallos que se producen en la vigilancia y la reducción del número de instrumentos diagnósticos, terapéuticos y de prevención, con escasez de medios de diagnóstico, medicamentos y vacunas y deficiencias en materia de investigación y desarrollo de nuevos productos.

La OMS reitera que, entre los factores fundamentales que favorecen la aparición de resistencia a los antimicrobianos, debe señalarse el insuficiente compromiso de los países con una respuesta integral y coordinada al problema, con una mala definición de la rendición de cuentas y una escasa participación de las comunidades, con la inexistencia o debilidad de los sistemas de vigilancia y la incapacidad de los sistemas para velar por la calidad y el suministro ininterrumpido de medicamentos.

Otro aspecto que se critica y que debe corregirse es el uso inadecuado e irracional de los medicamentos, especialmente en la ganadería y las prácticas deficientes en materia de prevención y control de las infecciones. Por otro lado, el aumento del comercio y los viajes internacionales ha permitido que los microorganismos resistentes se propaguen rápidamente a otros países y continentes.

Avance de la tuberculosis multirresistente

Entre los diferentes datos hechos públicos por la OMS para alertar del problema destaca que, en el mundo, cada año se producen unos 440.000 casos nuevos de tuberculosis multirresistente que causan al menos 150.000 muertes. La enfermedad se ha notificado en 2011 en 64 países. (Mapa: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/amr_mdr_tb_map.pdf)

Además, la resistencia a los antipalúdicos de la anterior generación, como cloroquina o sulfadoxina-pirimetamina, es generalizada en la mayoría de los países en los que el paludismo es endémico. Debe tenerse en cuenta también que un gran porcentaje de infecciones nosocomiales están causadas por bacterias muy resistentes, como Staphylococcus aureus resistente a meticilina. (Mapa: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/amr_saureus_map.pdf)

En el sudeste asiático están surgiendo cepas de Plasmodium falciparum resistentes a las artemisininas y, como las infecciones están tardando más tiempo en curarse tras el inicio del tratamiento, se sospecha de resistencia del parásito. (Mapa: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/amr_act_treatmant_map.pdf)


Objetivos de la campaña

El principal objetivo de la campaña es concienciar a la población de que los microorganismos resistentes son inmunes a los efectos de fármacos comúnmente utilizados como antibióticos, antivíricos o antipalúdicos, logrando que estos tratamientos se vuelven ineficaces, por lo que las infecciones persisten y pueden transmitirse a otras personas. Otro de los mensajes en los que se quiere insistir es que la resistencia es una consecuencia del uso de los antimicrobianos, y en particular de su abuso.

La OMS no oculta que este tema es motivo de preocupación mundial, ya que la resistencia a los antimicrobianos mata, porque los pacientes no responden a la terapia habitual, alargando el periodo de enfermedad, lo que ayuda a propagar a los microorganismos resistentes a la población. Este escenario podría acabar causando que muchas de las enfermedades infecciosas no puedan tratarse, arruinando los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para el año 2015 relacionados con la salud.

El impacto económico del proceso es evidente, ya que cuando los fármacos de primera línea no funcionan, deben usarse productos más caros y, al prolongarse el tratamiento y el proceso de recuperación, la factura hospitalaria se dispara, especialmente en la resistencia del VIH a los antiretrovirales. La resistencia al tratamiento de la infección por el VIH comienza a considerarse preocupante y se están efectuando encuestas en diferentes países para detectar y monitorizar la citada resistencia.

Debe tenerse en cuenta también que un porcentaje elevado de las infecciones contraídas en los hospitales son causadas por bacterias muy resistentes, como Staphylococcus aureus resistente a la meticilina o los enterococos resistentes a la vancomicina. Pese a que pueda considerarse un problema mayoritario únicamente en países en vías de desarrollo, en la Unión Europea, cada año, se calcula que unos 25.000 pacientes mueren por una infección bacteriana resistente grave contraída en hospitales en el torrente sanguíneo, causan neumonía o aparecen en heridas. Los responsables de la OMS advierten como peculiaridades europeas que muchos de los antibióticos pueden comprarse sin receta médica y que, a menudo, los datos sobre infecciones resistentes a antibióticos no se recogen y, pese a que los profesionales sanitarios son conscientes de su gravedad, no puede calibrarse la magnitud del problema.

Los niños son protagonistas destacados de la campaña del Día Mundial de la OMS, ya que son especialmente susceptibles a infecciones respiratorias e intestinales. Si están causadas por bacterias, se prescriben habitualmente antibióticos. Sin embargo, síntomas similares están a menudo causados por virus que los antibióticos no pueden matar.

De este modo, tomar antibióticos cuando no es necesario puede ser perjudicial, ya que puede permitir que la bacteria se torne resistente al fármaco. Se insiste en que los pacientes tomen las dosis correctas durante el tiempo preciso cuando sean prescritos antibióticos, y garantizar así que no se fomente la resistencia bacteriana.

La apuesta pasa por enseñar a los niños desde edades muy tempranas a lavarse las manos y otras prácticas higiénicas para reducir el riesgo de infecciones. Y reforzar la información para que sigan las instrucciones para que tomen los antibióticos que les han sido prescritos. Otra iniciativa recomendada es garantizar que los niños estén vacunados según los programas nacionales de inmunización, para que estén protegidos contra diversas enfermedades.

Resistencia generalizada

Un ejemplo claro del riesgo para la salud pública que existe en otras partes del mundo es que el ciprofloxacino es el único antibiótico recomendado actualmente por la OMS para tratar la diarrea sanguinolenta por Shigella, ya que estos microorganismos han adquirido una resistencia generalizada a otros antibióticos que eran eficaces con anterioridad. Sin embargo, el rápido aumento de la prevalencia de la resistencia al ciprofloxacino está reduciendo las opciones terapéuticas eficaces y seguras, sobre todo en la población infantil y son precisos con urgencia nuevos antibióticos orales.

La resistencia antimicrobiana se ha convertido también en un grave problema en el tratamiento de la gonorrea, causada por Neisseria gonorrhoeae y con una prevalencia que está en aumento en todo el mundo, ya que está afectando incluso a la última generación de cefalosporinas orales. De este modo, se alerta de que el hecho de que las infecciones gonocócicas no fueran tratables aumentaría las tasas de morbilidad y mortalidad y anularían los avances realizados en el control de esta infección de transmisión sexual.

Han aparecido también nuevos mecanismos de resistencia, como la betalactamasa NDM-1, en varios bacilos gram-negativos, lo que podría volver ineficaces a varios antibióticos potentes que a menudo se utilizan como última defensa frente a cepas bacterianas multirresistentes. Otras áreas terapéuticas amenazadas por la falta de antimicrobianos eficaces son el trasplante de órganos, la quimioterapia antineoplásica o la cirugía mayor.

Problema complejo

La OMS reconoce que la aparición de las resistencias antimicrobianas es un problema complejo impulsado por muchos factores interrelacionados, por lo que las intervenciones puntuales y aisladas surten poco efecto. Por tanto, son necesarias respuestas multisectoriales y urgentes a escala mundial y nacional para combatir esta amenaza cada vez mayor.

La respuesta de la OMS se articula por diferentes vías, entre las que destacan las orientaciones normativas, el apoyo a la vigilancia, la asistencia técnica y la generación de conocimientos y alianzas, en particular por medio de los programas de prevención y control de enfermedades.

Además, se pretende garantizar la calidad, el suministro y el uso racional de los medicamentos esenciales, fomentar la prevención y el control de las enfermedades y la seguridad de los pacientes, además de la garantía de la calidad en los laboratorios.

La OMS ha elegido el siete de abril para hacer un llamamiento a la acción concertada para detener la propagación de la resistencia antimicrobiana y recomendará un conjunto de políticas de seis puntos para que los gobiernos hagan frente al problema. De este modo, se pedirá a los principales interesados directos —instancias normativas y de planificación, público en general, pacientes, personal sanitario, profesionales que recetan medicamentos, farmacéuticos, dispensadores de medicamentos e industria farmacéutica— que piensen en luchar contra la resistencia a los antimicrobianos, asuman esa responsabilidad y actúen en consecuencia.

Una tradición anual

El Día Mundial de la Salud celebra cada siete de abril la fundación de la OMS. Cada año, este organismo de las Naciones Unidas elige un tema sanitario relevante y solicita a todo el mundo –con independencia de su edad y procedencia– que celebre actos que destaquen la importancia de ese tema para la salud y el bienestar. De este modo, el Día Mundial de la Salud es una oportunidad única para que las comunidades de todo el mundo se unan durante un día para fomentar medidas que puedan mejorar la salud.

Los temas elegidos en años anteriores son muy diversos: salud en zonas urbanas (2010), seguridad hospitalaria en emergencias (2009), protección de la salud en el cambio climático (2008), inversión en salud para construir un mejor futuro (2007), seguridad viaria (2004) o entornos saludables para la infancia (2003), entre otras.

Entre las actividades programadas este año en Europa, destacan la reunión que se celebrará en Copenhague, centrada en higiene hospitalaria y que reunirá a médicos, enfermeras, responsables del Statens Serum Institut y personal de la OMS. El encuentro cuenta con la participación del Foro Europeo de Asociaciones Médicas.

En Roma, la oficina de la OMS en Europa ha organizado un seminario sobre resistencia de los antibióticos desde el punto de vista de seguridad alimentaria que se celebrará en las oficinas de la FAO. Además de esta organización, participarán otros organismos como Codex Alimentarius, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la Comisión Europea y el Istituo Superiore di Sanità de Italia. También se ha publicado un folleto titulado ‘Haciendo frente a la resistencia a antibióticos en una perspectiva de seguridad alimentaria en Europa’. Por su parte, el Parlamento europeo en Estrasburgo acogerá una mesa redonda sobre las implicaciones sobre la salud de la resistencia a antibióticos y la acción política intersectorial precisa para hacer frente a este asunto.

Por otro lado, en el Science Media Centre de Londres se ha organizado un seminario de formación de periodistas para detallar el estado actual de la resistencia a antibióticos, en el que participarán científicos de prestigio en este campo tanto de la OMS como del Reino Unido. En Moscú, la OMS está organizando un seminario científico de alto nivel para la contención y prevención de la resistencia a este tipo de fármacos.

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