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ESPAÑA
LA CRISIS ES UNO DE LOS CONDICIONANTES DEL ESTADO DE SALUD DE LA POBLACIÓN
Ahora toca revisar la universalidad y al mismo tiempo reinventar el sistema
El incremento del desempleo y la necesidad de mantener el nivel de renta aun a costa de la salud afectan al estado general de la población, algo a lo que el sistema sanitario debe hacer frente centrándose más en la prevención que en la reacción y focalizándose en los sectores más frágiles de la ciudadanía.


Rosalía Sierra P. de Mallorca - Martes, 10 de Mayo de 2011 - Actualizado a las 00:00h.


Considerando que el 70 por ciento de los determinantes de la salud no son genéticos, el impacto que una crisis económica como la actual tiene en el estado de los habitantes es grande: "Se incrementan las depresiones, se dan cambios en las condiciones de vida y los hábitos alimenticios y se modifica el nivel de renta. Ante esto encontramos a muchos ciudadanos que están dispuestos a perder salud a cambio de tener mayor renta, con los problemas de estrés y cansancio que ello conlleva", ha explicado Guillem López Casasnovas, del Centro de Investigación en Economía de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, durante las XXXI Jornadas de Economía de la Salud, celebradas en Palma de Mallorca.

En un encuentro donde el discurso ha estado fuertemente condicionado por la crisis económica, López Casasnovas insta a ver oportunidades en esta situación: "Es el momento de tender puentes entre la economía, las finanzas, los politólogos de la salud pública y los economistas de la salud. Es preciso que impere el sentido común para que afloren los costes de oportunidad que permitan la inversión en una salud más centrada en determinantes que en consecuencias". En ese punto es donde entra en juego la fuerza de la salud pública, un ámbito que el economista considera "bueno en definir objetivos pero menos bueno en evaluar instrumentos".

Quizá hay que revisar el universalismo, evitando confundir uso con necesidad y detectando la demanda latente y la exclusión social

En esta línea, López Casasnovas piensa que la restricción presupuestaria obliga a "focalizar la fragilidad social. Quizá es el momento de revisar el universalismo, evitando confundir uso con necesidad y detectando la demanda latente y la exclusión social". Asimismo, ha recordado que "incrementar la proporción del PIB dedicada a gasto social no es un éxito, sino más bien lo contrario, porque supone un mayor gasto en subsidios y en Sanidad, lo que hace pensar en una población más enferma".

De la revisión de la universalidad deriva la idea de copago, conceptos que el investigador considera perfectamente compatibles: "Universalidad no significa todo para todos gratis, sino definir a la población en función de su situación de renta y necesidad, de modo que se puedan implantar tasas universales pero de baja intensidad para determinados colectivos".

Universalidad no significa todo para todos gratis, sino definir a la población en función de su situación de renta y necesidad

Definiendo la alianza

Según López Casasnovas, "si los profesionales identifican lo que según su criterio clínico son los abusos que se pueden estar haciendo del sistema, y los políticos los quieren afrontar por el lado de la demanda (usuarios) y no desde la oferta (disciplinando a prescriptores), los economistas podemos acudir entonces en su ayuda. No es igual una tasa fija (dos euros por receta, por ejemplo) que un porcentaje, aplicándolo de modo general o discriminadamente por tipo de servicios (en prestaciones ordenadas según coste- efectividad), con un deducible o franquicia, con o sin un límite máximo, según renta, ya resarcido por la vía de la deducción fiscal, reembolsado o con pago directo, etc.".

Por último, López Casasnovas ha insistido en que "puede que nuestro sistema hoy necesite tasas o copagos, pero sin duda necesita una priorización explícita de servicios en un catálogo y una selección más diligente con las situaciones de injusticia social".
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