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Los retos de la Biotecnología pasan por una política legislativa igualitaria, una correcta divulgación social y por la formación de expertos biotecnólogos

Ana Montero

Así lo ha señalado Rosario Cospedal, directora general de Genómica y Premio Nacional de Biotecnología, quien ha analizado los desafíos de futuro de esta ciencia que, según sus palabras, “supone innovación, crea valor y posibilita retorno de la inversión realizada, aunque no siempre inmediato”


Madrid (sábado14/lunes16-5-11).- En almuerzo informativo, organizado por la Escuela de Internacional de Negocios Aliter, Rosario Cospedal, directora general de Genómica y Premio Nacional de Biotecnología, ha reflexionado sobre los retos a los que se enfrenta el sector de la Biotecnología que “aporta valor y contribuye al progreso”, tal y como ha afirmado, y que en 2011 vive “su época dorada” puesto que se tienen las herramientas para descubrir y conocer más, “siendo prudentes y responsables”.

Muchas son las cuestiones que se plantean acerca de quién decide lo que se puede o no se puede hacer en Biotecnología, qué es ético o no, cómo se pueden aplicar sus avances al ámbito de la salud, de la alimentación… Para arrojar un poco de luz sobre estos temas, Cospedal ha analizado tres grandes retos a los que debe enfrentarse la Biotecnología: el reto jurídico y la regulación global de esta ciencia; la correcta divulgación de la misma y la formación de biotecnólogos.

El primero de los desafíos estriba en la creación de un marco de referencia adecuado, para sacar provecho y beneficio general, según Cospedal “sin cometer errores irreparables”, de esta revolución biotecnológica, que se hace necesario ya que existen normas más “relajadas” en ciertos países que atraen a las multinacionales a hacer cosas que en otros países no podrían hacer, no sólo en el ámbito de la investigación, sino también en el de las patentes. En definitiva, el objetivo es que en un ámbito internacional, “las protagonistas sean las empresas y no los países”.

Ante esto y para conseguir que todos tengan las mismas oportunidades, para Cospedal se hace indispensable una política legislativa igualitaria que además “incentivaría la investigación puesto que dotaría de mayor seguridad al científico”.

Concretamente, en España, este reto se materializa en el diagnóstico in vitro y en las prestaciones de servicios de identificación genética, donde, en ocasiones, se ofrecen servicios con técnicas “caseras” y no con productos Marcado CE, y carentes de la aprobación por parte de los organismos oficiales.

En este sentido, Cospedal ha señalado que en nuestro país cualquier laboratorio puede presentar una prueba pericial ante un tribunal, algo que no se contempla en países como el Reino Unido, donde sólo aquellos laboratorios que tengan la acreditación ISO 17025 pueden presentarlas.

Para la directora de Genómica conseguir este reto es “muy difícil” puesto que la ley española no contempla la obligatoriedad de esta acreditación, pero una ley aprobada en 2007, sobre bases de datos policiales con datos de ADN, donde se recogen las huellas de todos los detenidos, “arroja un rayo de esperanza” sobre esta cuestión puesto que sólo se admiten los ensayos que se realicen en laboratorios acreditados con la ISO 17025. Así pues, quedaría reflejado en cierto modo el ámbito penal, pero quedaría un vacío en lo civil, por ejemplo, en el caso de las pruebas de paternidad.

El segundo de los desafíos pasa por la divulgación de la Biotecnología a la sociedad puesto que “conscientes de que no es fácil explicarla, nos queda mucho por hacer”. Para Cospedal al margen de definiciones muy tecnicistas y otras más populares, como que la Biotecnología “es un yogourt enchufado a un ordenador”, la que recoge la Real Academia Española es la más acertada puesto que incluye la palabra “útil” que es el mensaje que se ha de transmitir, refiriéndonos a que “la Biotecnología está en nuestro día a día y mejora nuestra calidad de vida”.

Según Cospedal en esta labor de divulgación hay que tener en cuenta la sensación de “desconfianza” general que se tiene por los abusos cometidos, lo que hace que en ocasiones los inversores “no se atrevan” en este sector de la Biotecnología. Ante esto, la directora de Genómica es contundente al afirmar que “la Biotecnología es innovación, crea valor y cuando se invierte en ella se consigue retorno seguro, aunque no siempre inmediato”.

El último de los retos tiene que ver con la formación de los biotecnólogos, “una inversión a largo plazo”, en palabras de Cospedal, y una tarea “difícil” porque a pesar de que desde hace algunos años hay una carrera de Biotecnología y hay escuelas de negocios que hacen un “gran esfuerzo”, según la directora de Genómica, “es necesario un esfuerzo adicional por parte de las administraciones públicas”.

Asimismo, ha señalado que los centros de investigación deben “poner en práctica” sus hallazgos, aplicándolos industrialmente para originar beneficio a la sociedad.

Para conseguir la practicidad de estos hallazgos científicos, Cospedal se ha referido a dos herramientas: la transferencia tecnológica, que ha de ser “bidireccional”, donde la empresa aporta tanto como el centro de investigación, en un crecimiento paralelo, “hablando el mismo idioma desde la base”, y la colaboración público-privada. En este sentido, ha señalado la necesidad de formar a los científicos en otras áreas como la gestión, las finanzas, los recursos humanos o el marketing para hacer posible su entrada en las empresas o para la creación de las mismas.

Ya durante el debate han surgido cuestiones como el diagnóstico prenatal, donde “hay que ser responsables”, puesto que, según Cospedal, podríamos asistir a un “supermercado de bebés”, donde se podría elegir cómo será nuestro hijo, poniendo en riesgo la naturaleza del ser humano. En este sentido, la directora de Genómica ha manifestado que hay que poner límites aunque tengamos las herramientas.

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