sábado, 21 de julio de 2012

Abismo, esperanza, el paciente español y la UE - DiarioMedico.com

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Juan del llano y Francisco Molera

Abismo, esperanza, el paciente español y la UE

Hay que reformar, pero a la hora de cambiar hay que tener un especial cuidado con la sanidad y la educación. La financiación externa es básica para que España salga de su situación de crisis, y para ello hay que tener en cuenta que la Unión Europea es la solución y no un problema, Contar con los profesionales sanitarios y las agencias de evaluación, y definir bien la cartera básica de servicios, es fundamental para acercarse a la solución.
Juan del Llano,director de la F. Gaspar Casal/Francisco Molera, asesor en UE para la F. Gaspar Casal   |  20/07/2012 00:00


El resultado de las políticas de austeridad en la economía y en la sociedad de la zona euro es desolador.  La recesión, el paro, la inseguridad financiera, el pesimismo, la desesperación, cada vez mas presentes. Los gobiernos, con independencia de su voluntad, aplican las políticas de recorte y arrojan a millones de ciudadanos a la miseria, en condiciones de vida inhumanas. La voz de la Comisión Europea es tan débil que casi ha dejado de oírse; pero la UE ha conocido otras situaciones que se consideraban insuperables. La solución requiere reformas para lograr una integración política  que garantice el éxito del euro.

Muchos ciudadanos están convencidos de que los sacrificios inhumanos que se les pide no sirven para solucionar sus problemas. Contemplan sin esperanza el derrumbe a su alrededor, sin que nadie les explique con claridad el sentido de su sacrificio y cómo su esfuerzo servirá para salir de la desesperación en que se encuentran. Parece una evidencia que solamente las políticas de austeridad no van a permitir solucionar la situación.


Futuro europeo

El cambio de mentalidad ha empezado a abrirse camino entre los líderes de la UE y, aunque muy lejos todavía de un plan concreto, se empieza a hablar de un pacto de crecimiento parejo a medidas de ajuste y contención del gasto público. El mejor futuro para nosotros y para nuestros hijos es Europa.

En España la situación es crítica: uno de cada cuatro euros de gasto público ya se tiene que destinar a pagar los intereses de la deuda. Se precisa detener esta sangría. Los ajustes en muchas partidas prescindibles (por duplicada o suntuaria o ineficaz o innecesaria) del gasto público de todos los niveles de las administraciones, son imprescindibles. Necesitamos financiación externa para hacer frente a gastos esenciales para el funcionamiento del Estado. Sin la ayuda de la UE no salimos; Europa es la solución, no el problema.

La austeridad se impone como guía, pero con estímulos eficaces al crecimiento económico. También el rigor en la ejecución de las políticas públicas y una lucha sin cuartel contra cualquier corrupción; hay que cambiar de comportamiento y ser austeros. La medicina es amarga y de difícil digestión, pero no hay otra alternativa. Se necesitan medidas ejemplarizantes desde lo público y lo privado, con bajadas de sueldos de los directivos, eliminación de cargos superfluos, desaparición de instituciones sin sentido y duplicadas, cumplimiento estricto con el fisco y no hacer trampas ni cambalaches. La sanidad y la educación constituyen dos tercios del gasto público de las comunidades autónomas. Incidir en estas partidas requiere inteligencia y reflexión. En política, por favor, primum non nocere, como se exige a los médicos en su practica profesional.

El Institute of Medicine de Estados Unidos y el National Institute for Health and Clinical Excellence para Inglaterra y Gales, y sobre todo la Red Cochrane, proveen de sólida evidencia para poder acabar de caracterizar una cartera de servicios públicos en términos de efectividad y eficiencia, que puede ser trasladada a nuestra cobertura pública gratuita, a la vez que se prescinda de todas aquellas intervenciones preventivas, diagnósticas, terapéuticas y rehabilitadoras que tengan escaso valor clínico.


Variabilidad clínica no justificada

En la incorporación de nuevas tecnologías los profesionales tienen un relevante papel y también las agencias de evaluación de tecnologías sanitarias, en ambos casos dotados de plena independencia. No despilfarrar, como mandamiento. Otra manera de contener el crecimiento del gasto sanitario y hasta de aminorarlo es haciendo frente a un enorme reto: la disminución de la brecha en la variabilidad de la practica clínica no justificada. En sanidad no es posible reclamar más financiación sin más: imposible con los tiempos que corren y sin haber desinflado la burbuja sanitaria. Ni tampoco gastar menos.

El desafío es definir bien las prestaciones cubiertas con el dinero de todos de forma rigurosa y gastar mejor realizando sólo las cosas que hay que hacer. Se precisa un liderazgo real, consistente y coherente en toda la función directiva. También incentivos y carrera profesional que huya de la discrecionalidad y esté basada en méritos y capacidad.

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