miércoles, 9 de octubre de 2013

El limbo jurídico de los 'e-cigarrillos' | Noticias | elmundo.es

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SALUD PÚBLICA | Nueva directiva europea

El limbo jurídico de los 'e-cigarrillos'

Una batería eléctrica convierte el líquido de un cartucho en vapor. | Federico de HaroUna batería eléctrica convierte el líquido de un cartucho en vapor. | Federico de Haro
  • Este martes se votará una normativa europea para regular su comercialización
  • No hay evidencia científica que avale su eficacia para dejar de fumar
  • Hay estudios que alertan de las sustancias cancerígenas que muchos incluyen
  • Las compañías tabaqueras financian estudios pro 'e-cigarrillos'
Laura Tardón | Madrid
Actualizado lunes 07/10/2013 16:31 horas
 
Para muchos fumadores, los cigarrillos electrónicos se han convertido en su salvación para esquivar la ley antitabaco. Allí donde no se puede encender un pitillo tradicional sí se puede 'fumar' un cigarrillo electrónico (al menos, la normativa no dice lo contrario). En teoría, estos dispositivos no contienen nicotina, sin embargo varios análisis (uno de ellos de la agencia americana del medicamento -FDA-) alertan de que además de esta sutancia, incluyen otras que son cancerígenas y tóxicas. Por eso, la Organización Mundial de la Salud, de momento, recomienda no usar los llamados 'e-cigs', al menos hasta que estudios serios e independientes demuestren su seguridad.
Países como Australia han prohibido la comercialización de los cigarrillos electrónicos. A esa medida se han sumado también algunos estados de EEUU, pero el Gobierno español aún no se ha pronunciado al respecto. Sólo la Agencia de Salud Pública de Cataluña ha optado por aconsejar a los hospitales y los centros de salud que prohíban el empleo de los 'e-cigs' en sus dependencias, por un principio de precaución.
A pesar de las advertencias y el desconocimiento sobre sus efectos a largo plazo sobre la salud, este producto está viviendo su mejor tiempo de gloria. No sólo está aumentando el número de 'e-smokers', también el de establecimientos monográficos que abren sus puertas para vender "un producto que no es ilegal y tampoco legal", señala Rodrigo Córdoba, miembro del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT). Mientras existan consumidores interesados, esta alegalidad seguirá siendo rentable. Según Euromonitor Internacional, una firma de investigación de mercados que opera en varios países, su venta en los dos últimos años se traduce en 500 millones de euros en Europa y se calcula que alcance los 2.000 millones en todo el mundo a finales de este año.

Para dejar de fumar o hacerlo en lugares públicos

Y todo gracias a las promesas que proclaman los propios fabricantes, que aseguran que este dispositivo electrónico "le permitirá dejar de fumar". Un estudio publicado en la revista 'American Journal of Preventive Medicine' observó que la mayoría de quienes se enrolan en este hábito del 'vapeo', lo consideran menos perjudicial que los cigarrillos de siempre y muchos (75,4%) confían en que reducirán su consumo de tabaco. Pero ahora se suma un nuevo reclamo: "Se puede utilizar en la mayoría de los sitios públicos" y, al igual que "no es nocivo para su salud", tampoco "para la de aquellos que le rodean (no hay riesgo de tabaquismo pasivo)", rezan los anuncios publicitarios.
Para empezar a contar verdades, resaltan los expertos consultados por EL MUNDO, no existe evidencia científica que demuestre que el cigarrillo electrónico es eficaz para dejar de fumar. Sólo estudios "puntuales, con una muestra muy pequeña, con metodología dudosa y resultados poco significativos". El más reciente, difundido por la revista 'The Lancet' (2013), evaluaba la eficacia de los 'e-cigs' para abandonar el consumo del tabaco. Las conclusiones no fueron muy halagüeñas. Sólo el 7,3% de los usuarios dejó de fumar. Lo que más conseguía era reducir el consumo de cigarrillos a la mitad cada día (en el 57% de los casos, frente al 41% con los parches). Sin embargo, argumenta Córdoba, "varios estudios demuestran que esta disminución apenas reduce el riesgo de cáncer de pulmón, bronquitis e infarto". El objetivo médico, recuerda, es la abstinencia completa.
La diferencia real entre ambas alternativas, subraya Francisco Rodríguez Lozano, presidente del CNPT, es que "sí hay trabajos científicos sólidos que avalan la seguridad y la eficacia de los parches y se sabe que el único efecto secundario de estos sería la irritación dermatológica en la zona donde se han puesto". Sin embargo, dado que no hay investigación seria sobre los 'e-cigs', "desconocemos las sustancias que llevan y su efecto a largo plazo sobre la salud".

Advertencias de la OMS

Por eso, la Organización Mudial de la Salud (OMS) se pronunció este verano desaconsejando el uso de estos dispositivos electrónicos, hasta que algún organismo regulador competente compruebe su seguridad y efectividad. En 2009, la agencia americana del medicamento (FDA) analizó varias marcas de 'e-cigs' comercializadas en todo el mundo y alertó de la presencia de sustancias cancerígenas (como la nitrosamina) y tóxicas (como el dietilenglicol, que es un anticoagulante). No sólo comprobó que aun cuando el etiquetado no señalaba la presencia de nicotina, los resultados mostraban lo contrario. También observó algunos casos en los que "la cantidad real de nicotina era hasta siete veces mayor de lo que indicaba la información del cartucho", afirma Rodríguez Lozano. Además, la FDA constató que la mayoría de las marcas incluyen grandes concentraciones de glicol de propileno, que es un irritante cuando se inhala, y verificó la presencia de otros productos químicos.
Como advierte la comunidad científica, aún no hay investigaciones que analicen qué efectos pueden tener estas sustancias a largo plazo. A corto plazo, un ensayo publicado en "la revista más prestigiosa en cirugía torácica, 'Chest', describía lesiones pulmonares relacionadas con el e-cigarrillo y casos de fibrosis pulmonar", apunta el presidente de la CNPT. Otro estudio afirmaba en 2012 que tan sólo 10 minutos después de vapear un cigarrillo electrónico, se observaba "un aumento de la obstrucción, inflamación y resistencia en un grado similar al que puede ocasionar el consumo de un cigarrillo normal", señala Juan Antonio Riesco, experto en tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
Además, también "desconocemos si las sustancias que se 'vapean' y provocan humo también pueden ser perjudiciales para las personas que rodean" 'al e-smoker', continúa el neumólogo. Por si acaso, dado el vacío legal y la falta de estudios que demuestren su inocuidad, la Agencia de Salud Pública de Cataluña ha recomendado recientemente a los hospitales y centros de salud de esta comunidad que prohíban el uso de los cigarrillos electrónicos en sus dependencias. Por su parte, desde la Separ, "abogamos por que la administración vaya tomando cartas en el asunto". En una línea similar, Rodríguez Lozano afirma rotundamente: "Apoyamos que no se utilicen estos dispositivos donde no se puede fumar".

Nueva normativa europea

Dadas las irregularidades que acompañan a este producto, la FDA ha prometido emitir un veredicto antes de que finalice este año para controlar la comercialización de este dispositivo. De momento, en Europa los cigarillos electrónicos ni son un producto de tabaco ni se consideran medicamentos de prescripción médica. Se encuentran en un limbo jurídico de tal calibre que, a pesar de contener sustancias cancerígenas y tóxicas no señaladas en las etiquetas y de no saber cómo pueden influir estas en la salud, están disponibles tanto en gasolineras, como en tiendas especializadas, 'online' e incluso en farmacias. Y esto es lo que Bruselas pretende cambiar. El objetivo es que sólo puedan comercializarse si pasan los controles de las autoridades sanitarias, pero antes de considerarlos fármacos (se está debatiendo si deben ser medicamentos a partir de los 2 o 4 miligramos de nicotina -y si no contienen nicotina que se vendan libremente o bajo las mismas restricciones que el tabaco-) tendrán que hacerse estudios independientes y serios que certifiquen su seguridad y eficacia.
El próximo 8 de octubre se votará la nueva directiva europea de tabaco que incluye una propuesta acerca de los e-cigarrillos. Sin embargo, la comunidad científica no tiene grandes expectativas en esta reunión comunitaria. "Hay muchos intereses por medio. En EEUU, las empreas de tabaco tradicional están empezando a introducirse en el mundo de los cigarrillos electrónicos, aparecen en anuncios de televisión con nombres muy parecidos a las marcas habituales. Hacen propaganda del cigarro tradicional a través del electrónico", explica Rodríguez Lozano. En definitiva, los lobbies de la industria tabaquera despliegan todas sus armas para evitar la regulación y en ello invierten grandes cantidades de dinero.

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