jueves, 8 de octubre de 2015

Los antidiabéticos siguen liderando el mercado de aparato digestivo y metabolismo

Los antidiabéticos siguen liderando el mercado de aparato digestivo y metabolismo



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A mayo de este año, únicamente dos clases terapéuticas mantenían o mejoraban sus posiciones de ventas en aparato digestivo y metabolismo.
Tanto el grupo de los antidiarreicos, las preparaciones electrolíticas y los antiinflamatoriosintestinales, como el de los antidiabéticos, ofrecieron valores positivos en el último ejercicio estudiado. No obstante, fue el segundo grupo el que siguió manteniendo la hegemonía en un mercado en el que los productos para la diabetes superan el 50% de las ventas totales enAparato Digestivo. En este trabajo se transita por la información de mercado de dicho aparato, incidiendo especialmente desde el ángulo de la Diabetes, y contando con la excelente información facilitada por la firma líder IMS Health.
Los malos hábitos de vida en materia de alimentación y la falta de ejercicio físico en capas amplias de la población han hecho de la diabetes mellitus Tipo 2 uno de los grandes mercados farmacéuticos y uno de los principales quebraderos de cabeza para los sistemas públicos de salud. Como es sabido, se trata de una enfermedad crónica de alta prevalencia, caracterizada por sus altos niveles de glucosa en sangre (hiperglucemia) y por las numerosas complicaciones que provoca en cualquier órgano del cuerpo humano. Sus dos efectos metabólicos perjudiciales son la resistencia que presenta a la insulina y la insuficiente secreción de la misma en las células beta del páncreas. Actualmente, se estima que hay 347 millones de diabéticos en
el mundo, correspondiendo ese problema a 1 de cada 6 españoles. El riesgo de desarrollar la enfermedad y su gravedad se potencian con el sobrepeso y la obesidad, verdaderas lacras de las sociedades opulentas. El doctor Esteban Jódar, jefe de servicio de Endocrinología delHospital Quirón de Madrid, recordaba recientemente que “la Diabetes tipo 2 es más tardía en su aparición en la vida del paciente, que en la del tipo 1, siendo también un 85-90% más prevalente. Por regla general, se suelen dar varios casos en las mismas familias, debido a una producción de insulina escasa, junto a un mal aprovechamiento de la misma por parte de las células de los pacientes”.
Según se trate del predominio de uno u otro mecanismo patológico, el paciente deberá ser tratado con pastillas antidiabéticas o con insulina, o mediante una combinación de ambas terapias. El principal problema es que el paciente no suele presentar, de origen, ningún síntoma específico o molestia, quedando la enfermedad enmascarada durante muchos años, hasta que el paciente se realiza una analítica de sangre, muchas veces de forma fortuita.
Para Jódar, experto participante en numerosos ensayos clínicos sobre Diabetes, “además se suele dar una perversa pareja de baile, cuando se unen la Diabetes y la Obesidad. Entonces se puede utilizar el neologismo Diabesidad”. Siendo procedente más que nunca, según el endocrinólogo, “hacer un control efectivo de la glucemia en sangre (nivel de azúcar), determinado por el índice de hemoglobina glicosilada o glicada, y un planteamiento serio para que el paciente pierda peso”. Según Jódar, pérdidas modestas de peso que pueden rondar el 7% ya ofrecen beneficios manifiestos en el estado general del paciente. Siendo, sin embargo, generalmente difícil lograr una buena motivación por parte del paciente a la hora de adelgazar.
El endocrino de la Quirón de Madrid también se mostró partidario de seguir los consensos y guías de práctica clínica de las asociaciones americana y europea de diabetes. En esa línea no hace mucho que también se explicaba el doctor Fernando G. Peralta, especialista del Hospital General de Segovia. Para quien, “resulta evidente que, cuanto antes se realice el diagnóstico y se inicie el tratamiento, más posibilidades hay siempre de controlar la enfermedad y mejorar su evolución”. El tratamiento de la patología se basa en tres pilares: dieta, ejercicio físico y medicación, para mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad y minimizar el riesgo de complicaciones asociadas a la enfermedad.
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