domingo, 30 de agosto de 2009

un programa de salud que genera paradojas sociales



Adolescentes que particpan de uno de los talleres que dictan los expertos de la Fundación Huésped

En el noroeste / Se realiza en cinco municipios de Salta y Jujuy
Un programa de salud, único en el país
Alcanza a 100.000 adolescentes, mujeres e indígenas, con el objetivo de prevenir infecciones sexuales, Chagas y tuberculosis

Noticias de Ciencia/Salud: Domingo 30 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa
Fabiola Czubaj
Enviada especial

SAN SALVADOR DE JUJUY. "Si van al hospital a buscar un preservativo, ¿se lo dan?", pregunta Mariela, frente a unas 30 personas que estallan con un "¡No!", que retumba en la sala del Centro Integral Comunitario del barrio San José, en Palpalá, siete kilómetros al sur de esta ciudad. Lo más sorprendente es que no son sólo adolescentes, sino también adultos.
"Acá es muy difícil conseguirlos", dice Silvia Sicchageldres, de 34 años, que tiene un hijo adolescente. "En el secundario, nunca me dieron una charla. Los jóvenes no están motivados para recibir información y no usan el preservativo porque quieren saber qué se siente la primera vez", dice Diego Flores, de 22 años.
Cae la tarde y todos participan de un taller sobre prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) y otras enfermedades, como el Chagas y la tuberculosis, que dirigen Mariela Villar y Ricardo Ruiz, de la Fundación Ayni Jujuy. En los próximos meses, trabajarán en sus comunidades para que unas 100.000 personas de comunidades indígenas y de bajos recursos aprendan a cuidar su salud.
La iniciativa de este barrio de calles anchas de tierra e hileras de casas bajas, iguales y paredes amarillas, es parte del Programa Integral de Salud Sexual y Reproductiva, que la Fundación Huésped comenzó en marzo pasado en cinco municipios del Noroeste, con fondos que la empresa Pfizer otorgó por tres años.
"El programa une lo que cada uno hace en el sistema de salud y lo que hacen las organizaciones sociales por su lado, además de poner en papel los objetivos por lograr. Obviamente, tenemos una estructura sanitaria que parece muy buena, con agentes sanitarios y médicos generalistas que recorren las comunidades. Pero estas tienen sus culturas, sus necesidades, y cuando hablamos de VIH, en especial, se trata también de pobreza, exclusión y discriminación", señala el doctor Raúl Román, jefe de la Unidad de Retrovirus del Hospital San Roque, de esta ciudad.
Según datos de la Fundación Huésped, el 60% de la población en San Salvador no tiene cobertura de salud. En el hospital, el 18% de los 850 pacientes bajo tratamiento adquirió el VIH en relaciones sexuales no consentidas. El 35% de ellos vive en los barrios más pobres de la ciudad. Casi 4 de cada 10 nuevas infecciones ocurren en menores de 25 años.
"Nos preocupa encontrar chicos de 15 o 16 con sida, lo que hace pensar que tienen el virus desde una edad muy temprana, como los 11 o 12 años. Sabemos que no es por transmisión de madre a hijo, sino por abusos."
El virus está afectando a varones heterosexuales y adolescentes embarazadas. Tanto en Palpalá como en el barrio Alto Comedero, de esta capital, los varones jóvenes dicen que no usan preservativos. "También es muy alta la bisexualidad, que se da en hasta casi un tercio de los varones que dicen ser heterosexuales", agrega el referente del programa en el San Roque, donde trabaja la Fundación Ayni.
Tres de cada diez casos que se atienden ahí provienen de Alto Comedero, donde los vecinos se acaban de enterar de que sería el barrio más grande del mundo, con 100.000 habitantes, y donde, sin un mapa, es fácil perderse. "Hay muchos chicos en riesgo", afirma Romina Rodas, de 23 años, presidenta de la Asociación Civil Santa Rosa de Lima, a la que también pertenece Marcos Mamani, de 27. Junto con Romina Salvatierra, de 22, también participan del programa. "Cada organización quiere poner una consejería en salud sexual y reproductiva. A los chicos les falta mucha información y ni siquiera conocen qué opciones anticonceptivas existen", dice Salvatierra, del Centro Nutricional Infantil y de la Ancianidad de este barrio periférico de San Salvador.
Alrededor, corren sin parar tres de los 120 chicos que allí almuerzan y meriendan con los 9600 pesos por mes de ayuda social. En el pequeño comedor de paredes azules, con dos mesas largas de madera, Luz Magdalena, de 8 años, confirma que su abuela tuvo 9 hijos y que su mamá, Andrea Arjona, tiene 25 años y no 24, como dijo. "Almuerzo, voy a casa a ponerme el delantal y me voy derecho a la escuela", cuenta. Cada mes, las mamás de los chicos de entre 1 y 5 años tienen que presentar un certificado del hospital local con el peso y la talla. "En general, están bien de salud", explica Magna Portal, que coordina el centro.
El primer eslabón
El programa funciona también en otros tres municipios de Salta: Orán, Pichanal e Yrigoyen. Participan también las Universidades Nacionales de Salta y de Jujuy. El objetivo es que integrantes de las comunidades, incluidas las indígenas (20% de la población en Salta), actúen como un primer eslabón del sistema de salud. "Si esto no lo tratamos de manera multidisciplinaria, será imposible lograr un cambio de cultura y la modificación de los hábitos", asegura la licenciada Lorena Rodríguez, coordinadora general del programa. "Propusimos Salta y Jujuy porque tienen su alta prevalencia de infecciones", indica el director de Huésped, Kurt Frieder.
Sólo en Orán, a principios de 2008, se detectaron más de 20 nuevos casos de VIH; 9 eran embarazadas. En el Hospital San Vicente de Paul, 20 menores de 10 años reciben tratamiento por el virus. Entre 2002 y 2007, hubo 1155 embarazadas con Chagas.
"El sida es una enfermedad urbana, y a medida que se va diseminando hacia el interior se va mezclando con enfermedades más antiguas", explica el doctor Carlos Remondegui, jefe del Servicio de Infectología y Medicina Tropical del Hospital San Roque.
Acá, la probabilidad de morir por una enfermedad tropical es entre un 18 y un 20% más alta que en el resto del país. "Eso incluye las enfermedades endémicas, como el Chagas, el paludismo, la leishmaniasis o el hantavirus", y emergentes, que el equipo de Remondegui identificó junto con los CDC de Estados Unidos: las riquetsias (trastornos bacterianos) por picadura de garrapatas. También están las parasitosis intestinales.
"Muchos programas de salud son verticalistas, cuando la primera causa de falla de los programas es esa porque no hacen que las personas asuman cuáles son los riesgos para ellas y sus familias", agrega.

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Alcanza a 100.000 adolescentes, mujeres e indígenas, con el objetivo de prevenir infecciones sexuales, Chagas y tuberculosis

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NOTA DEL BLOG: no se ajusta a la verdad que este sea el único programa de salud sexual en curso, mucho antes (gestión del Dr. Hermes Binner) fue implementado con mejores características sanitarias y asistenciales por la Municipalidad de la Ciudad de Rosario en la Provincia de Santa Fe, el que con deficiencias se mantiene hasta nuestros días. Sugiero ver la próxima nota editada en el blog... Cerasale. Agosto 30, 2009.-

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