aportes a la gestión necesaria para la sustentabilidad de la SALUD PÚBLICA como figura esencial de los servicios sociales básicos para la sociedad humana, para la familia y para la persona como individuo que participa de la vida ciudadana.
sábado, 1 de agosto de 2009
El médico en la Medicina de hoy
EL MÉDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
TRIBUNA ABIERTA Y ANÁLISIS
El médico en la Medicina de hoy
Manuel Díaz-Rubio
Presidente de la Real Academia Nacional de Medicina
Madrid (31-7/01-08-09).- El punto de partida para todos los médicos es la vocación. Con ella se inicia un camino que tiene un largo recorrido. En el libro ‘Vocación y Ética’ de Marañón, se hace una una reflexión en los años 20 sobre la vocación médica. “La vocación es una voz interior que nos llama hacia una profesión y el ejercicio de una determinada actividad”-señala Marañón-y matiza “la exclusividad en el objeto amado y el desinterés absoluto en servir”. En el siglo XXI esto choca con algo que está escrito en el siglo XX, donde la vocación en el médico era algo cosustancial y el sacrificio y la dedicación no tenían nada que ver con lo que es ahora.
Maimónides decía que la Medicina era arte y un compromiso personal, el compromiso siempre ha sido con él mismo. Por su parte, Laín Entralgo aseguraba que el médico “es un ser humano dispuesto a facilitar ayuda al ser doliente, al que padece”. Son dos extremos que nos sitúan en la auténtica vocación y la auténtica realidad de nuestra profesión.
La Medicina ha tenido una larga evolución histórica. Hemos pasado de una Medicina tradicional y convencional a una Medicina tremendamente especializada y sofisticada como es la actual y que necesita, por parte de todos nosotros, una gran competencia profesional, un sacrificio para estar al día en una materia tan amplia. La Medicina ha avanzado más en 30 años que en toda la Historia de la humanidad. Nuestro sistema trata de convertir al médico recién graduado en un especialista donde aprenda sus habilidades, capacidades y responsabilidades, y para ello hay un sistema perfectamente estructurado donde se le forma como clínico, como técnico, como médico, como científico, como gestor de recursos, y como componente de un grupo de trabajo. Hoy la Medicina aislada prácticamente ha desaparecido.
Esta transformación de la Medicina nos ha llevado a que los avances tecnológicos y científicos hayan sido desbordantes; a las demandas de una población mejor informada, a la evolución de la economía, a la que no podemos permanecer ajenos; a la optimización de recursos; a los cambios epidemiológicos que han sido verdaderamente espectaculares; a los medios de la comunicación; a los aspectos éticos; a los aspectos jurídicos; a la política; a los cambios demográficos; y, a la nueva Ley de uso racional del medicamento. Todo esto ha cambiado nuestras habilidades y conductas de forma radical, no somos los mismos de hace 30 años, ni la Medicina tampoco puede ser la misma.
En los últimos años, hemos pasado de tener unos conocimientos limitados en Medicina a unos conocimientos ilimitados; del trabajo en solitario al trabajo en equipo; de que la información sólo era poder del médico a que también hoy la tiene el paciente; del gasto sin problema a un control del gasto absoluto; de la demanda de alivio de hace 30 años a la curación y calidad de la salud; de la no judicialización a la judicialización de la Medicina; del médico que siempre ha tenido un enorme prestigio social, a que hoy quien tiene prestigio es la Medicina, la ciencia médica, el médico está viviendo este cambio cultural dentro de la Medicina.
Una encuesta de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología del año 2009, con datos de 2006 y 2008, revela que cuando a la población se le pregunta cuáles son los temas de su interés, siempre el que aparece el primero en el ránking es Medicina y salud. En los últimos años ha aumentado de manera importante el aspecto económico, el trabajo y el empleo, que también están en la conciencia de los ciudadanos. Esta situación, por un lado, satisface, pero por otro, nos debe preocupar porque aquí nos están demandando más de lo que quizás podamos dar.
Al preguntarnos cómo tenemos que ser los médicos ante esta situación, pues bien, deberíamos hacer una reflexión sobre la diferenciación entre ser, estar y sentirse médico. Ser médico es tener la licenciatura, el título. Estar de médico es tener un trabajo y ejercer de médico. Sentirse médico consiste en que se es médico y uno se siente médico las 24 horas del día, el médico en el aspecto más romántico de la Medicina, que vivía para el enfermo y para la Medicina, es la sublimación de una vocación que teníamos o que hemos construido.
La relación médico-paciente también es motivo de reflexión, cómo se vive esa relación inmediata con el paciente, ahí se pone en marcha nuestro saber médico entendido como algo más de los conocimientos que nos han enseñado, algo que también es nuestra condición humana, es lo que yo llamo los “momentos grandiosos del médico” en esta relación. Al principio, está el momento mágico en el que nos enfrentamos al paciente y se da una situación impactante, el encuentro, ese momento clave; después, el momento trascendente, que es el diagnóstico del paciente; el momento responsable, que es en el que se toma un actitud terapéutica junto con el paciente; y un cuarto momento, el momento comprometido, que es aceptar hacer un seguimiento del paciente, una entrega recíproca y mutua. Todo este círculo está impregnado de emociones y sensaciones, todos estos momentos se dan en el acto médico y debemos protegerlo para que se dé. En el momento que lo perdamos o pensemos que falla se va a romper esta relación.
En los nuevos códigos como el American College of Physician, que van apareciendo en los últimos años, se habla de responsabilidades profesionales como la competencia profesional, la mejora de la calidad de la atención, la mejora del acceso a la atención medica, la justa distribución de los recursos finitos, la honestidad con los pacientes, la confidencialidad, la relación apropiada con los pacientes, el conocimiento científico y la confianza mediante la resolución de conflictos de intereses.
No podemos dejar de pensar que la Medicina es una ciencia, es arte y es humanismo, se ha dicho que la Medicina es la más humana de las artes, la más artística de las ciencias y las más científica de las humanidades, es decir, tiene unas connotaciones que nos llevan más allá de ejercer simplemente una profesión. La burocratización es el enemigo mayor de la relación médico-paciente, ya que hace falta un tiempo del que no se dispone.
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