martes, 27 de abril de 2010

Once horas de trabajo. Y cuatro minutos para hablar con un paciente - DiarioMedico.com


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ESPAÑA
LA GESTIÓN INCIERTA
Once horas de trabajo. Y cuatro minutos para hablar con un paciente
Sergio Minué, de la Escuela Andaluza de Salud Pública, analiza desde su doble perfil médico y gestor cómo la necesidad de un tiempo mínimo por consulta no es sólo propia de la atención primaria sino cada vez más acuciante en el hospital. Minué propone replicar en España un estudio alemán que demostró que los facultativos tenían una percepción equivocada del tiempo que dedicaba a cada tarea. El análisis reveló la gran cantidad de horas que invertían en burocracia y cómo apenas podían dedicar minuto y medio a hablar con cada uno de sus pacientes.


Sergio Minué - Lunes, 26 de Abril de 2010 - Actualizado a las 12:28h.

llaves conceptuales:
1. Los médicos observador tenían la sensación subjetiva de que dedicaban a sus pacientes el doble del tiempo real

2. La tendencia a decisiones compartidas con el enfermo es incompatible con dedicar cada vez más horas a la burocracia

"La perfección no es tener más que añadir, sino nada que eliminar"
- Saint-Exupéry.

La reivindicación de un mayor (y sobre todo mejor) tiempo para atender a los pacientes es uno de los temas en gestión sanitaria que más aburrimiento producen. Hasta ahora había sido lamento habitual y exclusivo de la Atención Primaria (con sus crónicas reivindicaciones de diez minutos por paciente), pero sin embargo comienza a ser también un problema creciente en los hospitales, o al menos eso parece deducirse de un curioso trabajo (por el fondo y por la forma), realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Freiburg en Alemania, publicado el 9 de abril en el BMC Health Service Research.

La metodología es sencilla y sería interesante replicarla en nuestro país: simplemente observar lo que hacen, en un día de trabajo, una muestra randomizada de 34 médicos de sala de 15 diferentes departamentos (desde Medicina Interna a Cirugía, Ginecología o Neurología) en un hospital de 1.700 camas.

De media, un médico en dicho hospital dedica casi once horas a su trabajo diario (con un rango de 8 a 14). El café les lleva apenas media hora. Lo que más tiempo les consume es discutir con los colegas (a menudo en relación con los problemas de los pacientes) a lo que dedican una media de dos horas y media, dedicando otras dos horas y media a cuestiones administrativas y burocráticas. Al final, el tiempo total dedicado a comunicación con los pacientes y sus familiares se reduce a poco más de una hora (de once), lo que establece el pírrico dato de sólo cuatro minutos y 17 segundos por paciente al día.

Curiosamente, los médicos observados tienen la sensación subjetiva de que dedican dos veces más de tiempo a los pacientes del real, y siete veces más a los familiares. Dos conclusiones parecen evidentes: la primera es que los médicos alemanes trabajan mucho; la segunda (como señalan ellos), que conseguir una buena comunicación con los pacientes es cada vez más difícil, y que el incremento de la "presión del tiempo" y de las tareas administrativas produce una satisfacción cada vez menor con el trabajo.

Las prioridades estratégicas de buena parte de los servicios sanitarios, orientadas a responder con prontitud y celeridad a las demandas de los pacientes, fomentando decididamente la "toma de decisiones compartidas con los mismos", son difícilmente compatibles con una ocupación cada vez mayor del tiempo de trabajo para burocracia diversa.

Los tiempos en consulta en atención primaria en España están bastante lejos de la media de los países con los que pretendemos compararnos. Y, ya hace años, Wilson demostró que a mayor duración de las consultas existe una mayor atención a problemas psicosociales, menores tasas de prescripción, menor número de derivaciones y mayor satisfacción del paciente.

La comunicación con los pacientes es el núcleo de la asistencia sanitaria. Y precisa de tiempo y formación, aunque algunos les siga pareciendo innecesario.

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