domingo, 27 de junio de 2010

FALSIFICACIÓN DE MEDICAMENTOS


Casi el 10% de los medicamentos es ilegítimo
Los remedios falsos abundan, pero es posible identificarlos
Crece la adulteración de drogas oncológicas

Noticias de Ciencia/Salud: Domingo 27 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa
Sebastián A. Ríos
LA NACION

Una tendencia preocupante se registra en los últimos años en la Argentina: la creciente falsificación de medicamentos y, especialmente, los destinados a combatir enfermedades en las cuales el fracaso del tratamiento puede ser cuestión de vida o muerte.

"Antes había una falsificación muy grande de los comprimidos de venta masiva, como los analgésicos, pero hoy se tiende a la adulteración del contenido de medicamentos de alto costo, como los oncológicos, los antirretrovirales o los que se usan para la hemofilia", dijo María José Sánchez, coordinadora del Programa de Pesquisa de Medicamentos Ilegítimos del Instituto Nacional de Medicamentos (Iname).

Ante esa gravísima realidad, se impone aclarar que existen formas de distinguir entre un medicamento legítimo y otro que ha sido falsificado o adulterado. Aquí van algunos consejos para hacerlo. Por empezar, dijo Sánchez, "los medicamentos deben ser comprados en lugares habilitados. Hoy está prohibida la venta fuera de la farmacia, e Internet no es un lugar habilitado para la venta".

Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más del 50% de los medicamentos que se venden en Internet son falsos o no reúnen mínimos criterios de calidad.

"Lo principal es que cuando una persona recibe un medicamento mire bien la unidad: se fije si no está deteriorada o si hay signos de haber sido manipulada", aconsejó Sánchez. Verificar que se encuentren en buen estado los precintos, etiquetas u hologramas de seguridad que pueda tener el envase del producto, que no existan evidencias de que hayan sido despegados o abiertos y vueltos a pegar o cerrar (ver ilustración).

En los productos en los que el medicamento es líquido, ya sea porque se administra a través de una inyección o una infusión, es fundamental mirar el tapón del frasco que lo contiene, y observar que éste esté en perfecto estado: que no haya sido perforado, despegado o manipulado de alguna forma.

Esto es particularmente importante en el contexto actual, en el que se tiende a rellenar medicamentos que ya han sido utilizados. "El año pasado, de todas las unidades ilegítimas que encontramos en el mercado, sólo una estaba completamente falsificada. El resto eran adulteraciones: habían rellenado los envases vacíos con sustancias similares al producto original y los habían vuelto a comercializar."

Muchas de las denuncias que permiten la identificación de productos farmacéuticos falsos provienen de los enfermeros que deben administrarlos y que notan algún signo sospechoso.

"Claro que el paciente también tiene el derecho de verificar la legitimidad del producto que le van a administrar, ya que muchas veces estos medicamentos (como los oncológicos o los que se usan en hemofilia) se aplican dentro del ámbito hospitalario y no en el hogar del paciente", dijo Sánchez.

La respuesta de la industria

La falsificación de medicamentos y su nueva tendencia a preferir aquellos de costo más elevado tiene un impacto igualmente importante sobre la industria farmacéutica local, lo que la ha llevado a buscar formas de reducir el daño ocasionado por los medicamentos ilegítimos.

"La primera falsificación con productos especializados, de alto costo y bajo volumen, la sufrimos en 1997 con un antiparkinsoniano: el Madopar -contó a LA NACION Luis Cresta, gerente técnico de Roche Argentina-. A partir del reclamo de un paciente, que tras tomar el medicamento seguía con los síntomas, se inició una investigación que permitió encontrar cientos de unidades en droguerías y en canales de distribución."

Ante el hallazgo de un producto adulterado, las farmacéuticas se ven obligadas a retirar todo el lote de ese producto que se encuentra en el mercado, ya que en la modalidad actual los productos adulterados presentan el envase original o un envase que contiene un número de lote de un producto real.

"El costo del recall [retiro de productos del mercado] se pierde todo, ya que además del operativo de retirar los productos del mercado, se destruyen todos, incluso los productos originales de los lotes afectados", agregó Cresta.

La respuesta de la industria farmacéutica ha sido la implementación de sistemas de trazabilidad, que a través de etiquetas especiales inviolables contienen un código que permite seguir el camino de cada unidad desde que sale de la fábrica y hasta que llega al paciente.

Pionera en la implementación de los sistemas de trazabilidad para medicamentos fue Scienza Argentina, una empresa que se especializa en la distribución de medicamentos especiales (oncológicos y antirretrovirales, entre otros).

"Desde 2007, todos nuestros medicamentos son etiquetados con una oblea especial, inviolable, que permite su monitoreo individual a partir de un código único de identificación -explicó Eduardo Roqueta, gerente general de Scienza Argentina-. Al ingresar este código en nuestra página web, los pacientes que reciben los medicamentos pueden comprobar la legitimidad del producto, identificando factura del laboratorio productor, número de lote, fecha de vencimiento, entre otros datos. De esta forma garantizamos la máxima seguridad en la entrega."

Sistemas de trazabilidad como el que implementó Scienza Argentina para los productos que distribuye han comenzado a ser adoptados también por las mismas empresas productoras. Roche Argentina anunció que desde julio seis de sus productos oncológicos, para artritis reumatoidea y para hepatitis contarán con una etiqueta con un número de serie único que permitirá su trazabilidad.

"Con ese número y otro número que está oculto (que hay que raspar la etiqueta para encontrar), el paciente puede verificar en forma telefónica o a través de Internet si el medicamento es original", explicó Cresta.

Novartis Argentina, por su parte, aplicará dentro de unos tres meses el mismo sistema que Roche (Farmatrack) para 19 de sus productos de las líneas oncología, trasplantes y especialidades. "Es frecuente recibir llamados de pacientes preguntando sobre la originalidad de los medicamentos, especialmente cuando aparece en los medios hechos de adulteración, como ha sucedido en el último tiempo", informó Novartis Argentina.

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Crece la adulteración de drogas oncológicas

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Los números de un mercado clandestino
Noticias de Ciencia/Salud: Domingo 27 de junio de 2010 | Publicado en edición impresa

El 23 de diciembre de 2004, una mujer de 22 años falleció tras recibir una inyección de Yectafer, una solución de hierro que le había sido indicada para el tratamiento de un cuadro de anemia. Como ella, otras ocho mujeres debieron ser atendidas por cuadros de intoxicación asociados al uso de Yectafer.

Finalmente, la investigación concluyó que las mujeres habían recibido un producto falsificado, que contenía un 342% más de la cantidad de hierro del producto original, lo que convertía al remedio en un veneno.

"Los medicamentos falsos representan un problema de salud pública porque su contenido puede ser peligroso o porque pueden carecer de principios activos. Su uso puede dar como resultado el fracaso del tratamiento o incluso la muerte", advirtió a través de un comunicado la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima que los medicamentos falsos representan entre el 1% y el 30% del mercado, según el país.

Obviamente, los porcentajes mayores corresponden a países en vías de desarrollo (Asia y Africa son los continentes más afectados), mientras que los más bajos corresponden al continente europeo.

En la Argentina, si bien no existen estadísticas oficiales, se estima que es falso entre el 5 y el 10% de los medicamentos.

El año pasado, el Programa de Pesquisa de Medicamentos Ilegítimos del Instituto Nacional de Medicamentos (Iname), que funciona dentro de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), realizó unas 18000 inspecciones, que dieron lugar a la prohibición de unos veinticinco productos que en su enorme mayoría habían sido adulterados (sólo uno había sido completamente falsificado).

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