PREVENCIÓN | Sensibilidad al látex
Alérgicos a algo más que al condón
Fábrica de guante de látex en Malasia | Bazuki Munhammad/Reuters.
Fábrica de guante de látex en Malasia | Bazuki Munhammad/Reuters.
* Los síntomas varían desde los cutáneos leves a los respiratorios y la anafilaxia
* El 50% de los pacientes es sensible además a algunas frutas
* Más de 120 objetos de uso cotidiano contienen látex
Cristina de Martos | Madrid
Actualizado lunes 29/11/2010 08:31 horas
El látex está en todas partes. Quien más, quien menos, todos conocemos a algún alérgico al látex, un problema que entre la población general no es muy frecuente pero que en determinados colectivos, como el sanitario, es muy común. Este compuesto derivado del caucho puede provocar síntomas leves, como picor en las manos, pero también reacciones mucho más graves que sólo se pueden evitar restringiendo el contacto con los objetos que contienen esta sustancia.
"El desarrollo de la alergia al látex depende del grado de exposición", explica a ELMUNDO.es Nieves Cabañes, alergóloga del Hospital Virgen del Valle de Toledo y Coordinadora del Comité de Alergia al Látex de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). "Por eso, hay grupos de riesgo en los que es más frecuente, como los trabajadores sanitarios que suelen estar mucho en contacto con este compuesto, y desde muy pronto, como los niños con enfermedades congénitas".
Hasta un 50% de los nacidos con espina bífida o con otras patologías que impliquen cirugías múltiples desde edades muy tempranas desarrollan esta hipersensibilidad. Entre los sanitarios, el porcentaje es algo menor (en torno al 20%) y muchos tienen síntomas cutáneos, como Susana, auxiliar de enfermería en el Hospital Gregorio Marañón (Madrid), que comenta haber "mejorado bastante con los guantes de vinilo". De momento, tiene suerte, "porque en el ambiente sanitario es frecuente empezar con esta clínica y acabar con síntomas más graves", indica Cabañes.
Asma ocupacional
Ése fue el caso de Nuria, que lleva dos décadas trabajando de auxiliar de enfermería en el mismo centro madrileño. Tras varios años ejerciendo, "empecé con picores en las manos e hinchazón", relata. "Pero al cabo de dos o tres meses también tenía rinitis, estornudos y otros síntomas respiratorios. También se me hinchaba la cara. Y todo, en menos de un año de evolución".
Su caso, de una sensibilización alta, ha obligado a Nuria a pedir una adecuación de su puesto para trabajar en un ambiente libre de látex. Y es que "el verdadero problema es el polvo que contienen los guantes", asegura Cabañes. "Es el vehículo más importante, que deja las partículas en suspensión en el aire y de ahí a las vías respiratorias". Por eso, desde organismos como el SEAIC se está promocionando el uso de guantes sin polvo que, aunque son menos fáciles de poner, reducen mucho la incidencia del asma ocupacional.
Las alternativas preventivas como ésta son las únicas que se pueden llevar a cabo para evitar que los trabajadores se vuelvan hipersensibles. Porque una vez que aparece, lo único que se puede dar un tratamiento para los síntomas puntuales y evitar el contacto con la sustancia.
"Existen dos vacunas [terapéuticas]. La sublingual, que sí se vende, tiene una eficacia baja que no permite asegurar que no reaparecerá. Y la inyectable no se ha llegado a comercializar porque tiene un efecto limitado y causa muchas reacciones adversas que no permiten recomendar su uso", explica la experta.
El problema de las reacciones cruzadas
Pero los alérgicos al látex como Nuria no sólo se enfrentan a este problema en el trabajo sino también en el día a día. Como subraya la SEAIC, más de 120 objetos de uso cotidiano pueden contener látex. Almohadas, tiritas, ropa deportiva... "Una vez, yendo en el coche, empecé a encontrarme mal, me faltaba el aire... Y es que en la parte de atrás iban mis sobrinos jugando con un globo".
Y también la fruta. "El kiwi, el plátano y la castaña tienen mucha reactividad cruzada con el látex", indica Cabañes. "Las proteínas de estos alimentos causan el mismo efecto en el organismo que las de este componente y pueden provocar reacción en un 50% de estas personas", añade. A Nuria le ha pasado varias veces, incluso con las uvas en Nochevieja, "y a las doce y veinte estaba ya en urgencias", recuerda.
Para atender adecuadamente a estos pacientes, que en los casos más graves suelen llevar una chapa que los identifica como alérgicos, algunos hospitales están implantando medidas para que puedan someterse a cualquier tipo de procedimiento o intervención de forma segura.
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