lunes, 27 de diciembre de 2010

La autopsia clínica como control de calidad permanente - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
Ningún centro debería estar por debajo del 20 por ciento de necropsias
La autopsia clínica como control de calidad permanente

Realizar un adecuado porcentaje de autopsias clínicas es un indicador de la calidad asistencial de un hospital, ya que saber de qué han fallecido los pacientes y averiguar si el diagnóstico y el tratamiento dados son los correctos ayudará a mejorar el desempeño de los profesionales.



Santiago Rego Santander - Lunes, 27 de Diciembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.


"La autopsia clínica es un control de calidad permanente en un hospital, porque un centro que no se preocupa de qué mueren sus pacientes no es un buen hospital; un centro que saca por la puerta de atrás y a toda velocidad a las personas que han fallecido, tengo dudas sobre que pueda merecer el nombre de hospital", según ha explicado Fernando Val Bernal, jefe del Departamento de Anatomía Patológica del Hospital Marqués de Valdecilla y catedrático de la Universidad de Cantabria.

Para este experto, un buen hospital tiene que estar permanentemente "volcado en saber qué les pasa a sus pacientes, qué es lo que provoca su fallecimiento, si los estadios de los tumores son lo que parecen clínicamente, y si los tratamientos son los adecuados; en suma, es un gran hospital aquél que está preocupado por las causas que provocan la muerte de sus enfermos, y de esta forma plantear mejorar en la calidad de la asistencia diaria".

* Cuando un paciente fallece y existe la más mínima duda es necesario comprobar qué ha pasado


El Hospital Valdecilla realiza cada año una media de 400 necropsias, y sus resultados tienen "una positiva traslación a los parientes de los fallecidos en el caso de tratarse de patologías con predominancia hereditaria", afirma Val Bernal. El hospital santanderino tiene uno de los porcentajes de necropsias más alto de la red hospitalaria pública: un 20 por ciento sobre el total de fallecidos en el centro.

Según el catedrático, ese porcentaje tendría que aumentar convenciendo a los médicos que están en las plantas hospitalarias de que cuando un paciente fallece y existe la más mínima duda es necesario comprobar qué ha pasado para mejorar así su propia eficiencia profesional. Val ha subrayado que ningún centro debería estar por debajo de ese 20 por ciento. "No hay mayor experiencia que la que obtiene el médico que sigue a sus pacientes a la sala de autopsias: aprende a dudar y a comprobar si su diagnóstico fue acertado o no. Es un control permanente de calidad para el facultativo y para el propio hospital, a través de un examen de los órganos realizado con el máximo respeto", ha subrayado el jefe de departamento.

* Para estudiar bien la enfermedad y lograr la mayor calidad hay que eliminar los factores emocionales


Val Bernal sostiene que para estudiar bien la enfermedad y, de paso, lograr la mayor calidad asistencial posible, hay que eliminar los factores emocionales. "Lo que hace un patólogo es estudiar la enfermedad fuera de esos factores".

Investigación

A este respecto, José Javier Gómez Román, responsable de la Unidad de Patología Molecular del departamento, ha señalado que un equipo hospitalario que colabore, por ejemplo, en el desarrollo de un sistema de proteómica para la detección de un determinado tipo de enfermedad "será el primero en poder facilitarlo a sus enfermos; publicará sus resultados en revistas de prestigio, con lo que podrá conseguir más proyectos; podrá generar patentes y gestionar sus propios fondos de investigación, y la tecnología conseguida será utilizada en la rutina, con lo que el ciclo quedará cerrado".

Según Gómez Román, la visión de un hospital con profesionales asistenciales implicados directamente en proyectos de investigación "es no sólo deseable, sino imprescindible para mejorar la calidad asistencial".



Más que suministrar tejido

La experiencia del hospital santanderino, según José Javier Gómez Román, deja claro que los especialistas en Anatomía Patológica "no deben ser únicamente unos suministradores de tejido, ya que, en primer lugar, el cansancio y la ausencia de estímulo hace que este tipo de colaboración termine pronto con resultados decepcionantes para ambas partes. Y, en segundo lugar, se pierde todo el acerbo de conocimiento que el patólogo aporta".

La participación en proyectos con la industria farmacéutica o con la emergente industria biotecnológica es algo reconfortante para las dos partes en condiciones de igualdad. "En la medicina actual el patólogo deberá evaluar los datos obtenidos en su laboratorio -morfológicos y no morfológicos-, en el contexto de una información privilegiada de historia mórbida personal y familiar; deberá incluir esta información en un informe estructurado con recomendaciones de actuación para el médico solicitante -que a menudo carecerá de la formación necesaria para interpretar los datos moleculares-, y comunicará la información por vía electrónica o directamente.

Por supuesto, la interacción entre el facultativo solicitante del estudio y el patólogo, a la búsqueda de la más alta calidad posible, deberá ser muy estrecha -con sesiones habituales-, e incluso el patólogo deberá estar preparado para proporcionar la información adecuada al propio paciente. "Debemos estar preparados, porque el futuro sobre el que especulábamos hace 10 años ya está aquí", ha afirmado el anatomopatólogo.
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