Sólo cinco de cada cien infartados reciben rehabilitación cardiaca, según datos de SORECAR
Redacción
"La RC es un tratamiento eficaz, eficiente, y seguro, pero infrautilizado en España, a pesar del incremento en la creación de nuevas unidades de RC”, tal como se ha puesto de manifietso en el X Curso teórico-práctico SORECAR sobre actualización en rehabilitación cardiaca
Málaga (28-1-11).- La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en Europa, responsable de 4,3 millones en 2008, es decir, el 48 por ciento del total de muertes anuales, sin embargo, sólo el 5 por ciento de los pacientes que sufren un infarto de miocardio acuden a los Programas de Rehabilitación Cardiaca.
Precisamente para debatir sobre la escasa presencia de los pacientes cardiovasculares en los programas de rehabilitación, más de 250 especialistas se reúnen en Málaga en el X Curso teórico-práctico SORECAR (Sociedad Española de Rehabilitación Cardio-Respiratoria) –filial de la SERMEF (Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física)- actualización en rehabilitación cardiaca en el Hospital Universitario de Virgen de la Victoria de esta capital andaluza. Este curso pretende, entre otras cosas, difundir los beneficios de los programas de rehabilitación cardiaca, “aspecto de gran relevancia que desafortunadamente no está desarrollado adecuadamente”, señala la Dra. Adela Gómez, organizadora local del curso y coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardio-Respiratoria del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga.
En España, según la encuesta SORECAR de enero de 2010, sólo 27 centros llevan a cabo programas de RC, de los cuales dos tercios se concentran en tres comunidades autónomas (Cataluña, Madrid y Andalucía). Esto conlleva que, según la Sociedad Europea de Cardiología, menos de un 5 por ciento de la población tributaria española se beneficia de este tratamiento. Estas cifras son mínimas si se comparan con países europeos, como por ejemplo, Lituania, donde se benefician el 90 por ciento de los pacientes, un 50 por ciento en el caso de Alemania, un 40 por ciento en Croacia, y un 25 por ciento en Italia.
Además, de los pocos pacientes que se rehabilitan en España, sólo el 10 por ciento son mujeres. Esto se explica, principalmente, debido a que las mujeres “se infartan más tarde por el efecto protector de los estrógenos, igualándose, no obstante, con los hombres tras la menopausia”, explica el Dr. Guillermo Miranda, médico rehabilitador del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria y uno de los ponentes del curso SORECAR. Otras de las razones de la escasa participación de las mujeres en la rehabilitación cardiaca son una mayor carga familiar, una mayor presencia de enfermedades degenerativas osteoarticulares o peor estatus económico. “Se impone pues en el futuro tratar de incentivar que las mujeres acudan a los programas de rehabilitación con programas específicos para ellas, ayudas en el transporte, etc.”, apunta Miranda.
“La rehabilitación cardiaca consta de tres fases: en la primera el programa se realiza en el momento que el paciente está ingresado. En la segunda el programa de rehabilitación cardíaca se realiza tras el alta hospitalaria. Generalmente este programa tiene una duración de 12-16 semanas, en las que se prescribe ejercicio físico que será supervisado, y se realizan actividades psicoeducativas y cambios del estilo de vida. La tercera fase consta del programa de mantenimiento a largo plazo”, explica el Dr. Pleguezuelos, médico rehabilitador del Hospital de Mataró y miembro de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF).
“Aunque se rehabilita al 5 por ciento de los pacientes que ha sufrido un infarto, sólo se hace lo propio con menos del 1 por ciento de los posibles candidatos, sobre todo los pacientes con insuficiencia cardiaca”, señala Pleguezuelos. Así pues, “la RC es un tratamiento eficaz, eficiente, y seguro, pero infrautilizado en España, a pesar del incremento en la creación de nuevas unidades de RC”, agrega el experto.
“No se está ofreciendo un tratamiento completo a los pacientes con patología cardíaca, con el cual se obtendría una serie de beneficios como el descenso de la mortalidad entre el 20 y el 26 por ciento, el descenso en los marcadores inflamatorios, la mejora en la capacidad funcional, y la mejoría del estado psicológico del paciente”, indica el experto.
Las causas de esta baja implantación de los programas de RC es multifactorial, no obstante, “podemos remarcar algunas como: falta de recursos, falta de apoyo de las instituciones, falta de conocimiento e información de los pacientes, desconocimiento por parte de los profesionales sanitarios, ‘desinterés’ por parte de cardiólogos y médicos rehabilitadores, y por último, ‘falta de entendimiento’ entre los diferentes servicios que integran las unidades multidisciplinarias e interdisciplinarias de la rehabilitación cardiaca”, explica Pleguezuelos.
“Los profesionales que integramos las unidades de RC debemos hacer una reflexión importante con el objetivo de sumar nuestros conocimientos y valorar desde diferentes aspectos al paciente cardiaco para así obtener unos mejores resultados”, apostilla.
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