miércoles, 23 de febrero de 2011

las dos horas siguientes al accidente :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

Sanidad presenta una guía de recomendaciones para establecer un marco general de actuación integral en la atención sanitaria inicial al accidentado de tráfico

Redacción

La denominada “hora de oro”, las dos horas siguientes al accidente, es la fase en la que se pueden evitar el mayor porcentaje de fallecimientos, un 75 por ciento, a través de una asistencia sanitaria inicial adecuada en tiempo y capacitación, tal como se pone de manifiesto en este documento



Madrid (24-2-11).- El director general de Salud Pública, Ildefonso Hernández, ha presentado el protocolo/guía de actuaciones y buenas prácticas en la atención sanitaria inicial al accidentado de tráfico (AT) en una jornada sobre esta materia a la que han asistido más de 300 profesionales. En la presentación han participado también el director general de Tráfico, Pere Navarro, y el subdirector general de SAMUR Protección Civil, Ervigio Corral.

Este documento es un primer paso para establecer un marco general de actuación integral en esta asistencia. Plantea el escenario ideal al que deberían de tender los servicios de emergencias médicas, tanto en los sistemas de información, coordinación y gestión como en la asistencia a los accidentados de tráfico.

En la elaboración de este protocolo han intervenido profesionales que desempeñan su trabajo en los servicios de emergencias médicas de nueve comunidades autónomas, lo que ha permitido ampliar la perspectiva sobre las distintas características de cada una de ellas. Además, ha contado con el apoyo de técnicos de los ministerios de Sanidad, Política Social e Igualdad, e Interior.

Las lesiones por tráfico son un problema de salud pública que requiere un abordaje multisectorial. La prevención de este tipo de lesiones es una responsabilidad compartida por todos. Una vez que se ha producido el accidente de tráfico, todos los esfuerzos deben de dirigirse a limitar la gravedad del traumatismo y del sufrimiento que ocasiona, a prevenir las muertes y evitar las discapacidades y, por último, a lograr una óptima evolución de los supervivientes y su reintegración en la comunidad.

Además de la prevención, es necesaria la sucesión coordinada de acciones que se inicia con los testigos o personas que descubren el accidente, que desempeñan un importante papel, continúa con el rescate de los accidentados por los servicios de urgencia y emergencia médica, y culmina con el tratamiento de los traumatismos y su rehabilitación.

Los diferentes agentes implicados en la detección del accidente de tráfico y su posterior asistencia sanitaria pueden contribuir a la mejora de los tiempos de atención al accidentado. Esta afirmación tiene su base en el concepto de “hora de oro”, acuñado por el doctor Adams Crowley, cirujano militar y director del Centro de Atención al Shock traumático de Maryland. Decía el Dr. Crowley “Hay una hora de oro entre la vida y la muerte. Si estás gravemente lesionado, tienes menos de 60 minutos para sobrevivir. Puedes no morir entonces, pero lo puedes hacer tres días o dos semanas después, porque algo ha ocurrido en tu cuerpo que es irreparable”.

La mortalidad en los accidentes de tráfico tiene, desde el punto de vista del tiempo, una característica de distribución trifásica:
-1ª Fase. Ocurre en los primeros segundos o minutos tras el accidente y representa el 10 por cienot de todas las muertes debido a lesiones severas del Sistema Nervioso Central o rotura de grandes vasos. Es muy difícil o casi imposible evitar estos fallecimientos.
-2ª Fase. La denominada “hora de oro”, pues suele ocurrir en la primera o segunda hora tras el accidente. Constituye el mayor porcentaje de mortalidad (75 por ciento). Las muertes, en esta fase, se deben principalmente a obstrucciones de vía aérea o a pérdidas de volumen circulante. Es la fase en la que se pueden evitar el mayor porcentaje de fallecimientos a través de una asistencia sanitaria inicial adecuada, en tiempo y capacitación.
-3ª Fase. Ocurre días o semanas tras el incidente traumático. Suele originar el 15 por ciento de la mortalidad total. Se debe habitualmente a complicaciones tras el tratamiento inicial (fracaso multiorgánico, complicaciones postoperatorias, etc.). Son necesarios un gran esfuerzo y un gran número de recursos para reducir la mortalidad en esta fase.

Esta consideración temporal, también afecta a la morbilidad (secuelas) de las lesiones. Las secuelas pueden ser más y mayores en función del retraso en la prestación de asistencia y en la resolución asistencial definitiva en el medio hospitalario. Así, el factor tiempo es uno de los elementos esenciales en todo el proceso asistencial.

Cada uno de los procesos en la asistencia inicial del accidentado tiene diferente duración temporal. Comienza con la notificación del incidente por parte del ciudadano o institución alertante, y termina con el traslado del paciente al hospital receptor o “Centro Útil”. Además, se debe sumar el tiempo que transcurre en el hospital hasta la aplicación de la denominada “Terapia Útil”, quirúrgica en la mayoría de los pacientes traumatizados por accidente de tráfico. En todos los procesos ha de tenerse en cuenta que se trata de una patología tiempo dependiente, en la cual, todas las decisiones asistenciales deben tener en cuenta el parámetro cronológico.

Distintos estudios realizados tanto en Europa como en EE.UU. han demostrado que la prestación de una asistencia sanitaria integral a las víctimas de AT, especialmente a los pacientes graves (1,5 por cienot) es fundamental para disminuir la gravedad de los mismos entre un 15 y un 50 por cienot de los casos. Esta asistencia pasa por disponer de un adecuado servicio de emergencias médicas que preste atención sanitaria precoz e “in situ” al paciente, y de una red adecuada de centros hospitalarios con capacidad para atender a este tipo de pacientes (son los denominados “Trauma Center”). Se ha demostrado que el traslado dirigido de los pacientes politraumatizados a los centros útiles, y no al hospital más cercano, puede suponer un descenso de la mortalidad de hasta un 15 por ciento.

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