jueves, 28 de julio de 2011

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:: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::: "El tratamiento previo al trasplante renal ofrece mayor tasa de supervivencia

Redacción

Aparte de la escasez de donaciones, la mayor barrera hoy en día para el trasplante de riñón es el porcentaje de pacientes en lista de espera con un sistema inmunológico propenso a rechazar la mayoría de los órganos a su disposición



Madrid (29-7-11).- Los candidatos a trasplante renal que reciben un tratamiento diseñado para que su sistema inmunitario sea más tolerante a los órganos no compatibles tienen el doble de probabilidades de sobrevivir ocho años después de la cirugía de trasplante que los que permanecen en diálisis durante años en espera de órganos compatibles, según una investigación de la Universidad Johns Hopkins.

Los resultados de este estudio deberían suponer un cambio para los responsables de los centros de trasplante, según Robert A. Montgomery, profesor de cirugía en el School of Medicine de la Universidad Johns Hopkins y autor principal del estudio, publicado en el New England Journal of Medicine, ya que existe un significativo beneficio en la supervivencia.

El uso generalizado de un protocolo desarrollado en la Universidad Johns Hopkins para antes de la cirugía, que elimina los anticuerpos problemáticos de la sangre del paciente antes del trasplante, podría conducir potencialmente a la realización de 3.000 trasplantes de riñón más de donantes vivos cada año. El proceso no se puede utilizar en estos momentos con los pacientes que reciben órganos de donantes fallecidos, ya que son necesarios varios días de tratamiento antes de que la cirugía pueda llevarse a cabo.

Según Montgomery, quien también es director del Centro de Trasplantes Integral de la Universidad Johns Hopkins, esta terapia previa a la cirugía duplica la tasa de supervivencia,. 'Si se tratara de un medicamento contra el cáncer que duplicara las posibilidades de supervivencia, los pacientes harían cola para conseguirlo. Es realmente extraordinario pasar de un índice de supervivencia del 30 al 80 por ciento después de ocho años'.

Montgomery estima que hay 20.000 candidatos a trasplante propensos al rechazo en los Estados Unidos. Su sistema inmunológico va a rechazar la mayoría de los riñones debido a los anticuerpos circulantes en la sangre que reaccionan con las proteínas antígenos leucocitarios humanos (HLA).

El organismo de los pacientes sensibilizados al HLA ha sido expuesto con anterioridad a HLA extraño, ya sea por embarazo, transfusiones de sangre o un trasplante de riñón anterior y, de inmediato, reconoce la mayoría de órganos de donantes como desconocidos, causando rechazo. Las mujeres constituyen la mayoría de estos pacientes debido a la sensibilización tras el embarazo.

El nuevo protocolo de Montgomery elimina los anticuerpos, antes de que el trasplante se lleve a cabo, a través de la plasmaféresis, un proceso que elimina, filtra o sustituye el plasma. Luego, el paciente recibe dosis bajas de inmunoglobulina intravenosa, cuyo objetivo es sustituir a los anticuerpos problemáticos y prevenir su regreso. Este proceso, que condiciona al organismo a aceptar el nuevo órgano, se lleva a cabo cada dos días durante un tiempo antes del trasplante y luego hasta 10 días después de la cirugía. A partir de entonces, Montgomery dice que el paciente sólo necesita el mismo medicamento anti-rechazo que cualquier paciente trasplantado.

Históricamente, un 7 por ciento al año de los pacientes sensibilizados al HLA han conseguido recibir un trasplante, en comparación con el 98 por ciento de los pacientes a los que se les ofrece el protocolo de la Universidad Johns Hopkins, la plasmaféresis.

El protocolo que Montgomery y sus colaboradores comenzaron a aplicar por primera vez en 1998, permite a un riñón incompatible funcionar a largo plazo y, en la mayoría de los pacientes, los anticuerpos dañinos no regresan. Algunos hospitales han comenzado a usarlo pero muchos otros están a la espera de datos que indiquen beneficios a largo plazo. Según el autor, este estudio es el primero que demuestra beneficios a largo plazo de la desensibilización.

En la nueva investigación, Montgomery y su equipo llevaron a cabo trasplantes a 211 pacientes sensibilizados entre febrero de 1998 y diciembre de 2009 con plasmaféresis e inmunoglobulina intravenosa antes y después de la cirugía. Con el fin de desarrollar un grupo de control, los investigadores, en el día que cada paciente recibió el trasplante, identificaron cinco pacientes en lista que se acercaban a las características de la persona que recibía el nuevo órgano. Luego, los investigadores siguieron el progreso de los candidatos a trasplante, si se mantuvieron en diálisis o finalmente consiguieron un órgano compatible.

Después del primer año, cada grupo de pacientes tenía aproximadamente la misma probabilidad de supervivencia. Después de ocho años, sin embargo, el grupo de tratamiento tuvo una tasa de 80,6 por ciento de supervivencia, mientras que el grupo de diálisis tuvo una tasa del 30,5 por ciento En el año 2008, de los 82.000 pacientes en lista de espera en los Estados Unidos, 16.520 recibieron trasplantes de riñón, mientras que 4.800 murieron esperando uno.

Aunque la desensibilización encarece los trasplantes de riñón, según Montgomery, el ahorro de costes en comparación con el resto en diálisis es enorme. Mientras tanto, el paciente ya no tiene que soportar las dificultades de la diálisis, un proceso que dura unas cinco horas al día, tres días a la semana, y que, a menudo, impide la realización de las tareas de la vida cotidiana. Este tratamiento aumenta la supervivencia, asegura una mejor calidad de vida y ahorra dinero.


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