miércoles, 31 de agosto de 2011

Estudio asocia colocación de stent con hemorragia cerebral: MedlinePlus

Estudio asocia colocación de stent con hemorragia cerebral

Dirección de esta página: http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_115924.html
(*estas noticias no estarán disponibles después del 11/27/2011)

Traducido del inglés: lunes, 29 de agosto, 2011 Reuters Health Information Logo
Por Kerry Grens
NUEVA YORK (Reuters Health) - Una revisión de registros clínicos reveló que una técnica nueva para eliminar obstrucciones en las arterias que llevan sangre al cerebro está asociada con una mayor posibilidad de hemorragia cerebral que un procedimiento más antiguo.
Un equipo halló que el sangrado cerebral era seis veces más común en pacientes a los que se había colocado un stent en las carótidas que los pacientes tratados con endarterectomía, una cirugía para "raspar" la placa aterosclerótica de las paredes arteriales.
Los resultados contradicen los de estudios previos que indicaban que el uso de stent sería tan seguro como la extirpación quirúrgica de las obstrucciones arteriales.
"Esperábamos observar pequeñas diferencias entre ambos grupos", admitió el doctor David Kallmes, profesor de radiología de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. Pero la gran brecha entre el uso de stent y la cirugía "nos sorprendió y nos hizo repetir el análisis de los datos".
El equipo de Kallmes obtuvo la información de un banco nacional de historias clínicas de Estados Unidos. En las 215.000 cirugías para eliminar la placa y los 13.000 procedimientos para colocar stent, los sangrados cerebrales fueron poco comunes.
Aun así, el equipo detectó diferencias al dividir los registros en dos grupos: uno de pacientes con síntomas del desprendimiento y la migración de la placa al cerebro (lo que causa el accidente cerebrovascular o ACV) y otro de pacientes asintomáticos.
Cuarenta y cuatro de cada 1.000 pacientes con un stent en el cuello y con síntomas sufrió una hemorragia, a diferencia de ocho de cada 1.000 personas tratadas con endarterectomía.
Y en el grupo sin síntomas, cinco de cada 1.000 pacientes con stent y seis de cada 1.000 pacientes operados tuvieron hemorragias.
El sangrado cerebral después de un procedimiento para prevenir un ACV estuvo asociado con un aumento del riesgo de morir en el hospital y de ser derivado a un centro de rehabilitación o cuidados especiales en lugar de volver a casa.
"No es que el uso del stent no sea seguro", dijo el doctor Robert McDonald, que dirigió el estudio. "Pero hay algo que debemos investigar mejor para saber por qué aumenta el riesgo", añadió.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el uso de stent en el 2004 como una alternativa a la cirugía para evitar un ACV en pacientes de alto riesgo. A comienzo de este año, la FDA amplió su aprobación para todos los pacientes que así lo necesiten.
Ambos procedimientos tienen sus detractores; muchos médicos opinan que operar o colocar un stent en las arterias obstruidas es muy peligroso para personas sin síntomas y con un nivel de riesgo promedio.
"Hay una historia muy interesante para contar sobre el uso innecesario de la cirugía de carótidas y la colocación de stent en Estados Unidos", dijo hace una semana a Reuters Health el doctor David Spence, experto en prevención del ACV de la University of Western Ontario, en Canadá.
Según sus investigaciones, el 90 por ciento de los pacientes sin síntomas a los que se les realiza la cirugía evolucionaría mejor sin la operación.
El doctor Stanley L. Barnwell, director médico de neurorradiología intervencionista de la Oregon Health and Science University, en Portland, señaló que los resultados del nuevo estudio lo convencen menos que los de los análisis previos que habían demostrado que el uso de stent es tan seguro como la endarterectomía.
"Es muy difícil obtener información confiable de esas enormes bases de datos", opinó.
Kallmes dijo que los estudios disponibles se complementan, ya que su estudio tenía más cifras y reflejaba la práctica en el mundo real. "Quizás nos proporcionan límites de la tasa de hemorragias -después de los procedimientos- y la realidad está en el medio", dijo.
En el estudio publicado en la revista Stroke, el equipo de Kallmes insta a seguir investigando para explicar la enorme brecha que existe entre ambas intervenciones.


FUENTE: Stroke, online 11 de agosto del 2011
Reuters Health
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