miércoles, 27 de junio de 2012

Los expertos alertan de que fármacos más caros sustituirán a los excluidos | Sociedad | EL PAÍS

Los expertos alertan de que fármacos más caros sustituirán a los excluidos | Sociedad | EL PAÍS

recortes en la sanidad pública

Los expertos alertan de que fármacos más caros sustituirán a los excluidos

La desfinanciación de medicamentos puede provocar que se recurra a otros aún cubiertos

La medida saca algunos fármacos obsoletos pero también otros eficaces

Los especialistas creen que el ahorro que prevé Sanidad no está garantizado

 
 
 
 
La exclusión de la lista de medicamentos financiados de 456 fármacos que Sanidad le propondrá hoy a las comunidades autónomas tiene sus riesgos. La medida, con la que se aspira a ahorrar 440 millones de euros, y por la que saldrían de la financiación pública desde antiácidos hasta antitusivos o antivirales, puede provocar que su consumo se desplace a otros productos que sí se siguen financiando pero que son más caros.

No sería la primera vez que ocurre. Los anteriores ‘medicamentazos’ llevados a cabo en 1993 por el Gobierno de Felipe González y en 1998 por el de José María Aznar no obtuvieron el ahorro esperado. Ese último año, el Ejecutivo del Partido Popular aspiraba a economizar 16.000 millones de euros con la medida que sacaba de la financiación más de 800 medicamentos, pero la factura del gasto farmacéutico, sin embargo, aumentó.

Marciano Sánchez-Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, cree que estos fármacos se sustituirán efectivamente por otros que siguen en la lista de financiados. “Existe un riesgo claro de desplazamiento de la prescripción. Por ejemplo, una alternativa a la codeína, que se dejaría de financiar, sería recetar fármacos con codeína y paracetamol más caros pero que no salen de la lista. Esto además de ser mucho más caro provoca el paciente tome algo que no necesita realmente”, dice.

Un artículo publicado en el European Journal of Health Economics analiza una medida similar puesta en marcha en Turquía. En ese país la falta de financiación de ciertos fármacos provocó el aumento del gasto en otros que suponían una alternativa terapéutica y que continuaban en el catálogo público.
Sanidad asume ese efecto desplazamiento hacia otros fármacos

Sanidad asume que esto puede ocurrir. De hecho, en el documento enviado a las comunidades lo menciona. Aunque afirma que este efecto no puede ser controlado desde los mecanismos normativos, sino desde la buena práctica de prescripción. Y propone que exista “un seguimiento activo” de las recetas que indiquen los profesionales.

"No aborda la situación de farmacos carísimos y sin ninguna aportación terapéutica", dice Llamazares
Gaspar Llamazares, portavoz de Sanidad de Izquierda Unida, no está de acuerdo con la medida. “Desde el punto de vista sanitario es cuestionable que sea necesario eliminar este tipo de fármacos para síntomas menores. Hay síntomas menores que deben tener algún tipo de terapia financiada”, dice.

Llamazares cree además que se está perdiendo la oportunidad de recortar el catálogo de fármacos financiados donde realmente se necesita. “Como los fármacos de diseño, aquellos que incorporan una vía de administración distinta, un excipiente… pero que no suponen ningún avance en relación a medicamentos existentes, y que sin embargo sí son mucho más caros”, dice el portavoz de IU. “Tocan fármacos que cuestan de uno a tres euros y no aborda la situación de otros que son carísimos y que no tienen ninguna aportación terapéutica. Es ahí donde se puede lograr un ahorro”, añade.

José Manuel Freire, profesor de la Escuela Nacional de Sanidad, se muestra alarmado porque la propuesta de Sanidad no vaya acompañada de un estudio sobre los efectos de la medida. “Esto puede tener efectos negativos en pacientes y no se ha hecho ningún análisis de su impacto. Estas medidas drásticas deben ser consultadas no solo con las autonomías también con las sociedades médicas, por ejemplo”, dice. Freire también considera que el procedimiento de revisión del catálogo de productos financiados debería ser algo más continuo, sobre todo con ciertos medicamentos de precio muy alto y con escaso valor terapéutico.

La industria farmacéutica se ha mostrado a favor de sacar del sistema a medicamentos de uso común
Sin embargo, el lunes, antes de conocerse la lista de medicamentos y el alcance de la medida, la ministra de Sanidad aseguró que la revisión de productos financiados se haría analizando su eficiencia. “Hay medicamentos obsoletos que aún están en el nomenclátor y se financian públicamente”, dijo.

Fármacos “con escaso valor terapéutico” que serían “sustituidos por otros mejores o de precio menor”. Ese día llego a decir incluso que algunos de ellos podrían ser sustituidos perfectamente por “cualquier otro producto, muchas veces natural”. Una alusión a los remedios caseros que alarmó a los expertos.

Pero el argumento de Mato, que habla sobre fármacos obsoletos no queda claro para algunos expertos. El listado que Sanidad propone es muy amplio y diverso. “Seguramente ya era hora de excluir flavonoides, alcaloides para la migraña, extracto de pasiflora y algunas cosas así”, analiza Ricard Menéu, del Instituto de Investigación en Servicios de Salud. “Pero esa exclusión de la financiación pública no es similar a las previas, centradas en productos de escaso valor terapéutico. Pero no es igual que quitar el ginko biloba, que no hace nada, pero es barato y se usa muchísimo en Alzheimer y similares que los laxantes y los antidiarreicos, que son eficaces Otra cosa es que se quiera sacarlos de la financiación”, abunda.

La industria farmacéutica aún no se ha pronunciado sobre la lista de la que hoy ha informado El PAÍS. Aguardan un pronunciamiento oficial. Sin embargo, la patronal de los laboratorios, Farmaindustria, siempre se ha mostrado partidaria de excluir de la financiación los medicamentos para síntomas leves, como el paracetamol o la aspirina –que no aparecen en la propuesta de Mato--. Hace unos días su presidente, Jordi Ramentol, declaró que esperaba que esa desfinanciación se llevase a cabo “lo antes posible”.

Llamazares sostiene que ese apoyo de la medida de la industria farmacéutica –que en otros medicamentazos no estuvo de acuerdo—se debe precisamente a ese efecto deslizamiento. “Se conducirá al ciudadano a fármacos más modernos y caros, lo que no quiere decir que sean más eficaces; con lo que seguirán obteniendo beneficio”, dice.

Un argumento con el que está de acuerdo José Martínez Olmos, portavoz de Sanidad del PSOE, que ve la medida, además de injusta, ineficaz. “Va a afectar a pacientes que necesitan estos medicamentos y que se verán seriamente perjudicados. Además es probable que el impacto de ahorro que calculan no se produzca. Esta no es la vía de economizar”, argumenta.

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