domingo, 30 de septiembre de 2012

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Expertos apuestan por una ley que obligue a la vacunación del personal sanitario


Madrid (29-01/09/2012) - Ana Montero

Así lo han defendido en la Jornada "La vacunación del profesional sanitario: un compromiso con el paciente", organizada por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), en la que también se ha señalado que menos del 30 por ciento de los profesionales sanitarios se vacuna frente a la gripe cada año

Según los expertos reunidos en la Jornada "La vacunación del profesional sanitario: un compromiso con el paciente", organizada por la Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), en colaboración con Sanofi Pasteur MSD, el promedio anual de vacunación de los profesionales sanitarios está entre el 15 y el 25 por ciento, una cifra muy lejana al 75 por ciento que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda en grupos de riesgo, como es el caso del personal sanitario. "La vacunación es imprescindible por protección de uno mismo, de los compañeros y de los pacientes y además es una medida eficiente por su coste-efectividad y porque reduce la carga de enfermedades, el absentismo laboral y los costes indirectos", ha señalado Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, quien ha recordado que hoy la vacunación supone el 0,9 por ciento del gasto sanitario, "por lo tanto, algo estaremos haciendo mal", ha lamentado.
En este sentido, los expertos han evidenciado que, en Europa, sólo entre el 20 por ciento y el 30 por ciento de los profesionales sanitarios se vacuna frente a la gripe anualmente y, entre ellos, el 45 por ciento de los profesionales que se vacuna lo hace por un deseo de autoprotección y, en segundo lugar, el 15 por ciento, para proteger a los pacientes. Por el contrario, el 69 por ciento de los que no se inmunizan cree que la vacunación no es necesaria. Otras razones son proteger a los miembros de la familia, porque creen en la eficacia de la vacuna o porque consideran que recibir la vacuna es una responsabilidad profesional. Y es que, tal y como han apuntado los especialistas, la vacunación contra la gripe está indicada en los profesionales sanitarios porque este virus es el único agente infeccioso humano convencional capaz de provocar epidemias periódicas entre la población; porque el profesional es un vector claro de contagio; y porque los contagios afectan a población de riesgo potencialmente alto.
"El hecho de que los profesionales sanitarios no se vacunen responde a una percepción de falta de riesgo, a un desconocimiento de la capacidad de la infección, y a una desconfianza en el concepto vacunal", ha señalado Ángel Plans, presidente de la Sociedad Catalana de Seguridad y Medicina del Trabajo, quien ha asegurado que junto a la información, la concienciación y la incentivación de los profesionales, es necesaria una labor de promoción de la vacunación, porque, como ha reconocido, tal es el proceso de banalización de la gripe que un 75 por ciento de los profesionales acude a trabajar con síntomas.
"Los científicos sabemos que las vacunas son útiles, pero hay que concienciar al personal sanitario con campañas agresivas, donde se informe sobre los resultados y los índices de vacunación", ha sentenciado Plans. Sobre la obligatoriedad de la vacunación, el experto ha señalado que sí debería serlo en aquellos servicios que son de riesgo, como pueden ser los profesionales de Oncología, "la obligación debería magnificarse o disminuirse en función del tipo del paciente con el que se trate", ha puntualizado. Además, para el experto la vacunación de los profesionales "debería figurar en el contrato porque es un indicador de calidad". Al hilo, Plans ha evidenciado que entre las causas por las cuales los profesionales sanitarios no se vacunan están algunas tan dispares como el miedo a la punción o también el miedo a los efectos adversos.
En esta línea ha intervenido, José Soto, director gerente del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, para quien la organización hospitalaria debe aceptar el reto de ser un "agente de salud" y de "mejorar la salud de los pacientes". Así, bajo la premisa de que "como profesionales en nuestro ADN está el juramento hipocrático de no dañar", según palabras de Soto, el compromiso de la organización debe ser "aportar salud de verdad", con gestos como la vacunación del personal o el lavado de manos.

Obligatoriedad sujeta a proporcionalidad
En este contexto, algunos expertos han apostado por medidas informativas y formativas para aumentar la cobertura vacunal entre los profesionales sanitarios y, otros han ido más allá, como Federico de Montalvo, consejero del despacho especializado en derecho sanitario Asjusa Letramed y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Comillas, quien ha subrayado que la legislación actual "es demasiado ambigua y apela al principio de voluntariedad, obligando a la vacunación sólo en casos de brote o en situación de epidemia". En este sentido, como ha argumentado el experto, el resultado es una cobertura insuficiente en el colectivo sanitario lo que dificulta la aplicación del principio de protección de Salud Pública.
Concretamente, para Montalvo, la ley recientemente aprobada "se ha quedado corta en materia de vacunación", a lo que ha añadido que "es fundamental desarrollar una regulación más elaborada y concreta respecto a los supuestos de vacunación obligatoria para el personal sanitario". De este modo, la nueva norma, en opinión del letrado, debería permitir adelantarse a situaciones de riesgo para la Salud Pública. "Si el profesional sanitario no se vacuna coloca en riesgo evidente al paciente", ha insistido Montalvo, quien ha concluido que "el médico que se niega a vacunarse está tirando piedras sobre su propio tejado. Si él no muestra confianza en las vacunas no puede esperar que el ciudadano la tenga. Entonces, aumenta el riesgo de propagación y contagio de enfermedades".
Respecto a las opciones con las que contamos en España para llevar a cabo una modificación de la legislación en materia de vacunación, Federico de Montalvo ha explicado la cierta complejidad del proceso para llevarlo a acabo. "La vacunación se considera un acto de intromisión en la integridad del individuo, que está protegida por la Constitución, por lo que su regulación deberá estar contemplada en una ley orgánica", a lo que ha matizado que, además, "existen muchos tipos de vacunas y por tanto habría que concretar en qué casos y para qué enfermedades habría de ser obligatoria la vacunación del profesional sanitario". En este sentido, los supuestos en los que la vacunación es obligatoria vienen acotados en la Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de medidas especiales en materia de Salud Pública y la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de estados de alarma, excepción y sitio.
En otro orden de cosas, Montalvo se ha referido a que en el camino de hallar soluciones a la baja cobertura de vacunación entre el personal sanitario, está el reconocer al paciente su derecho a estar informado sobre el estado de vacunación de su médico y en función de ello, decidir si continua recibiendo su atención o prefiere cambiar de profesional. "Ésta es una propuesta del anteproyecto de ley, que fue excluida del texto legal definitivo", explica el experto, quien considera que esta medida podría resultar efectiva de cara a generar, en este caso en el médico, un sentimiento mayor de responsabilidad para con los pacientes. "Hoy no podemos obligar a los médicos a vacunarse, pero sí a que informen a sus pacientes", ha concluido.
Asimismo, aunque, según Montalvo, contamos con los mecanismos suficientes para hacer las modificaciones legales oportunas, también hay que mirar las actuaciones que se han llevado a cabo en países como Francia o algunos estados de Estados Unidos, "y, por el momento, aprender de las iniciativas que no han funcionado". A modo de ejemplo, el experto ha comentado que en Nueva York se ha recurrido a campañas de educación y formación para concienciar a los médicos de la importancia de vacunarse, y que sin embargo no han funcionado.
En definitiva, la propuesta del experto es promover un sistema jurídico que recogiera una cláusula general de vacunación obligatoria, con una serie de excepciones, médicas, religiosas o ideológicas, que atendiera al principio de proporcionalidad. Y, junto a ello, una política pública de información; mecanismos de incentivación, como permisos o ayudas; y mecanismos de reparación de daños.
De la misma opinión es Modoaldo Garrido, director gerente del Hospital Universitario Fundación Alcorcón y delegado territorial de SEDISA en Madrid, quien ha asegurado que "una de las mejores formas de proteger a los pacientes, sobre todo a los de alto riesgo, es que el profesional esté protegido y vacunado, por lo que creo que la obligatoriedad de la vacuna estaría justificada. Algunos organismos sanitarios, como el Consejo General de Colegios de Enfermería, ya han propuesto la obligatoriedad de esta medida". A pesar de ello, muchos de los expertos han apostado más por la convicción para que las decisiones sean duraderas en el tiempo.

Esfuerzo por mejorar las coberturas
Por otra parte, durante la jornada se ha presentado el documento "¿Qué falla en la vacunación del personal sanitario?" en el que se recogen un total de 16 recomendaciones para fomentar la vacunación en esta población. Entre otras, publicar las tasas de vacunación frente a la gripe alcanzadas por cada centro y servicio hospitalario, incluir la Vacunología en la formación de todos los profesionales sanitarios o entregar información al respecto en las guías de bienvenida de los profesionales al hospital. Además, los especialistas han coincidido en señalar que cuando se oferta la vacuna en el puesto de trabajo, aumenta la tasa de respuesta de los profesionales. Al respecto, Garrido ha apuntado que "se debería valorar la concesión de algún tipo de incentivo, por ejemplo al servicio o unidad que consiguiera mayor tasa de porcentajes de vacunación, o bien incluir esta como parte de la evaluación de los objetivos anuales".
En esta línea, ha intervenido Teresa del Campo, jefe del servicio de prevención de la Fundación Jiménez Díaz, quien ha señalado que "se está haciendo un esfuerzo por mejorar las coberturas vacunales de gripe", mediante estrategias de campañas de vacunación agresivas, donde se da más información actualizada y especializada; en las que hay un acercamiento de la vacuna, tanto físico como de tiempo, con horarios accesibles para los profesionales; donde se realizan entrevistas personales con el equipo de vacunación; enfocadas a grupos estratégicos de vacunación, como los MIR; y con registros electrónicos de vacunación del personal. "Las estrategias de campaña tienen distintos resultados según el tipo de centro sanitario", ha señalado la experta, para quien los programas de vacunación activa "son eficaces y deberían implantarse", de la mano de especialistas en Medicina y Enfermería del trabajo.
Por su parte, Pablo Aldaz, del grupo de prevención de enfermedades infecciosas PAPPS-semFYC, se ha referido a la cobertura de vacunación antigripal en el primer nivel asistencial, en Atención Primaria, asegurando que "los verdaderos gripólogos son los médicos de AP". "Los que más frecuentan las consultas de AP son los que más se vacunan", ha asegurado Aldaz, quien también ha señalado que los factores asociados a la vacunación en este nivel tienen que ver con la vacunación en la temporada previa y con el diagnóstico de gripe en AP, en la temporada anterior.
"El médico de AP es un factor fundamental en la decisión de vacunar. Un médico no convencido no recomendará la vacunación", ha recalcado el experto, del mismo modo que ha asegurado que cuando más temprano se vacune una persona, más alta será la fidelidad a la vacunación. En esta línea, ha argumentado también el delegado territorial de SEDISA para quien "la responsabilidad del gestor sanitario es muy importante en la vacunación del profesional: debe fomentar la vacunación y hacerle ver que el acto de vacunación es un ejercicio de autorresponsabilidad, ya que supone una protección del profesional que repercute en la protección indirecta del paciente". Además, ha apuntado que el porcentaje de vacunación del profesional sanitario debería ser un criterio de calidad asistencial, "la vacunación puede evitar infecciones en los pacientes atendidos, lo que supone una disminución de la morbilidad y una mejora en la calidad de la asistencia y, a su vez, de la eficiencia".
Por su parte, Aldaz también se ha referido a la opción de la obligación de la vacunación en los profesionales, sosteniendo que "aun nos da miedo hablar de obligatoriedad, pero un paso puede ser hacer firmar al profesional un papel donde se diga que sabe cuáles son los riesgos de no vacunarse, por el y por los demás, y esto al menos le hará pensar", ha concluido.
En otro orden de cosas, los expertos se han referido a la estrategia para la pandemia de la gripe llevada a cabo por las administraciones sanitarias y la conclusión ha sido que aunque las comunidades autónomas trabajaron a una misma voz, hubo un error en la gestión de la información, lo que produjo la desconfianza de la sociedad.

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