SIDA | Sudáfrica
El milagro de KwaZulu Natal
- Extender los antirretrovirales ha tenido un efecto en la esperanza de vida
- Estar rodeado de pacientes en tratamiento protege a los individuos sanos
KwaZulu Natal, una provincia situada al sudeste de Sudáfrica, aparece en todos los índices internacionales como uno de los rincones del planeta más castigados por el VIH. La combinación de pobreza y unas políticas erráticas por parte del anterior gobierno sudafricano permitieron que a principios del año 2000, un 29% de sus vecinos fuese portador del virus del sida, la misma causa que aparecía en la mitad de los certificados de defunción.
Sin embargo, un giro radical en la política de acceso a antirretrovirales a partir de 2004, ha permitido a los habitantes de KwaZulu Natal convertirse en protagonistas de un pequeño 'milagro' por obra y gracia de la colaboración internacional.
Según publican esta semana en las páginas de la revista 'Science' científicos del Centro Africano de Estudios de la Salud, en colaboración con colegas de Harvard (EEUU) y el University College de Londres (Reino Unido), la distribución de fármacos contra el VIH a gran escala en la población rural de esta provincia sudafricana entre 2004 y 2011 ha permitido que la esperanza de vida de la población haya crecido 11 años en este tiempo. "Una de los mayores incrementos en la historia de la salud pública", como resume el doctor Till Bärnighausen, uno de los firmantes de este trabajo histórico.
Entre 1990 y 2000, mientras el resto del mundo envejecía, la esperanza de vida de los adultos sudafricanos se redujo casi en nueve años. Estos años de vida robados por el VIH, afectaban a la masa laboral del país, con todas las consecuencias que eso tiene en forma de huérfanos, pérdidas económicas, mano de obra, masa crítica...
La distribución gratuita y a gran escala de antirretrovirales con la intención de llegar a todos los portadores del VIH, mano a mano entre los gobiernos locales y las organizaciones internacionales, parece haber dado un vuelco espectacular e inédito a aquellos años negros del VIH en Sudáfrica.
En estos últimos siete años, según la investigación, la esperanza de vida de las más de 100.000 personas que viven en las áreas rurales de KwaZulu Natal ha pasado de 49,2 años a 60,5. Y lo ha hecho, además, a un 'precio' que se puede considerar ventajoso: "expandir la terapia antirretroviral en África no sólo salva vidas, también ahorra dinero", vienen a decir los investigadores.
Concretamente, si el precio de la medicación tiene un precio de unos 500 a 900 dólares por persona y año (entre 380 y 680 euros), todas las vidas salvadas gracias a la medicación se han traducido en un beneficio para la región 26 veces superior. Además, aunque hasta ahora estaban ya demostrados los beneficios de los fármacos en los pacientes infectados, éste es el primer análisis que demuestra que esa 'protección' tiene impacto en toda la población.
La filosofía que subyace detrás de este fenómeno es un viejo conocido de los científicos: un portador del VIH en tratamiento tiene menos probabilidades de propagar el virus en sus relaciones sexuales; por lo que la terapia antirretroviral cumple una especie de papel 'social' que va más allá del propio paciente.
De hecho, un segundo estudio en la misma revista y en la misma región sudafricana, concluye que el riesgo de adquirir la infección entre sujetos sanos se reduce cuanto mayor es la tasa de tratamiento entre los seropositivos de su comunidad.
Después de seguir durante ocho años a 17.000 personas sin el VIH, Frank Tanser y su equipo concluyeron que sus posibilidades de enfermar eran un 38% menores si vivían en áreas con una alta cobertura antirretroviral. El Plan Estratégico Nacional del gobierno de Sudáfrica para los próximos tres años pretende reducir un 50% las nuevas infecciones por VIH y alcanzar con la terapia al 80% de los pacientes; además, entre los objetivos está reducir la transmisión materno-fetal del VIH a sólo el 2%. Queda todavía camino por andar, pero las cifras indican que ahora sí Sudáfrica ha encontrado el buen camino.
Sin embargo, un giro radical en la política de acceso a antirretrovirales a partir de 2004, ha permitido a los habitantes de KwaZulu Natal convertirse en protagonistas de un pequeño 'milagro' por obra y gracia de la colaboración internacional.
Según publican esta semana en las páginas de la revista 'Science' científicos del Centro Africano de Estudios de la Salud, en colaboración con colegas de Harvard (EEUU) y el University College de Londres (Reino Unido), la distribución de fármacos contra el VIH a gran escala en la población rural de esta provincia sudafricana entre 2004 y 2011 ha permitido que la esperanza de vida de la población haya crecido 11 años en este tiempo. "Una de los mayores incrementos en la historia de la salud pública", como resume el doctor Till Bärnighausen, uno de los firmantes de este trabajo histórico.
Entre 1990 y 2000, mientras el resto del mundo envejecía, la esperanza de vida de los adultos sudafricanos se redujo casi en nueve años. Estos años de vida robados por el VIH, afectaban a la masa laboral del país, con todas las consecuencias que eso tiene en forma de huérfanos, pérdidas económicas, mano de obra, masa crítica...
La distribución gratuita y a gran escala de antirretrovirales con la intención de llegar a todos los portadores del VIH, mano a mano entre los gobiernos locales y las organizaciones internacionales, parece haber dado un vuelco espectacular e inédito a aquellos años negros del VIH en Sudáfrica.
En estos últimos siete años, según la investigación, la esperanza de vida de las más de 100.000 personas que viven en las áreas rurales de KwaZulu Natal ha pasado de 49,2 años a 60,5. Y lo ha hecho, además, a un 'precio' que se puede considerar ventajoso: "expandir la terapia antirretroviral en África no sólo salva vidas, también ahorra dinero", vienen a decir los investigadores.
Concretamente, si el precio de la medicación tiene un precio de unos 500 a 900 dólares por persona y año (entre 380 y 680 euros), todas las vidas salvadas gracias a la medicación se han traducido en un beneficio para la región 26 veces superior. Además, aunque hasta ahora estaban ya demostrados los beneficios de los fármacos en los pacientes infectados, éste es el primer análisis que demuestra que esa 'protección' tiene impacto en toda la población.
La filosofía que subyace detrás de este fenómeno es un viejo conocido de los científicos: un portador del VIH en tratamiento tiene menos probabilidades de propagar el virus en sus relaciones sexuales; por lo que la terapia antirretroviral cumple una especie de papel 'social' que va más allá del propio paciente.
De hecho, un segundo estudio en la misma revista y en la misma región sudafricana, concluye que el riesgo de adquirir la infección entre sujetos sanos se reduce cuanto mayor es la tasa de tratamiento entre los seropositivos de su comunidad.
Después de seguir durante ocho años a 17.000 personas sin el VIH, Frank Tanser y su equipo concluyeron que sus posibilidades de enfermar eran un 38% menores si vivían en áreas con una alta cobertura antirretroviral. El Plan Estratégico Nacional del gobierno de Sudáfrica para los próximos tres años pretende reducir un 50% las nuevas infecciones por VIH y alcanzar con la terapia al 80% de los pacientes; además, entre los objetivos está reducir la transmisión materno-fetal del VIH a sólo el 2%. Queda todavía camino por andar, pero las cifras indican que ahora sí Sudáfrica ha encontrado el buen camino.
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