lunes, 31 de octubre de 2016

Epónimos, un reflejo de la historia de la Medicina - DiarioMedico.com

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3.456 ESTÁN REGISTRADOS Y SÓLO 16 SON ESPAÑOLES

Epónimos, un reflejo de la historia de la Medicina

Epónimos en Cardiología, editado por CTO, revisa el desarrollo de la disciplina a través de nombres propios.
Isabel Gallardo Ponce | Madrid igallardo@diariomedico.com   |  31/10/2016 00:00
 
 

Pilar Rubio, Joaquín Poch, y Manuel Díaz-Rubio
Pilar Rubio, directora de CTO, Joaquín Poch, presidente de la RANM, y Manuel Díaz-Rubio, autor del libro. (DM)
La base de datos Whonamedit cuenta con 3.456 epónimos registrados, aunque se calcula que existen unos 10.000. Rendir homenaje a los personajes que dieron origen a 70 epónimos en Cardiología, ahondar en su biografía y comprender el desarrollo de la ciencia médica es, en parte, el objetivo del libro Epónimos en Cardiología, presentado en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), y germen de una reflexión sobre su uso, desuso y conveniencia en una Sesión Científica Extraordinaria.
"Los epónimos nos recuerdan que venimos de una Medicina eminentemente clínica en la que la observación fue uno de los recursos más importantes en su construcción como ciencia. Muchas de las descripciones de los epónimos son perfectas", ha explicado Manuel Díaz-Rubio, expresidente de la RANM y uno de los autores del manual.
El epónimo más antiguo de los recopilados por Díaz-Rubio y por José Luis Rodrigo, del Servicio de Cardiología del Clínico de Madrid, y coautor del libro, es el agujero de Botal, acuñado en 1561, y el último de 1991, el español síndrome de Brugada. Lo cierto es que la mayoría de los epónimos se consolidaron entre 1850 y 1950, y de los 16 de origen español sólo tres pertenecen a cardiólogos. El futuro de estos conceptos es incierto, según Rodrigo: "Probablemente permanecerán los más comunes y desaparecerán el resto; antes obedecían a la definición de un solo médico y ahora la creación de técnicas pertenece a un equipo".
En ello coincide Juan Tamargo, catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid: "Existen nuevas técnicas y dispositivos que no cuentan con epónimos a pesar de que sus descubridores han recibido el Nobel". Tamargo ha defendido el uso correcto de los epónimos y su enseñanza en Medicina. "Muchos desaparecerán sin necesidad de ninguna presión". Sin embargo, otros son rescatados por las nuevas técnicas, como es el caso del triángulo de Koch.
Clasificación 
Díaz-Rubio ha querido diferenciarlos en activos, como Parkinson o Alzheimer, "que parece más fácil que definirlo como enfermedad degenerativa cerebral primaria", y obsoletos, como la cirrosis de Hanot o el menisco de Carman. También habría una clasificación de no convenientes para los que cuentan con alternativas más cortas, como la enfermedad de Besnier-Boeck-Schauman, que podría sustituirse por sarcoidosis. Por último, estarían aquellos obtenidos por métodos reprobables o por facultativos cuya carrera esté salpicada por dilemas éticos, como sería el caso de la enfermedad o granulomatosis de Wegener, o el síndrome de Reiter, cuyas prácticas con humanos en la época nazi por su descubridor Hans Conrad Reiter empañan la artritis reactiva. Ocurriría igual con la Neisseria gonorrhoeae, descrita por Albert Neisser en 1989, quien inoculó la enfermedad en población sana.
A favor y en contra
María José Devesa, del Servicio de Digestivo del Clínico, fue la encargada de defender el uso continuo de los epónimos en contraposición a José Luis Álvarez-Sala, decano de la Facultad de Medicina de la Complutense. Devesa ha apuntado que, respecto a esos comportamientos reprobables, los epónimos permiten "poner énfasis en los aspectos bioéticos y llamar la atención de las futuras generaciones". Además, facilitan la comunicación entre médicos y permiten una economía del lenguaje que favorece el desarrollo de jergas profesionales, y evitan denominaciones que podrían herir sensibilidades, como el caso del síndrome de Down o de la enfermedad de Hansen. "¿Cómo y quién determinaría la aceptabilidad de un epónimo?", se preguntó.
Álvarez-Sala trató de poner el punto en contra apelando a la obsolescencia de algunos, como el infiltrado infraclavicular de Assman-Redeker o a la inscripción indebida del síndrome de Hamman-Rich, identificado en 1935 pero descrito cien años antes como cirrosis pulmonar por Corrigan. También habría que prestar atención a la sinonimia y a la polisemia y al encubrimiento total o parcial del hecho científico. "Es un fenómeno universal pero con limitaciones", ha concluido.
"Usar un epónimo y hacerlo correctamente no es tan sencillo como se piensa", explicó Fernando Navarro, colaborador de DM y eminente médico-filólogo. Por eso es importante prestar atención a la traducción de los nombres de científicos, a su pronunciación o a su transliteración. Por no olvidar los epónimos que se utilizan de distinta forma en según qué países. "En inglés se dice síndrome de Tourette y olvidan que es el síndrome de Gilles de la Tourette". Lo mismo ocurre con el bocio exoftálmico hipertiroideo que en Italia se denomina malatia di Flajani, en países de habla inglesa se llama Grave's Disease, en los de habla alemana Morbus Basedow, en Francia Maladie de Basedow Graves y en España, enfermedad de Graves Basedow.

ocho ejemplos con nombre propio de la historia de la cardiología

Síndrome de Brugada
Canalopatía que afecta a los canales del sodio con alteración en el gen SCN5A. Elevación del punto J en V1 y V3 del ECG, arritmias ventriculares malignas, síncopes recurrentes y riesgo de muerte súbita.
Enfermedad de Chagas
Tripanosomiasis americana. Enfermedad 
producida por el Trypanozoma cruzi. El médico brasileño Carlos Chagas comunicó en 1909 el descubrimiento del parásito, desconocido hasta la fecha.
Efecto Doppler
Cambios que se producen en la frecuencia de las ondas de la luz tomando como base la distancia entre su origen y el observador. Debe su origen al físico Christian Doppler, quien lo describió en 1842.
Tetralogía de Fallot
Cardiopatía congénita caracterizada por estenosis de la arteria pulmonar, comunicación interventricular, dextroposición de la aorta e hipertrofia ventricular derecha. Afecta a uno de cada 8.500 nacidos.
Monitor Holter
En 1949, Norman Jefferis Holter y Joseph A. Generelli presentaron un dispositivo que permitía transmitir telemétricamente un electroencefalograma y en 1950 lo realizaron con un electrocardiograma.
Líneas de Kerley
Líneas que aparecen en la radiografía de tórax a modo de infiltrado intersticial, debidas a engrosamiento de los tabiques interlobulillares, y que se encuentran en diversas situaciones clínicas.
Ruidos de Korotkoff
En 1905, Nikolái Sergeiévich Korotkoff descubrió que cuando una arteria estaba comprimida no se escuchaba ningún ruido, pero cuando se iba liberando, se oía un ruido característico.
Síndrome de Wolff-Parkinson-White
Síndrome de preexcitación debido a una vía accesoria en la transmisión de los impulsos desde la aurícula al ventrículo. Descrito en 11 pacientes por Louis Wolff, John Parkinson y Paul D. White.

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