miércoles, 1 de mayo de 2019

Observatorio de Salud UBA: Al gran pueblo argentino, ¡salud!: una radiografía sobre el estado del sistema sanitario en el país

Observatorio de Salud UBA: Al gran pueblo argentino, ¡salud!: una radiografía sobre el estado del sistema sanitario en el país



Al gran pueblo argentino, ¡salud!: una radiografía sobre el estado del sistema sanitario en el país

¿Qué debe hacer el Estado (y cada uno de nosotros) para que vivamos más y mejor? ¿Por qué una población saludable es esencial para el desarrollo económico del país? ¿Se puede superar la fragmentación actual del sistema sanitario en el que conviven una salud para ricos y otra para pobres? Este informe busca responder estas preguntas a través de la investigación periodística, pedidos de acceso a la información pública (Ley 27.275) y datos abiertos de entidades estatales.




Vivimos más años. La expectativa de vida creció en todo el mundo. Sin embargo, cómo vivimos esos años que hemos ganado y cómo podemos lograr que más personas lleguen a la vejez es un debate que se libra en cada país. Las condiciones socioeconómicas de cada nación determinan en gran parte cómo vive, cuándo y cómo muere su población. La Argentina tiene un sistema de salud público gratuito y universal. Sin embargo, es el sistema que usan quienes no pueden acceder a otro (obras sociales o prepagas). Por otro lado, la brecha entre jurisdicciones es alta: los habitantes de las provincias más ricas viven más y mejor que quienes viven en las provincias más pobres.

La salud es un derecho humano

Garantizar la salud es un “imperativo ético y moral” del Estado, dice Adolfo Rubinstein, secretario de Salud de la Nación.

La salud es el principal requisito para el desarrollo de una nación, dice el neurocientífico Facundo Manes.

Todas las fuentes consultadas coinciden en la importancia de asegurar la salud de los argentinos. Pero las estadísticas muestran que estamos lejos de ser uno de los países más saludables:
  • La Argentina ocupa el puesto 54 en el índice Bloomberg de países saludables, sobre un total de 168.
  • La Argentina es el país con más niños obesos de América Latina.
  • 1.800 mujeres mueren cada año por cáncer cervicouterino, una enfermedad prevenible.
  • Las enfermedades crónicas no transmisibles son la principal causa de muerte en la Argentina (75%), y muchas de ellas se pueden prevenir (algunos tipos de cáncer, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares).
  • La Argentina es el país de América Latina con mayor cantidad de nuevos casos de VIH por año.
  • El 17% de los argentinos no tiene acceso a agua segura y la mitad de la población no posee cloacas.
  • En la Argentina, 1 de cada 3 personas presenta un problema de salud mental a partir de los 20 años.
     
La salud de los argentinos hoy

En la Argentina, la expectativa de vida para una mujer es de 80,3 años, un aumento sustancial respecto a 1990, cuando era de 75,8. Por el lado de los hombres, uno nacido en 2016 tiene una esperanza de vida de 73 años, a diferencia de los 68,5 en el inicio de la década de los 90, según datos de 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A nivel global, Japón lidera el escalafón con 83,7 años de expectativa de vida (promedio hombres y mujeres). En el otro extremo, se encuentra la República Centroafricana con 50,2 años (promedio hombres y mujeres).

Fueron los avances de la medicina y las nuevas tecnologías los que permitieron extender la vida humana varios años. Las estadísticas sanitarias mundiales —y también las nacionales— remarcan el retroceso de las enfermedades infecciosas, el descenso de los partos prematuros y el éxito de las vacunas. Pero también señalan con mucha preocupación las amenazas y los problemas de salud que crecieron en forma exponencial: el consumo de drogas y alcohol, los malos hábitos alimentarios, el sedentarismo y las enfermedades no transmisibles, responsables de que mueran millones de personas por día en todo el planeta.

"Nuestro país, al igual que Chile y Uruguay han terminado un proceso de transición demográfica y epidemiológica, donde hoy las enfermedades crónicas representan el 75% de la carga de enfermedades totales. Tienen que ver con la muerte prematura y la discapacidad. Las principales causas de esto son las enfermedades crónicas, las cardiovasculares y el cáncer, que comparten los determinantes sociales más profundos sociales vinculados con el tabaquismo, la alimentación no saludable, el exceso de alcohol y el sedentarismo", explica Rubinstein.

Estos datos coinciden con la advertencia que lanzó la OMS en el 2017: "el mundo enfrenta una epidemia de enfermedades no transmisibles como el cáncer, la diabetes y males cardiovasculares, que requieren esfuerzos de prevención y control por parte de los Estados".



Por otra parte, las enfermedades infecciosas representan alrededor de un 10% de las enfermedades, aunque generan mucha preocupación cuando aparecen repentinamente, como ocurre con el dengue o con el hantavirus, que dejó este último verano un saldo de 12 muertos y 34 infectados en el país, confirmándose por primera vez que la cepa del virus Andes Sur era contagiosa de humano a humano.

Para el doctor Marcelo Melo, director del Hospital de Clínicas "José de San Martín" de la Ciudad de Buenos Aires, si se pudiera combatir la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y la contaminación del agua, se estarían evitando el 70% de las muertes prematuras que hoy tienen lugar.

"El Estado debería asegurarnos una buena alimentación para evitar la epidemia de obesidad que hoy existe. Pero hoy nos encontramos que los alimentos seguros y nutritivos son caros. Y los alimentos no nutritivos son baratos e hipercalóricos.



Rubinstein también apunta a la obesidad infantil: "El 40% de los chicos argentinos hoy tiene sobrepeso u obesidad. Se ha convertido en la mayor amenaza a la salud pública en nuestro país. Es tan grave que, declarada la agenda del futuro por Naciones Unidas, hoy somos el primer país de la región con mayor obesidad. Y la región es la primera en el mundo".

"Estamos muy mal”, reconoce Rubinstein y enumera las acciones que quiere impulsar desde su área: “Hemos puesto en la agenda esta lucha, que será abordada mediante una estrategia intersectorial e interministerial para el desarrollo de un plan de acción contra la obesidad infantil, con muchos componentes que van, desde la educación nutricional hasta políticas regulatoria para establecer, por ejemplo, el correcto etiquetado frontal [en alimentos]. También hay que poner el foco en los alimentos envasados, la promoción de la actividad física en los colegios y desarrollar un sistema alimentario sustentable, que abarque incluso la entrega de alimentos con un mayor nivel nutricional para la población".

Rubistein remarca que "la obesidad es hoy una enfermedad de pobres. Además, es un problema más general, porque también implica la pérdida de oportunidades en el ámbito escolar o laboral más adelante. Nuestro objetivo no es reducir la epidemia de obesidad, sino, detenerla".

Según la 4º Encuesta Nacional sobre Factores de Riesgo realizada en el 2018, 6 de cada 10 personas tienen exceso de peso (en una proporción de 36,2% de personas con sobrepeso y 25,4% con obesidad). Los datos confirman el avance de la epidemia, si se considera que la obesidad alcanza hoy a un cuarto de la población y aumentó desde el 2005 casi 11 puntos porcentuales.

Al presentar este nuevo estudio, el secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, precisó: "Los datos son alarmantes si se tiene en cuenta que la obesidad entre adultos por autorreporte creció de un 20,8% a un 25,4% en tan solo 5 años. El hecho de que el indicador de sobrepeso se haya mantenido estable sólo expresa que un número significativo de personas que tenían sobrepeso pasaron a la categoría de obesidad, y que una proporción de quienes tenían peso normal pasaron a la categoría sobrepeso",

Respecto al impacto del sedentarismo, la encuesta del 2018 relevó que hay más adultos con bajo nivel de actividad física (64,9 %) respecto al 2013 (54,7 %). El incremento de este indicador se vincula con el aumento de la obesidad.


Un sistema de salud fragmentado

En la Argentina, el derecho a la salud tiene rango constitucional, pero nuestro sistema sanitario es uno de los más fragmentados y segmentados de América Latina. Conviven el sector público, el sector privado (las prepagas) y las obras sociales.

Una de cada tres personas cuenta solo con el sistema de atención de salud público, que es brindado por centros sanitarios nacionales y provinciales. El sistema privado engloba a más de 100 empresas de medicina prepaga. Y finalmente, está la cobertura brindada por las obras sociales nacionales y provinciales que suman más de 300 y brindan atención sanitaria a los empleados registrados o en blanco.

Si bien el sistema de salud es universal, y los argentinos y extranjeros residentes pueden acceder en forma gratuita a los servicios ofrecidos por el sector público, persisten brechas importantes y asignaturas pendientes, especialmente en lo relativo a su calidad y a la disponibilidad de atención sanitaria de acuerdo a la región donde se habite. Así es como en la Ciudad de Buenos Aires hay 10,2 médicos y 7,3 camas por cada 1.000 habitantes, frente a 1,2 y 1,1 respectivamente en la provincia de Misiones.

"La Argentina adolece de lo que adolecen muchos países de la región que es el tener un sistema de salud fragmentado, en realidad, segmentado y con problemas de coordinación", explica Rubinstein. "Hoy tenemos dos sistemas de salud. Uno para aquellos que tienen trabajo formal, con un seguro de salud, y aquellos que no tienen trabajo formal o registrado y tienen la cobertura del sistema público. La realidad es que el 100% de los argentinos tienen cobertura por los establecimientos públicos. Además, dos terceras parte de ellos tienen cobertura por obra social o prepaga. Hay una tercera parte de la población que tiene cobertura solamente por la que le brinda el sistema público, que habitualmente se da en las provincias o municipios. Los centros de salud y hospitales pertenecen a las provincias, en su gran mayoría. Nación tiene hospitales públicos e institutos, pero de altísima complejidad y están en la Ciudad de Buenos Aires", precisa el secretario de Salud.

El informe completo


Con un gasto total en servicios de atención de la salud del 8,5% del PBI argentino (uno de los niveles más elevados de América Latina), la presencia del Estado nacional convive con la de los Estados provinciales y municipales que trazan un mapa irregular de salud: "Uno de los objetivos de la gestión que tiene el actual Gobierno es ampliar la cobertura efectiva en forma coordinada con las provincias para así ir cerrando esa brecha de inequidad que todavía existe. Eso se refleja en el gasto en salud muy variable, sino también impacta en las tasas de mortalidad infantil o las tasas de mortalidad por cáncer o enfermedad cardiovascular", dice Rubinstein.

Esta brecha entre jurisdicciones se evidencia en los resultados de una encuesta realizada en el 2018 por la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires y el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina. Según este relevamiento, el 41% de la población del conurbano bonaerense se atiende en el sector público, mientras que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 41% tiene medicina prepaga o plan privado, y solo el 14% se atiende en el sector público.  En ambos lugares, cerca del 36% de la población tiene obra social o mutual. 

La falta de equidad sanitaria se evidencia, por ejemplo, en la desigual distribución de las enfermedades que se desarrollan en la pobreza, como la tuberculosis o el mal de Chagas, que son mortales. La Secretaría de Salud calcula que en la Argentina más de un millón y medio de personas padecen Chagas, o sea, un 4% de la población. Y los afectados se concentran en el norte del país, en las casas levantadas sin reboque y con techos de paja o con corrales y gallineros cercanos donde vive la vinchuca, insecto transmisor del Mal de Chagas.

También se observan profundas desigualdades en relación con la tuberculosis: Salta, Jujuy y Formosa tienen tasas de 47,8, 47 y 39,2  por cada 100.000 habitantes, más del doble de la media nacional.

Las fuentes consultadas para esta investigación coinciden por mayoría en un  diagnóstico: hay una salud para ricos y una salud para pobres. Y esta situación nace muchos años atrás: con el nacimiento de las obras sociales a mediados del siglo XX y se potencia con las desrregulaciones de Carlos Menem (libre elección de obra social y nacimiento de las prepagas). Así se fue conformando un sistema de salud fragmentado. Y más atrás en el tiempo también había una brecha en los accesos a la salud: quien tenía el dinero se costeaba tratamiento y médicos particulares, así tuviera que vender bienes para poder hacerlo.

“La salud pública es una gran mentira. Ni el Estado ni el mercado han encontrado una solución”, dice el médico jujeño Jorge Gronda, creador de Umana, un sistema de salud a bajo costo que ya funciona en las provincias de Salta y Jujuy. “Umana sale 100 veces más barato que la competencia. Los médicos ganan 10 veces más que en la competencia”, explica.

“Mientras haya dos sistemas de salud, no hay sistema. Sueño con un único sistema de salud. Va a ser muy difícil cambiarlo, los negocios son la enfermedad y el miedo”, dice Gronda.

Leandro Cahn, director ejecutivo de Fundación Huésped, apunta en la misma dirección que Gronda: “El sistema de salud argentino necesita una reestructuración urgente. Está pensado más para la comodidad de los prestadores que para la comodidad de los pacientes. Se parece a un sistema darwiniano, donde sobrevive el más apto".

"En nuestro país, hay una anarquía en nuestro sistema de salud, ya que hay una salud para ricos y otra para pobres. Debemos reducir esta desigualdad, que es una inmoralidad", coincide el neurocientífico Facundo Manes, presidente de la Fundación INECO.

La versión original de esta investigación está disponible en www.investigacionesfopea.com/saludargentina. Este trabajo fue realizado por Víctor Ingrassia para el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos.

Fuente: La Voz

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