Nuria Monsó. Madrid | 28/09/2016 12:00
Las nuevas tecnologías de información son una valiosa herramienta en la formación continuada de los profesionales sanitarios y facilitan la difusión de la evidencia científica. En este contexto, es importante que el médico esté preparado para procesar toda esa información, que además puede estar contaminada por otros intereses no científicos. "
Es necesario fomentar este espíritu crítico en los residentes, ya que esto tendrá consecuencias directas en su práctica clínica", señala Javier Padilla, médico de Familia y uno de los colaboradores del blog Médico Crítico, que ha impartido este miércoles un taller sobre este tema en el
I Congreso Nacional Sefse-Areda, que se celebra hasta el viernes en Badajoz.
El taller tiene como objetivo presentar a los tutores MIR algunas herramientas y webs de referencia para introducir de forma sistemática este asunto en las actividades docentes del centro. Padilla cree que es una de las lagunas de la formación de posgrado actual: "Por lo general, el fomento de esa cultura de la evidencia se queda atascado en la lectura crítica de la bibliografía científica, en revisar los datos, pero se puede ir más allá: por ejemplo, planteándonos por qué el investigador realiza determinadas preguntas y cómo están formuladas", lo que puede introducir un sesgo.
En opinión de este médico de familia, una forma sistemática de inculcar ese espíritu crítico en los residentes establecer un journal club (un grupo de lectura de determinada revistas científica), en el que se fomente la reflexión periódica sobre sus contenidos y se cuestione hasta qué punto un artículo introduce evidencia relevante, si hay bibliografía que aporte datos en sentido contrario, etc. "Se promueve una actitud activa, en vez de esperar a que alguien relacionado con la industria o un boletín oficial de farmacología de la comunidad autónoma lo destaque", argumenta Padilla.
Además, considera que estas reflexiones "no deberían quedarse en el ámbito de la unidad docente o en la discusión dentro de una sesión clínica. Es muy sano que se difundan estos debates y se promueva el intercambio de ideas entre servicios y centros".
Otro componente, a su juicio, es que el MIR aprenda a deliberar sobre los diversos conflictos de intereses que uno puede tener a lo largo de su vida profesional: "No se limitan únicamente a los que pueden darse con la industria; también se pueden producirse con la propia Administración, de la que se pueden recibir pagos por productividad vinculados a la prescripción. También puede haber un conflicto cuando uno es un líder de opinión o tiene una posición pública desde la que puede determinar si determinado tema es o no relevante".
Padilla también apoya que se rechacen las visitas de agentes comerciales de la industria para promover determinados medicamentos: "Podían tener sentido en otros tiempos, cuando la información no era tan accesible, pero ya no es así", afirma.
Matiza que no hay que demonizar toda relación con las empresas del sector, pues, por ejemplo, "la colaboración en investigación puede ser perfectamente legítima", pero sí considera quedebería limitarse y, sobre todo, ser transparente: "Por ejemplo, si una farmacéutica se ofrece a pagarnos las inscripciones a un congreso científico, creo que lo fundamental es que tenga lugar una deliberación colectiva dentro de la unidad docente y el servicio sobre por qué existe esa relación y en qué nos puede influir".
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