jueves, 18 de julio de 2019

Observatorio de Salud UBA: Crearán el primer centro de América Latina para tratar cánceres complejos

Observatorio de Salud UBA: Crearán el primer centro de América Latina para tratar cánceres complejos



Crearán el primer centro de América Latina para tratar cánceres complejos

Funcionará en un predio de la UBA en Agronomía; la tecnología permitirá atacar los tumores de difícil acceso, como los de la base del cráneo, y los pediátricos.
Se estima que las obras terminarán el año próximo



El "búnker" para el equipo oncológico que antes de morir reclamó el excanciller Dante Caputo finalmente empezará a construirse en el predio del Instituto de Oncología Ángel Roffo, que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el barrio de Agronomía. Se trata del Centro Argentino de Radioterapia Protonterapia para el tratamiento de tumores que aparecen en zonas de difícil acceso, como la base del cráneo, o cánceres pediátricos poco frecuentes y complejos, además de investigación.

Como publicó LA NACION, el equipo de radioterapia por protones, en lugar de los fotones de la radioterapia convencional, que demanda instalaciones con medidas de seguridad especiales, se había adquirido a una empresa extranjera entre 2014 y 2015, pero recién se pagó el año pasado. La adquisición había sido un compromiso de compra en la que intervino el Ministerio de Planificación Federal, a cargo de Julio De Vido, con la empresa belga Ion Beam Applications (IBA). 

Ante el reclamo público de Caputo, en junio del año pasado, se pudo conocer que no habían existido evaluaciones técnicas ni consultas con el Instituto Nacional del Cáncer para determinar la conveniencia de la iniciativa. "Hay que poner 1500 millones de pesos para terminar esta obra que dice livianamente que ya está terminada", respondió Marcos Peña, jefe de Gabinete, luego de la entrevista al excanciller en Radio Mitre.

Según informó la UBA esta semana, el costo total del proyecto, que cubrirá la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), es de 1900 millones de pesos: $703 millones (37%) se destinarán a la construcción del centro que albergará el equipo, y los $1197 millones restantes, a adquirir equipamiento. Ambas instituciones dirigirán de manera conjunta el nuevo centro cuando esté finalizado.

La primera estructura ( gantry), que es el espacio físico donde los pacientes reciben la terapia, y su acelerador de partículas (ciclotrón), que es el que produce el haz de protones para irradiar el tejido donde está el tumor, llegarán en noviembre, según informaron desde la UBA.

"El nuevo centro incluirá un equipo de protonterapia compuesto por un ciclotrón y dos gantrys o salas de tratamiento, más una sala experimental para investigación, un acelerador lineal de uso clínico de última generación, un resonador magnético para diagnóstico, el primer equipo CyberKnife del país [para radiocirugía robótica de alta precisión]. El equipamiento permitirá el tratamiento por radioterapia y radiocirugía de tumores de cabeza, cuello y ojos, además de su aplicación en pediatría, por tratarse de un tipo de radioterapia con menos efectos secundarios no deseados", agregaron ante la consulta de LA NACION.

Alberto Barbieri, rector de la universidad nacional, destacó "el gran impacto nacional y regional" que tendrá la obra ubicada en el predio del Instituto Roffo para la salud pública. "En nuestros hospitales, estamos preparando médicos y especialistas para el futuro -indicó-. La UBA no solo tiene el instituto de cáncer más importante del país [por el Roffo], que es referente también en América Latina; ahora, con este centro de alta complejidad, tendrá un nuevo espacio de investigación y preparación de sus médicos donde incrementar las residencias físico-médicas para seguir fortaleciendo la práctica y la investigación en esta área tan sensible para la salud de nuestra población".

De acuerdo con el primer convenio firmado en mayo de 2015, quedó en manos de la CNEA la ejecución de la obra civil a través de Invap en una superficie de 3500 metros cuadrados, además de la construcción de un nuevo bioterio para mudar el que estaba en el sector donde funcionará el nuevo centro. Por una adenda ampliatoria firmada en marzo del año pasado, se amplió la obra original a unos 4000 metros cuadrados para poder instalar un segundo gantry, una sala experimental, un resonador magnético y un acelerador lineal.

Ahora, según prometen, el proyecto tendrá una primera etapa de construcción hasta diciembre, con una segunda fase durante todo el año próximo. "Se necesitarán aproximadamente seis meses más para la puesta a punto y funcionamiento, para comenzar a utilizarla en el segundo semestre de 2021", se precisó a través de un comunicado. Además, la superficie se amplió unos 3500 metros cuadrados con respecto al detalle del último convenio: el edificio, de varias plantas con tres áreas definidas (una de radioterapia convencional, una de protonterapia y otra de investigación) ocupará 7500 metros cuadrados en un predio de 9694 metros cuadrados frente al Instituto Roffo, que aportará los equipos profesionales.

"Esta tecnología de alto costo solo está disponible en 80 centros del mundo, distribuidos en su mayoría en los Estados Unidos y Canadá, Europa y Asia, y gracias a un convenio de partes entre la UBA, la CNEA e Invap estará disponible en nuestro país a partir de mediados de 2021 -precisó el Rectorado de la UBA-. En Europa, ya hay 21 centros en funcionamiento, 13 en construcción y 9 proyectos aprobados".

Este proyecto de creación del centro se presentará en el WArP 2019, una reunión sobre protonterapia que comienza hoy en la Facultad de Odontología de la UBA con la participación de especialistas extranjeros, como la oncóloga Anita Mahajan, de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, donde se usa la protonterapia para ciertos tumores cerebrales, melanoma ocular y cánceres de cabeza y cuello, pulmón, hígado, glándulas pituitarias y próstata. A diferencia de la radioterapia convencional, los haces de protones son más concentrados en los tumores, con una dosis mínima de radiación en los tejidos que los rodean y menos efectos adversos.

Fuente: La Nación

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