Se mantiene el deterioro de la tecnología sanitaria por obsolescencia. Esa es la conclusión de la última edición del Informe ‘Perfil tecnológico hospitalario y propuestas para la renovación de tecnologías sanitarias 2019’ elaborado por la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) con datos de diciembre de 2018 sobre el parque tecnológico sanitario español, tanto público como privado.
Para llegar a esta conclusión, se han analizado los datos de 13 familias tecnológicas sanitarias del conjunto de hospitales públicos y privados, incluyendo como novedad los sistemas digitales de inyección de contraste y la endoscopia flexible.
Ninguna de estas 13 familias cumple con el estándar ideal del 10 por ciento de parque tecnológico con más de 10 años, por el contrario, la mayoría supera el 20 por ciento, e incluso llega al 67 y 55 por ciento respectivamente en tecnologías tan sensibles como el soporte vital y la monitorización. Asimismo, en comparación con Europa, España se encuentra en penúltimo lugar en cuanto a la antigüedad de sus máquinas de tomografía computarizada (TC) y de resonancia magnética (RM).
Como se expone en este mismo informe, los motivos para renovar el parque tecnológico son diversos, pero tal y como resumía Carlos Sisternas, responsable del informe, en la mayoría de los casos se trata de reducir la toxicidad, poder implantar los procedimientos que están en las nuevas guías clínicas y que la tecnología obsoleta no permite realizar, tener procedimientos más rápidos y productivos para disminuir las listas de espera, ahorro energético y, sobre todo, un diagnóstico más preciso y temprano, que impacta en la expectativa de vida del paciente.
En esta misma línea, Ángel Gayete, vocal de la junta de FACME y responsable del grupo de tecnología, recordaba que “debe primar la seguridad de los pacientes y de los profesionales”. Sin embargo, reconocía que gran parte del problema no está solo en la falta de inversión en equipamiento nuevo, sino en la conservación del equipamiento antiguo. “En la práctica clínica real, aunque compres una máquina nueva, ante el aumento de la demanda, sigues utilizando la antigua para hacer frente a la presión asistencial”. El problema es que muchas veces este equipamiento no solo está obsoleto, sino también falto del necesario mantenimiento, lo que no hace sino agravar el problema.
Propuestas de soluciones urgentes
Más allá de la presentación de este informe a Comunidades Autónomas, al Ministerio de Sanidad y al Ministerio de Hacienda, Fenin lo que busca con el mismo es proponer soluciones. Para empezar, la búsqueda de un pacto para un Plan Estructural Específico que debería incluir un presupuesto finalista con una inversión de 1.600 millones de euros a cuatro años para poder renovar el parque tecnológico sanitario español.
“No solo vamos a presentar el estudio, sino que hemos enunciado y tenemos trabajadas las fórmulas de contratación que podrían ser implementados para poder paliar esta situación. Entendemos que no solamente es la presentación de unos datos, sino de un plan de acción desde hoy a medio plazo”, afirmaba Margarita Alfonsel, secretaria general Fenin.
Respecto a estas nuevas fórmulas de contratación, la mayoría de riesgo compartido, al igual que ocurre en la industria farmacéutica, David García, presidente de sector de Tecnología y Sistemas de Información Clínica de Fenin, insistía en que propuestas como la compra pública de innovación, la compra de ciclo de vida o la compra por resultados no suponen solo apostar por tecnologías más innovadoras, sino también por la mejora de los procesos.
“Ya no se busca un proveedor, sino un partner tecnológico, lo que supone que a veces deban asociarse varias empresas para poder ofrecer el servicio completo”. Además, estos modelos de compra suponen también la oportunidad de beneficiarse de fondos europeos, que muchas veces no se aprovechan lo suficiente. “En 2018, de los 300 millones de euros de fondos FEDER disponibles, solo se usaron 150 millones”, insistía García.
El problema de fondo no es que este tipo de contratos suponga una mayor complejidad a la industria, sino que faltan recursos técnicos para llevarlos a cabo por parte de los hospitales, ya que los centros no tienen tiempo para poder presentar los pliegos correspondientes, o bien ven limitados el techo de sus inversiones.