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Miles de millones de personas carecen de casa donde quedarse o agua con que lavarse
Pero ONU Hábitat, otras agencias de las Naciones Unidas y la organización internacional WaterAid subrayan la paradoja en dos de esas demandas y advertencias: la asombrosa cifra de 3000 millones de personas que carecen de agua para poder lavarse las manos y los más de 1800 millones que no tienen un hogar donde poder quedarse.
La letal covid-19 ha socavado la batalla de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la pobreza extrema y el hambre, y ha anulado su campaña de larga data a favor de «agua y saneamiento para todos» y otorgar viviendas o refugios estables a las personas sin hogar, dos metas fundamentales de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
«Las personas más pobres del mundo se enfrentan solos a la pandemia» y «sin la defensa más básica: agua limpia y una pastilla de jabón», una forma de prevenir la propagación de la enfermedad, dijo WaterAid, que tiene con sede central en Gran Bretaña.
Y lo que es peor, en más de 50 compromisos financieros recientes realizados por agencias donantes con países del Sur desarrollo, solo en seis de ellos hay alguna mención al tema de la higiene, se queja WaterAid, una organización internacional no gubernamental, enfocada en agua, saneamiento e higiene.
Mientras tanto, en términos de personas sin hogar, incluso las naciones ricas del mundo no se han salvado.
En 2018, dice Hábitat, la Federación Europea de Organizaciones Nacionales que trabajan con personas sin techo informó que la falta de vivienda con valores sociales se había disparado en todo el continente.
Y en Estados Unidos, 500 000 personas están actualmente sin hogar, 40 por ciento de las cuales no cuentan con un refugio donde poder dormir y guarecerse.
En Nueva York, una ciudad con medidas de confinamiento y cierre de actividades para contener la covid-19, las personas sin hogar se han apoderado de los vagones de metro vacíos mientras las estaciones del tren subterráneo se han transformado en refugios improvisados para los sin techo, pese a que las autoridades de la ciudad los devuelven cada día a las calles.
Kathryn Tobin, una de las coordinadoras de WaterAid, dijo a IPS que la pandemia amenaza con alejar la atención de la comunidad internacional sobre los ODS, especialmente por las crisis asistenciales internas en las naciones del Norte industrial que generan un sentimiento antiayuda.
Pero, a su juicio, lo que debería suceder es justamente lo contrario: la pandemia debería ser una llamada de atención al mundo de que nuestra trayectoria actual no solo es insostenible sino también destructiva, especialmente para aquellos que ya viven en la pobreza y la discriminación, agregó.
«La pandemia debería inspirar un punto de inflexión mundial, hacia un aumento masivo del gasto público en salud, agua y saneamiento, vivienda e infraestructura, tan necesarios para controlar al virus, pero también para la protección social, educación, salarios dignos y el resto de los ODS”, argumentó Tobin.
Pedro Conceição, director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dijo a IPS que un reciente estudio de esta agencia de la ONU reveló las disparidades significativas en la capacidad de 189 países y territorios para contener a la covid-19 y recuperarse de sus impactos.
Señaló que más de 40 por ciento de la población mundial no tiene protección social y más de 6500 millones de personas en todo el mundo, el 85 por ciento de la población mundial, aún no tienen acceso a Internet de banda ancha confiable, lo que limita su capacidad para trabajar y continuar su educación.
«Es importante garantizar que la respuesta a la pandemia tenga una lente de equidad. Los países, las comunidades y los grupos que ya estaban rezagados se verán particularmente afectados por las consecuencias de la covid-19», destacó el funcionario del PNUD.
Si se rezagan aún más, advirtió, las consecuencias podrían tener impactos a largo plazo en el avance del desarrollo humano y el logro de los ODS, que deben cumplirse en 2030.
Según el informe sobre la situación y las perspectivas económicas mundiales de la ONU, publicado el miércoles 13, la pandemia probablemente hará que aproximadamente 34,3 millones de personas caigan por debajo de la línea de pobreza extrema en 2020, con 56 por ciento de aumento en los países de África.
Otros 130 millones de personas pueden unirse a las filas de personas que viven en la pobreza extrema para 2030, dando un gran golpe a los esfuerzos mundiales para erradicar la pobreza extrema y el hambre.
La pandemia está perjudicando de manera desproporcionada a los empleos poco calificados y de bajos salarios, mientras afecta menos a los empleos altamente calificados, lo que ahondará aún más la desigualdad de ingresos dentro y entre países, señaló el informe.
En un artículo de opinión conjunto para IPS, Maimunah Mohd Sharif, director ejecutivo de ONU Hábitat, y Leilani Farha, ex relatora especial de la ONU sobre el derecho a una vivienda adecuada, exhortan a los gobiernos a adoptar medidas para proteger a los más vulnerables a la pandemia, procurando refugios a quienes los necesitan y asegurando que quienes lo tienen no se queden sin hogar.
Estas medidas cruciales incluyen detener todos los desalojos, posponer los procedimientos judiciales de desalojo, prohibir los cierres de servicios públicos y garantizar que los inquilinos y quienes están pagando una hipoteca no acumulen deudas insalvables durante la suspensión de actividades.
«Además, las viviendas desocupadas y las habitaciones de hotel deben asignarse a personas que no tienen hogar o huyen de la violencia doméstica. Se debe brindar atención médica básica a las personas que viven en la calle, independientemente del estado de ciudadanía y se deben establecer transferencias de efectivo para las personas con necesidades urgentes», indicaron en su artículo.
T: MF
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