"La medicina o es en equipo o no es" - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
MODESTO MARTÍNEZ PILLADO
"La medicina o es en equipo o no es"

Médico de Familia, ha dedicado su vida a innovar en la gestión sanitaria, aunque muchos aficionados le recordarán por haber participado en el ascenso a Primera del S. D. Compostela.


Rosalía Sierra - Jueves, 9 de Diciembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.


Modesto Martínez Pillado

Modesto Martínez Pillado comparte su afición al fútbol con su hijo.


¿De pequeño quería ser futbolista o médico?
-Médico, sin duda, y volvería a elegirlo.

Suele decirse que la carrera de Medicina es demasiado absorbente para compatibilizarla con aficiones que requieran mucho tiempo. Usted fue nada menos que futbolista profesional. ¿Cómo?
-Lo pasé muy mal en los primeros años de la carrera. La colaboración de los docentes era nula. "O estudios o jugar", me decían ante un partido de Copa del Rey, como si jugar fuera solo lúdico. Además, tenía que aprobar todo en junio porque las pretemporadas eran muy duras.
Si a eso le añadimos que las comunicaciones no eran como hoy, cada día de entrenamiento nos exigía no menos de 5 horas de ocupación. No fue fácil, pero la disciplina y el esfuerzo nos hicieron mejores personas.

¿Qué recuerda con más cariño de aquella época?
-En la isla de la Palma, cuando jugaba en el CD Mensajero, en Segunda B, los lunes tenía consulta postpartido. Algunos pacientes aprovechaban para comentarme cómo había jugado.
También en el Mensajero, con Pacuco Rosales, tenía que ir a entrenar a las seis de la mañana con el preparador físico para hacer el entrenamiento que hacían mis compañeros cuatro horas después. Era el único de la plantilla que trabajaba.
Y en el CD Lugo, ya en Segunda A, hacía guardias para no perder el contacto con la clínica. Y claro, algún paciente me reconocía.

¡Si hasta salió en cromos!
-Tuvo mucha gracia cuando les pedí a unos niños que me cambiaran mi cromo. Me tenían repetido, y cuando vieron que era yo mismo, su cara de sorpresa era única.
El cromo dio para mucho. Creo que logré que dos personas como Salvador Peiró y Beatriz González López-Valcárcel me dirigieran la tesis porque un doctor con cromo es irrepetible. Un cromo abre muchas puertas.

Tras dejar el fútbol como jugador empezó a entrenar.
-Quería saber más y me saqué el título de entrenador nacional. ¡Tiembla, Mourinho! Estuve en las divisiones de formación del Pontevedra y otros equipos. Disfruto entrenando, y cuando sale alguna jugada planificada, te sientes muy contento.

¿Qué es más difícil, entrenar a un equipo de adolescentes o promover un cambio organizativo en un Comité de Dirección?
-No hay duda, es mucho más complicado dirigir un equipo de adolescentes.
Toda mi experiencia no les valía a unos adolescentes que veían el fútbol como individualidades, no como un colectivo. Es complicado un equipo en estas edades, porque además de la tormenta hormonal, están los entornos familiares que también hay que gestionar. La gestión en estado puro, emociones, decisiones, resultados.

El fútbol es un deporte de equipo, mientras que la Medicina se ha considerado durante siglos un ejercicio completamente individual. ¿Qué tiene que aprender la una del otro?
-La Medicina es en equipo o no es. La mentalidad en silos hace daño al paciente. No pueden existir llaneros solitarios en el trato con los pacientes y sus familias. Igual que en el fútbol, dependes de otros. Y las mejores individualidades no hacen un buen equipo.


Dice que lo que le gustaba era la clínica, pero llegó a la gestión por casualidad. ¿Por qué?
-Es imposible ser buen gestor sin ser buen clínico. Es imprescindible escuchar, realizar preguntas adecuadas, descubrir más allá de lo que nos enseñan los datos. En realidad, la gestión sanitaria es lo que todos queremos en la clínica: casos complejos que obligan a tomar decisiones.


Durante su carrera se ha movido mucho. ¿Qué ha sido lo más satisfactorio?
-He tenido la suerte de estar en estupendos hospitales. Recuerdo con enorme cariño el Hospital del Bierzo, y fue una lástima que en el Nuestra Señora de Candelaria, en Tenerife, no pudiéramos completar el trabajo. En Son Dureta fue retador participar en el cambio hacia el nuevo hospital. Haber trabajado en varias autonomías me permite tener una visión enriquecedora de formas de hacer distintas.
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