jueves, 2 de diciembre de 2010

Ni un euro más hasta demostrar la eficiencia - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
EVALUACIÓN DE TECNOLOGÍAS SANITARIAS
Ni un euro más hasta demostrar la eficiencia
Sin duda, el problema de la evaluación sanitaria está en su aplicación real, y es de difícil resolución. Pero que algo sea complicado no obliga a la rendición. En un momento de grave crisis económica y preocupación por la sostenibilidad hay que luchar para que tenga más aplicación. La OMC ha dejado patente su intención de trabajar por ella, y para ello el modelo español deberá reforzarse siguiendo algunos ejemplos internacionales.



David Rodríguez Carenas - Jueves, 2 de Diciembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.




Laura Sampietro-Colom, Francisco Kovacs, Gerard Urrútia, del Centro Cochrane Iberoamericano, y Serafín Romero.


La evaluación de las tecnologías sanitarias en España ya ha cumplido los 20 años, pero parece que la mayoría de edad le ha dejado sin paga: "Pese a ser pioneros, la evaluación no tiene apoyo presupuestario", ha lamentado Laura Sampietro-Colom, presidenta de la Sociedad Internacional de Evaluación de Tecnología Sanitaria (HTAi, por sus siglas en inglés).

"La normativa dice que cualquier nueva tecnología debería evaluarse, pero aún entran muchas que demuestran aportar beneficios escasos", ha completado Sampietro-Colom con motivo de la jornada La adopción de las innovaciones sanitarias, organizada en Madrid por laFundación para Formación de la Organización Médica Colegial y la Fundación Kovacs.

Sin embargo, son muchas las razones que apuntan a que esta falta de evaluación es ilógica. Francisco Kovacs, presidente de la Fundación Kovacs, ha señalado algunas: "El aumento del gasto sanitario es mayor que el de la inflación y la gente cree que es porque la población vive más, pero sobre todo se debe a la tecnología médica. Gastar más en salud es aceptable si sirve para mejorar, pero no siempre ocurre así". Como ejemplo ha explicado que el gasto en dólares constantes en tecnologías para la espalda -su sector- en Estados Unidos ha crecido un 86 por ciento, y los resultados han empeorado.

"Con el modelo español se está haciendo un buen trabajo; no hay muchas agencias y un NICE español sería ineficiente", según Sampietro-Colom

Explicado el grueso del problema, nos quedamos en nuestro país, donde "las agencias de evaluación están realizando un buen trabajo pese sus pocos medios; la suma de los presupuestos de todas las agencias españolas no suma ni el 20 por ciento de lo que dispone el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE, por sus conocidas siglas en inglés)", ha apuntado la presidenta de la HTAi, que agrupa a 48 organizaciones de todo el mundo, entre las que figura el citado NICE, pero también sus equivalentes francés, canadiense o australiano. No obstante, España va cogiendo algunas cosas de otros países modélicos en este ámbito, como Canadá, del que ha extraído la creación de programas de evaluación en los hospitales: "Esta tarea, que ya se hace en hospitales como el Clínico de Barcelona o Valme, en Sevilla, es muy importante, porque son los gestores y los clínicos quienes deben tomar muchas decisiones".

El modelo español

Pero la imitación ha de ser coherente. Según Sampietro-Colom, la evaluación es un contexto dependiente del sistema sanitario, y el español es diferente a los demás: "Creo que con el modelo que hay en España -una agencia del Instituto de Salud Carlos III y varias autonómicas - se está haciendo un buen trabajo. Algunos dicen que son muchas, pero el NICE -elevado a la categoría de referente- contrata a siete universidades para hacer los documentos de evaluación, porque tienen una potente base universitaria. Un NICE español sería muy ineficiente (ver DM del 13-X-2010). El problema de España es que de 2006 a 2008 hubo esfuerzos para crear masa crítica en este campo y ahora se están devaluando. Lo que hay que hacer es potenciar lo que tenemos".

"Un 40 por ciento del presupuesto de una comunidad autónoma se malgasta", ha comentado Kovacs, "y en cuestión tecnológica puede ser por utilizar una aplicación intrínsecamente inútil, no adecuada o ineficaz en el campo concreto de uso". Alrededor del 30 por ciento del gasto sanitario global se pierde por el uso inapropiado de las tecnologías sanitarias. Pero también ocurre lo contrario: "Por el no uso de tecnologías demostradamente eficaces dejamos de ahorrar 130 millones de euros anuales". Por eso Kovacs ha afirmado que "probablemente la Sanidad no merezca un euro más hasta que no demuestre que emplea sus recursos con eficiencia".

Esta tarea exige una revisión sistemática de los comportamientos de los profesionales: "Las buenas intenciones no son suficientes; debemos dar resultados y que no se demuestre que algo es malo después de intervenir con ello a miles de pacientes", ha dicho Kovacs.

La combinación de política, economía y salud crea un complejo problema, pero Kovacs ve posibilidades de cambio: "El objetivo no es buscar a un pianista al que disparar. Tenemos que establecer una hoja de ruta".

LA OMC
"Nos comprometemos con la evaluación tecnológica por el tema de la sostenibilidad y como compromiso con los profesionales y con los pacientes", ha señalado Serafín Romero, secretario general de la Organización Médica Colegial (OMC)."Nos preocupa la fascinación tecnológica, y a veces la innovación puede ir unida a una superespecialización", ha dicho Romero.Como ejemplo de fascinación tecnológica, Laura Sampietro-Colom, presidenta de la HTAi, ha apuntado al robot quirúrgico Da Vinci: "En 60 años será importante; ahora aporta pocas ventajas frente a laparoscopia".
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