POLÍTICA CIENTÍFICA | Análisis
La ciencia en España: ¿misión imposible?
Garmendia y Luis de Guindos, en el traspaso de la cartera del Ministerio de Ciencia. | Efe
El cartel publicitario del último gran estreno de Hollywood resume de forma muy elocuente el sentir de muchos investigadores ante la noticia de que las palabras 'ciencia' o 'investigación' no aparezcan en el nombre de ningún ministerio. Cuatro personajes bien entrados en la treintena o cuarentena caminan con determinación hacia un destino que no se desvela. Sus rostros son sombríos. En grandes letras se lee: "Sin plan. Sin retorno. Sin salida. Misión Imposible. Protocolo fantasma". Se trata de una película de ciencia ficción.
La situación de la investigación en España también lo es. Ciencia ha sido incluida, pero sin nombrarla, en el nuevo Ministerio de Economía y Competitividad. Es surrealista que algo tan abstracto como "competitividad" haya sustituido a algo tan concreto como la investigación científica.
No cabe duda que el objetivo de todos es que el sistema de investigación en España sea competitivo pero, para alcanzarlo, el nuevo Gobierno ha elegido un rumbo muy diferente al de los países que están por encima de España en la mayoría de los rankings científicos y económicos. Países como Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Holanda y Suecia, con sistemas de investigación altamente competitivos y economías más sólidas, coinciden en gestionar ciencia y universidades de forma conjunta bajo ministerios especializados.
La ausencia de un ministerio especializado contrasta con el diagnóstico y solución propuesta en el prólogo de la nueva Ley de la Ciencia que identifica a la I+D como el motor del tan necesitado cambio en el modelo productivo. Con esta selección de ministerios, el Gobierno demuestra haber hecho un análisis erróneo de cómo la investigación científica puede ayudar a cambiar el modelo productivo. Pero la realidad es que no hay atajos; no se puede prescindir de la investigación básica; no hay ciencia aplicada sino aplicación de la ciencia.
Es también ciencia ficción pretender que el sistema de investigación en España mejore en competitividad cuando ya se ha anunciado que va a haber una tasa de reposición cero para la oferta de empleo público. De ser aplicada esta medida en el sector de la investigación, ni el sistema atraerá a investigadores de élite de otros países, ni conservará a los investigadores altamente cualificados que ya están en España, con el agravante de que en estos últimos el Estado ya ha hecho una gran inversión (por ejemplo, a través del programa Ramón y Cajal).
Optimismo ficticio
Ficticio es también el engañoso optimismo oficial que resalta que el CSIC está entre las diez instituciones del mundo con mayor productividad científica, lo que contrasta frontalmente con el trato que se le ha dado a esta institución, que en los últimos dos años ha visto recortado en un 30% su presupuesto y este año recibió un 17% de las plazas que consideraba mínimas para no venirse abajo. Y ficticia fue también la reconversión del CSIC en Agencia.Es urgente que el nuevo ministerio complete esta conversión y le permita al CSIC firmar el contrato de gestión. La creación de la nueva Agencia de Investigación también podría quedarse en ciencia ficción si los próximos Presupuestos Generales del Estado no tienen en cuenta que esta agencia (que operará como una agencia de financiación) tiene que contar con un presupuesto suficiente y sostenido en el tiempo.
La Ley de la Ciencia, aprobada con el pleno apoyo del partido responsable del nuevo Gobierno, que garantiza la estabilización de investigadores altamente cualificados y la creación de la Agencia de Investigación, corre el riesgo de convertirse en el "protocolo fantasma" del cartel de la película si el nuevo ministerio no toma medidas urgentes.
Entre esas medidas tiene que estar la reactivación inmediata de todas las convocatorias que ahora están paralizadas (por ejemplo las de Proyectos del Plan Nacional). Esperamos sinceramente que el nuevo ministerio de los pasos adecuados para que la investigación en España y el tan deseado cambio del modelos productivo no sea una "misión imposible".
Amaya Moro-Martín es portavoz de la plataforma Investigación Digna e investigadora del Centro de Astrobiología en Madrid.
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