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Lo mejor del año

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J.L. Serna | J. Beneytez | Madrid

Actualizado jueves 29/12/2011 09:43 horas

Si hubiera que elegir cuál ha sido la mejor noticia de salud que nos ha deparado este 2011 a punto de acabar, esa sería el éxito de la modificación de la vigente Ley antitabaco. Han sido 12 meses muy duros para el sector sanitario español. Con deudas astronómicas, recortes de sueldos, tijeretazos farmacéuticos profundos y la sombra de la insostenibilidad de la joya de la corona, da la sensación de que este año sólo ha habido malas noticias.

Pero que 600.000 españoles hayan dejado de fumar, se hayan vendido 500 millones menos de cajetillas y el humo del tabaco no apeste los locales y contamine a los trabajadores de hostelería es todo un notición: Bueno.

Con la ciencia en la mano, no existe mejor actuación médica que el que un adicto a la nicotina abandone para siempre su hábito. Y queremos poner énfasis en la palabra ninguna. Ni tratar el colesterol, ni la hipertensión, ni los chequeos preventivos, nada es comparable a la drástica caída del riesgo de enfermar gravemente que conlleva dejar el cigarrillo. Un hecho, además, que tiene un coste-beneficio excepcional, metiendo en ese coste incluso la factura de los tratamientos que ayudan a dejar de fumar.

Por otra parte, el humo del tabaco en el ambiente es un carcinógeno de primera magnitud. Peligroso para todos pero, especialmente, para los trabajadores del sector de hostelería, para los niños y las embarazadas. Incompatible con cualquier salud publica de un país moderno.

Por eso, 2011 será sanitariamente recordado como el año en el que España se puso en los primeros puestos de los países que protegen a sus ciudadanos del tabaco. Quizá lo único que habrá que agradecer en estos últimos siete años de gestión socialista en Sanidad. Porque de cualquier otra cosa, poco se puede decir. Por eso, las sospechas de que el nuevo gobierno del PP pudiera edulcorar la Ley Antitabaco no tenían fundamento. Y lo dijimos hace varias semanas. Lo hemos sabido ayer. La Ley no cambiará. La salud lo primero, y como económicamente la medida solo ha perjudicado a los que fabrican cigarrillos, tampoco pasa nada. Recordemos que no existe ahora mismo mayor arma de destrucción masiva que el tabaco.

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