Los oncólogos alertan de peores resultados en las terapias por los recortes
El ahorro en el gasto sanitario reduce la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes
Los cánceres con mayor limitación a tratamientos innovadores son los de pulmón, mama y riñón
Los recortes reducirán la eficiencia de la asistencia a los pacientes oncológicos y su supervivencia. Esta es la principal conclusión de La encuesta: Impacto de la crisis económica en la aplicación de terapias oncológicas innovadoras elaborada por el Instituto de Estudios Médicos Científicos (INESME) y presentada hoy en Madrid. Además, los oncólogos encuestados “intuyen que esta situación se prolongará de dos a cuatro años”, sostuvo el profesor Jesús Honorato, presidente de Inesme.
Los 60 profesionales operativos en servicios hospitalarios de oncología que han participado en el estudio han determinado que los canceres con mayor limitación a este tipo de tratamientos innovadores son tres: el cáncer de pulmón, de mama y riñón. “Que son a su vez los más numerosos entre la población española”, añadió Honorato. El grupo de edad más afectado por estas reducciones son las personas mayores (representan el 78% de los casos) y aquellos que necesitan tratamiento en enfermedad avanzada (el 93%), explica Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).
La principal causa de este fenómeno son las cada vez más estrictas exigencias administrativas para conseguir la aprobación de tratamientos que se aplican a los centros. “En primer término es el Ministerio de Sanidad quien decide; y después las comunidades. De esta forma se pone en riesgo un nuevo tratamiento: haciendo que en vez de pasar por una sola evaluación deba ser reevaluado y que, en ocasiones, nunca llegue a los pacientes”, mantiene Barragán.
Las áreas más afectadas por esta situación son todas aquellas que tienen que ver con la medicina personalizada, con tratamientos dirigidos a dianas específicas, tales como el diagnóstico precoz con biomarcadores.
Todas estas limitaciones producirán no solo “un evidente ahorro en el gasto sanitario global” —Barragán recordó que el gasto farmacéutico oncológico representa el 2%—, si no además “una disminución en la eficiencia de las terapias y en la calidad de vida de los afectados”, señaló Honorato. “Aunque las decisiones sobre la adquisición de tratamientos se toman en los servicios de oncología, muchas veces intervienen otras instancias como las comisiones de farmacia o la gerencia del hospital. Esto supone que la función del oncólogo en la decisión terapéutica ha disminuido”.
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