lunes, 17 de diciembre de 2012

Más interés por las tropicales si afectan al mundo occidental - DiarioMedico.com

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diferencias en la literatura científica

Más interés por las tropicales si afectan al mundo occidental

Facultativos de la CUN dirigen al New England una carta al director para abordar las diferencias en la literatura científica de las patologías desatendidas.
Isabel Gallardo Ponce | 17/12/2012 00:00

José Luis del Pozo y Carlos Chaccour, de la CUN.
José Luis del Pozo y Carlos Chaccour, de la CUN. ()
 
Los casos de patologías tropicales que aparecen y se tratan en países occidentales obtienen más publicaciones en revistas científicas de impacto que los miles de casos que ocurren de forma rutinaria en los países en desarrollo.

Ésta es la denuncia que José Luis del Pozo, del Área de Enfermedades Infecciosas, y Carlos Chaccour, médico residente de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), y miembro de la Fundación Wonken, de Venezuela, han hecho en una carta al director en New England Journal of Medicine, a propósito de la publicación en la revista del caso de un varón de 59 años con estrongiloidiasis diseminada con afectación pulmonar, del Hospital General de Massachusets. Según los españoles, la patología origina problemas en los países en vías en desarrollo, y para ilustrarlo muestran el caso de una niña a la que Chaccour trató en Venezuela (ver apoyo) en 2006.

"La búsqueda en PubMed de la literatura médica halla 143 casos que contienen strongyloid -limitadas a las categorías de título/abstract, humanos y últimos cinco años-, de los que la mayoría se produjeron en países industrializados o con un nivel de renta medio. Al comparar esta cifra con la prevalencia mundial, citada entre 30 y 100 millones de casos, se observa que por cada caso notificado se producen entre 200.000 y 700.000, y una gran parte en países en vías de desarrollo", afirman en su carta.

Según Chaccour, esto provoca una diferencia de cobertura en la literatura médica. "Las enfermedades tropicales se ven como algo atractivo para publicar porque son poco habituales, pero su realidad es que provocan la muerte de miles de niños en los países en vías de desarrollo". Además, denuncia que la publicación de casos aislados en países industrializadas, son en cierto punto, una explotación que demuestra el desequilibrio en la literatura médica debido a su atractivo académico.


Más investigación
"Queremos darles voz a enfermedades que no la tienen porque las sufren poblaciones pobres en África, América Latina o Asia. En Occidente no se producen más casos porque hay desarrollo, saneamiento, buen manejo del aguas residuales... Pero allí no. Hay un ciclo de base que mantiene las patologías que no se cortará hasta que se mejoren las infraestructuras y las condiciones".

Manish K. Gala, uno de los autores del estudio realizado en Massachusets, responde en la revista a los españoles y coincide en la urgencia de destinar recursos al desarrollo de directrices para mejorar los programas de prevención y detección precoz, además de "la mejora de los regímenes de tratamiento, y de nuevas pruebas diagnósticas y agentes farmacológicos".

Chaccour sostiene que hay que involucrar a las farmacéuticas en la investigación y búsqueda de nuevos tratamientos y abordajes de las patologías tropicales, aunque no sean tan rentables, y fomentar la solidaridad.


El caso infantil

Carlos Chaccour, residente en la CUN, trabajó tres años en el sur de Venezuela como responsable de un centro ambulatorio con cobertura para 6.000 personas de la comunidad indígena Pemon, una zona sin estructuras sanitarias, donde la desnutrición crónica, la anemia y la infestación por parásitos es el pan de cada día de la población infantil y el desarrollo brilla por su ausencia.

El caso que Chaccour presenta como contraposición en su carta al director del New England, es el de una niña ingresada por una infección de estrongiloidiasis, causada por el parásito strongyloides stercolaris, y que llegó al centro en malas condiciones con diarrea, tos productiva, con un peso de 4,7 Kg, fiebre y unas cifras de linfocitos de 11,100 por mm cúbico, y se detectó la larva del parásito a las 48 horas.

"Tuvimos suerte porque había en ese momento varios estudiantes y pudimos ocuparnos entre todos. Hubo que colocarle una sonda para la nutrición enteral" y se le trató con ivermectina, ceftriaxona. La niña se recuperó totalmente y ganó 1,5 kg en las siguientes cinco semanas.

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