martes, 27 de enero de 2009

AUTOGESTIÓN: un modelo para entender las crisis

Debate en torno a la autogestión
JANO.es
23 Enero 2009 · Alberto Vivar. Madrid

Cataluña cuenta con 12 EAP gestionados por Entidades de Base Asociativa (EBA) y Madrid planea crear hasta 50 nuevos equipos con el mismo modelo

Profesionales del EAP Sardenya (Barcelona), gestionado por una EBA.

Con más de 12 años de experiencia en comunidades como Cataluña, el modelo de gestión participativa de los profesionales sanitarios basado en las Entidades de Base Asociativa (EBA) fue objeto de debate en una reciente jornada conmemorativa de los 25años de la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria. El tema surgió a la luz de los cambios de modelo de gestión que se barajan para la atención primaria de los distintos servicios de salud autonómicos, y que fueron analizados en el transcurso de esta reunión.

Mayor flexibilidad
Las EBA son sociedades con entidad jurídica propia sujetas al derecho mercantil en cuanto al régimen de contratación de terceros. Con este tipo de organizaciones se persigue introducir mecanismos de gestión propios de entidades privadas con el fin de obtener mayor flexibilidad en la utilización de los recursos puestos a su disposición. En definitiva, estas entidades son propiedad de los profesionales, que son quienes tienen la responsabilidad, tanto asistencial como económica; los que deciden las inversiones necesarias y las nuevas contrataciones de personal, así como su propio sistema de incentivos.

Así lo recordó el médico de familia Albert Planes, ex presidente de la SEMFYC, quien manifestó que hasta ahora este modelo “ha dado indicios, y no lo contrario, de buena gestión, por lo menos en Cataluña, siendo una de sus principales ventajas el hecho de que los profesionales del equipo se elijan a sí mismos, de lo que depende en buena parte que las EBA funcionen mejor o peor”.

De empleados a socios
En efecto, estas entidades se constituyen total o mayoritariamente por profesionales sanitarios que crean una sociedad a partir de un mínimo de un 51% de capital social (las personas jurídicas que participen dentro del 49% restante han de tener como objeto social la gestión o la prestación de servicios sanitarios), es decir, parte del personal se incorpora al accionariado y pasan a ser socios –y profesionales del centro– en lugar de empleados del sistema público. Ninguno de estos socios profesionales puede tener una participación superior al 25%. Por su parte, la Administración sanitaria cede el centro de salud y el equipamiento, y asigna una población con un presupuesto.

Esta fórmula de gestión, sin embargo, no ha estado exenta de polémica al considerarse por muchos como poco más que un modelo de gestión privada de la primaria, disfrazado, eso sí, bajo una mal denominada “autogestión”, sin que se disponga hasta el momento de pruebas suficientes que demuestren que es más eficiente que el vigente desde hace 25 años. El debate se avivó, en este sentido, al alzarse voces reivindicando un sistema sanitario público como derecho de la ciudadanía: ¿Por qué nos están intentando introducir nuevas fórmulas de gestión? ¿De qué se habla: de autonomía de gestión o de “empresarización”?, fueron algunas de las cuestiones planteadas en el transcurso del debate.

Las EBA ofrecen a los profesionales una mayor autonomía, mejor salario, horario flexible, fomentan su implicación y satisfacción, pero también conllevan un mayor riesgo. La opinión al respecto del Dr. Planes es que “hay posibilidades de hacer autogestión sin necesidad de ser propietarios de… y sin necesidad de obtener beneficios directamente, sino a través de incentivos, aunque también tienen que asumir los riesgos económicos derivados de una posible desviación presupuestaria”. Y es que, como recordó, “el equipo que asume la gestión de un presupuesto destinado a unos fines tiene que asumir sus riesgos”.

Asumir riesgos
El presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, Dr. Domingo Orozco, recordó que “a muchos compañeros no les gusta el modelo de EBA, entre otras razones, porque no están dispuestos a asumir riesgos y prefieren quedarse con lo que tienen”.

Otro de los problemas añadidos, y de peso, que se apuntó durante este debate es el relativo al papel de los ciudadanos en cuanto al control sobre estos nuevos modelos de gestión en la AP y sus resultados. Tal vez, y en parte por ello, una de las conclusiones a las que se llegó es que la implantación de las EBA como alternativa al modelo de gestión actual se atisba, sobre todo, como utópica, resultando más factible a día de hoy, como señaló el Dr. Planes, “fórmulas intermedias más prácticas y cercanas para el sistema público, en las que se tengan en cuenta factores como la reducción de la burocracia y la gestión de las listas de espera, que en estos momentos resultan fundamentales para el médico de familia”.

Cataluña: 12 años de experiencia

En Cataluña son 12 los Equipos de Atención Primaria (EAP) –englobados en 8 EBA– adjudicatarios de un concurso público para proveer atención sanitaria al sistema público y que son gestionados por los mismos profesionales. En concreto, los 400 profesionales de la docena de EAP –el de Vic, en 1996, fue el primero– atienden hoy en día a más de 300.000 ciudadanos. Por su parte, la Comunidad de Madrid espera extender paulatinamente este modelo, en función de sus posibilidades presupuestarias, a hasta 50 EAP.

NOTA DEL BLOG: La autogestión ha demostrado ser un modelo eficaz en países ordenados y con políticas más o menos ciertas en salud. Demanda una interrelación profesional para lo cual los integrantes del equipo de salud deben ser formados y educados previamente. Cambia los criterios de abordaje. En países sin políticas sanitarias y por ende mucho menos asistenciales, este modelo fracasó en un 70% de los casos porque los estados entendieron que con ello cambiaban el problema de lugar y se lo sacaban de encima pateándolo hacia adelante (para los que vengan después). Los ejemplos son muchos, Argentina es uno de ellos. Desde mi punto de vista el modelo se ajusta a EUROPA y sus necesidades sanitarias. No aparece como apropiado en países con grandes territorios porque al no haber una correlación entre las políticas sanitarias centrales (que no las hay) y las periféricas (menos) los hospitales se convierten en islas libradas a su suerte donde los directores apenas tendrán los recursos suficientes como para pagar salarios (magros). Esto desmerece el objetivo esencial y por ende tergiversa la finalidad. No obstante ello, el modelo sigue siendo tal y ameritaría una revisión a fondo en países automarginados como el nuestro. La importancia de estos esquemas técnicos de estructura asistencial radica en que pueden adaptarse a la dinámica que imponen la sucesión de necesidades que desembocan en estados de crisis (de alguna índole). Salud implica Crisis y hay que estar ordenado para afrontarla. Sin embargo cuando la crisis antecede a la Salud, los sistemas caen en el CAOS... [nuestro caso].Cerasale. Enero 2009.

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