Beatriz González López-Valcárce Catedrática de Economía
“Es fácil para las empresas soslayar el control público”
Esta economista cree que el tipo de gestión sanitaria debe depender de la eficiencia social
Sostiene que no hay información que demuestre que el sector privado vaya a hacerlo mejor
Jaime Prats Valencia 28 DIC 2012 - 20:30 CET
Beatriz González López-Valcárcel es catedrática de Economía y codirectora del Máster Interuniversitario en Economía de la Salud y Gestión Sanitaria de las Universidades de Las Palmas y La Laguna.
Pregunta. ¿Qué opina del plan de privatización de la gestión sanitaria en Madrid?
Respuesta. Que la gestión sea privada o pública no debe ser una cuestión de ideología, sino de eficiencia social. No es una buena idea que la opción por la privada se haga precipitadamente, en una huida hacia delante por problemas de tesorería, que creo que es lo que sucede. Además, el sistema de información en España es muy opaco. Ni siquiera hay datos sobre las listas de espera por autonomías. No hay información suficiente que demuestre que la privada lo vaya a hacer mejor.
P. ¿Qué riesgos presenta esta iniciativa?
R. Que movidos por una necesidad de pagar las nóminas del mes que viene se firmen contratos muy a la baja de modo que no permita cubrir el coste real y dentro de unos años haya que rescatar a las empresas privadas. El déficit no se acumularía en las cuentas públicas, pero sí en las privadas, por lo que al final afloraría en dos años o más.
P. ¿La mejora de la sanidad pública pasa necesariamente por cederla a la privada?
R. Los centros públicos tienen problemas derivados de la falta de instrumentos de gestión. Quizás, la solución sea cambiar esas herramientas y conseguir que los gestores públicos tengan las mismas armas que los privados. Pero no es bueno trasladar la idea de que como la legislación del sistema público es muy restrictiva y hay poca capacidad de acción, hay que desprenderse de los centros y dejarlos en manos de empresas privadas, que tratan de maximizar beneficios.
P. ¿Esta búsqueda de lucro puede traducirse en una caída de la calidad asistencial?
R. Todo depende del nivel de control que pueda tener la autoridad pública sobre las empresas. El problema radica en si esta autoridad, con la información de la que dispone y los recursos que tiene, es capaz de controlarlas.
P. ¿Será capaz?
R. Conociendo cómo es este país, me da miedo. Parece relativamente fácil soslayar el control público actual.
P. ¿Qué sucede en otros países?
R. En Estados Unidos, un país tan liberal económicamente hablando, dos tercios de los hospitales son instituciones no lucrativas. Esto no es por casualidad, el sistema se dotó de mecanismos para que el ansia de lucro no afectara a la calidad médica.
P. ¿Cuál es el escenario de futuro en España?
R. El problema en España no es solo que el sector sanitario privado tenga mayoritariamente ánimo de lucro, sino que los dueños de estas empresas que antes eran profesionales del sector ahora son firmas de capital riesgo internacionales y globalizadas. No sabes en manos de quién estarán los hospitales privatizados en dos o tres años. Si van a ser comprados y vendidos, y por quién. Y el sector está en un momento de compraventa muy dinámico y evolucionando de forma brutal.
Pregunta. ¿Qué opina del plan de privatización de la gestión sanitaria en Madrid?
Respuesta. Que la gestión sea privada o pública no debe ser una cuestión de ideología, sino de eficiencia social. No es una buena idea que la opción por la privada se haga precipitadamente, en una huida hacia delante por problemas de tesorería, que creo que es lo que sucede. Además, el sistema de información en España es muy opaco. Ni siquiera hay datos sobre las listas de espera por autonomías. No hay información suficiente que demuestre que la privada lo vaya a hacer mejor.
P. ¿Qué riesgos presenta esta iniciativa?
R. Que movidos por una necesidad de pagar las nóminas del mes que viene se firmen contratos muy a la baja de modo que no permita cubrir el coste real y dentro de unos años haya que rescatar a las empresas privadas. El déficit no se acumularía en las cuentas públicas, pero sí en las privadas, por lo que al final afloraría en dos años o más.
P. ¿La mejora de la sanidad pública pasa necesariamente por cederla a la privada?
R. Los centros públicos tienen problemas derivados de la falta de instrumentos de gestión. Quizás, la solución sea cambiar esas herramientas y conseguir que los gestores públicos tengan las mismas armas que los privados. Pero no es bueno trasladar la idea de que como la legislación del sistema público es muy restrictiva y hay poca capacidad de acción, hay que desprenderse de los centros y dejarlos en manos de empresas privadas, que tratan de maximizar beneficios.
P. ¿Esta búsqueda de lucro puede traducirse en una caída de la calidad asistencial?
R. Todo depende del nivel de control que pueda tener la autoridad pública sobre las empresas. El problema radica en si esta autoridad, con la información de la que dispone y los recursos que tiene, es capaz de controlarlas.
P. ¿Será capaz?
R. Conociendo cómo es este país, me da miedo. Parece relativamente fácil soslayar el control público actual.
P. ¿Qué sucede en otros países?
R. En Estados Unidos, un país tan liberal económicamente hablando, dos tercios de los hospitales son instituciones no lucrativas. Esto no es por casualidad, el sistema se dotó de mecanismos para que el ansia de lucro no afectara a la calidad médica.
P. ¿Cuál es el escenario de futuro en España?
R. El problema en España no es solo que el sector sanitario privado tenga mayoritariamente ánimo de lucro, sino que los dueños de estas empresas que antes eran profesionales del sector ahora son firmas de capital riesgo internacionales y globalizadas. No sabes en manos de quién estarán los hospitales privatizados en dos o tres años. Si van a ser comprados y vendidos, y por quién. Y el sector está en un momento de compraventa muy dinámico y evolucionando de forma brutal.
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