Una de cada cinco universitarias de EE UU sufre agresiones sexuales
Un informe de la Casa Blanca alerta sobre la inseguridad en los campus y la inadecuada respuesta jurídica y policial
Obama crea un grupo de trabajo para abordar el problema
EVA SAIZ Washington 22 ENE 2014 - 20:29 CET
De los 22 millones de mujeres que han sido violadas o han padecido agresiones sexuales en Estados Unidos, una de cada cinco las sufrieron cuando estaban en la universidad, la mayoría (nueve de cada 10) conocía a su agresor y solo una media del 12% denunció los hechos a las autoridades. Estas son parte de las cifras de un informe sobre la violencia sexual en EE UU que este miércoles ha presentado el Consejo de Mujeres y Niñas de la Casa Blancay que alerta sobre la especial vulnerabilidad de las estudiantes universitarias, denuncia los prejuicios de los agentes a la hora de investigar este tipo de casos y propone cambios en las políticas de los campus y de la Administración para evitar la impunidad de los responsables. El presidente Barack Obama ha anunciado la creación de un grupo de trabajo para abordar este problema.
"Las cifras del informe son totalmente inaceptables, las agresiones sexuales son una afrenta para nosotros como sociedad, porque no sólo perjudica a las víctimas, también a atenta contra nuestras familias y nuestra comunidad", ha señalado el presidente durante la firma del memorando en el que instituye la creación de ese grupo de trabajo que deberá proponer recomendaciones para proteger a los estudiantes de los ataques sexuales. "Tenemos la capacidad de acabar con las violaciones, de apoyar a quienes las han padecido y de llevar a los responsables ante la justicia", ha asegurado.
El documento denuncia cómo la dinámica universitaria tiende a promover las agresiones sexuales en los campus. “Muchas de las víctimas han sufrido abusos sexuales mientras estaban bebidas, bajo la influencia de drogas o en estado de inconsciencia”, señala el informe. “Los agresores, en muchas ocasiones son los que proveen de alcohol o de drogas a sus víctimas. Los responsables que han bebido antes de perpetrar una agresión creen que es el alcohol el que potencia su impulso sexual y suelen tender a pensar que el hecho de que una mujer beba es indicativo de su interés sexual hacia él”.
El informe advierte de cómo muchos de los agresores sexuales universitarios son violadores en serie que han reconocido que han cometido o han tratado de cometer abusos y violaciones en más de una ocasión
El informe advierte de cómo muchos de los agresores sexuales universitarios son violadores en serie que han reconocido que han cometido o han tratado de cometer abusos y violaciones en más de una ocasión. "Un 63% de los responsables de este tipo de delito han confesado que han violado a una media de seis mujeres en su vida", señala el documento.
El estudio alerta de las consecuencias psicológicas y físicas que sufren las víctimas -”depresión, abuso del alcohol y de otras substancias que lastran su carrera universitaria o depresión y ansiedad que provocan que abandonen los estudios”- y es sumamente crítico con la respuesta policial y judicial ante las agresiones en los campus.
El informe llama la atención sobre los prejuicios de la policía a la hora de admitir a trámite las escasas denuncias que se presentan. “Creen que la mayoría de las demandas son falsas o que solo dicen la verdad las víctimas que presentan heridas físicas”, constata el texto. La recriminación se eleva al ámbito judicial donde, de acuerdo con el estudio, los jueces y fiscales “se muestran reacios a asumir casos de violaciones en la universidad”.
Los autores del informe, no obstante, realizan varias recomendaciones para atajar este problema, que incluyen una formación específica a los agentes de policía y los fiscales para poder prevenir y responder mejor ante las denuncias de agresiones sexuales en los campus; dotar de mecanismos a los centros universitarios para cumplir con sus obligaciones legales -el Departamento de Justicia considera como discriminación sexual “no informar a las autoridades de un caso de agresión sexual, incitar a las víctimas a no denunciarlo y no tomar medidas para impedir nuevos abusos”-y llevar un recuento de las agresiones sexuales; e implicar a las diferentes agencias federales en esta tarea.
En consonancia con esta última propuesta, el presidente ha invitado este miércoles a la Casa Blanca al secretario de Defensa, Chuck Hagel, al de Educación, Arne Duncan, al Fiscal General, Eric Holder, y a la de Salud y Servicios Sociales, Kathleen Sibelius, a la reunión que él va a mantener con los responsables de la elaboración del informe de cara a preparar una estrategia conjunta ante este problema.
El informe también insta a un cambio en la cultura con la que se abordan los casos de violaciones y, en este sentido, Obama, también ha sido muy claro. "Quiero que todos y cada uno de los jóvenes de este país sienta la presión de saber lo que se espera de ellos, de saber cómo deben tratar a las mujeres", ha advertido el presidente.
Este verano, varias campañas lideradas por víctimas llamaron la atención sobre la impunidad de las violaciones y agresiones sexuales en las universidades de EE UU y denunciaron la situaciones que se vivían en los centros universitarios de Swarthmore, Filadelfia, y Berkeley, California, por incumplir la ley federal al disuadir a las estudiantes de denunciar los ataques sufridos. En 2013, Yale acordó con el Departamento de Justicia pagar 165.000 dólares por no haber revelado el número de violaciones cometidas en su campus. El Gobierno federal está investigando a la universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, por su gestión de varios casos de agresiones sexuales y acoso verbal y físico.
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